lunes, 29 de julio de 2013



Puede que recuerden haber oído acerca de ello en las noticias, pero en julio del 2008 hubo un hilo de personas desaparecidas en el Distrito Universitario de Seattle. Veinte personas desaparecieron, todas ellas estudiantes de la Universidad de Washington. Sus cuerpos nunca fueron encontrados, y nunca se recuperó evidencia significante. Fueron presumidos muertos, principalmente por la angustia y el dolor de las personas que se preocupaban por ellos. Aparte de la gente desaparecida, sin embargo, no mucho del caso fue revelado al público jamás.

Y a eso es a lo que le vengo a poner remedio. La gente tiene el derecho de saber estas cosas.

Por ahora, el caso ha sido congelado, y todos los documentos relacionados están ahora en el archivo clasificado que los empleados del DPS llaman jovialmente “el congelador”.

Los investigadores han seguido muchas pistas, pero todas ellas los dirigen a caminos sin salida. Ellos juraron quijotescamente encontrar al criminal, o criminales, a la “justicia”, pero cuando todos sus intentos de mover el caso hacia adelante fallaron, ellos se echaron para atrás como gatitos asustados.

La pista más prometedora, sin embargo, había sido una que se reveló relativamente temprano en la vida del caso, alrededor del mes de septiembre del mismo año.

Resultó que todos los estudiantes abducidos poseían la misma computadora Apple; esto pudo haber sido una mera coincidencia, pero investigación complementaria por el equipo forense mostró que cada estudiante había usado un servidores proxy tiempo antes de su desaparición.

Para aquellos que no saben, un servidor proxy es un intermediaron web usado a menudo para mantener la actividad lo más anónima posible, disfrazando la dirección IP (que, de nuevo, para los que no saben, son esencialmente series únicas de números dadas a cada computadora conectada a Internet. Con conocimiento básico y un poco de habilidad, es posible encontrar la ubicación exacta de alguien usando su dirección IP. Los servidores proxy operan con direcciones IP separadas, usualmente con ubicaciones muy alejadas de sus usuarios.

Entonces, los estudiantes estaban usando direcciones IP alteradas. Pero, ¿por qué? ¿Estaban escondiéndose de alguien? Los servidores proxy son, después de todo, la mejor manera de esconderte en Internet.

Mientras el equipo forense continuaba recopilando información de los discos duros de los estudiantes abducidos, más y más similitudes fueron encontradas. Algunas de ellas ciertamente pudieron haber coincidencias, pero otras, definitivamente no lo eran.

Este es un segmento del reporte escrito por la computadora del equipo forense, detallando las similitudes entre las doce computadoras:

Todas las computadoras llevaban instaladas el navegador Google Chrome.
Todas las computadoras usaban iTunes, cada una con aproximadamente 50 GB de música.
Todas las computadoras usaban servidores proxy.
Todos los servidores proxy tenían direcciones IP en Islandia.
Todas las computadoras usaban proxies ubicados en Islandia. Lo cual era raro. Pero el reporte no terminaba ahí; continuaba:

Todas las computadoras tienen Microsoft Word instalado, aunque parece no haber ningún documento guardado en ninguna de las carpetas de ninguna de las computadoras.
Eso es normal. Mucha gente guarda sus documentos en carpetas en sus escritorios o en discos duros externos.

Los escritorios de todas las computadoras están completamente vacíos, a excepción de un documento que aparece en el centro de todo, titulado “LÍTA Á BAK”. El documento no tiene texto.
Ahí es donde empieza lo extraño. “Líta á bak” es islandés, que significa algo como “mira hacia atrás” o “ve detrás de ti”.

Parece que que documento en el escritorio es el único documento guardado en cualquier parte de todas las doce computadoras.
Una vez es una coincidencia. Dos también. Pero ¿doce veces? ¿El mismo documento guardado en el mismo lugar con el mismo nombre? Es imposible.

El reporte continuó por un tiempo luego de eso, pero con nada cercanamente significante.

Cuando los teclados fueron investigados para buscar huellas dactilares, ninguna de ellas coincidió; no hubo nada que las conectara aparte de los documentos.

Los especialistas forenses se asustaron con lo que consiguieron, pero ninguno de ellos reportó nada sospechoso o “paranormal”.

Los proxies es Islandia y los documentos con títulos en islandés llevaron a los investigadores a buscar otras conexiones entre Islandia y los estudiantes desaparecidos. Fuero hacia sus padres, probablemente esperando encontrar que todos los estudiantes tuvieron relaciones en Islandia, o algo; necesitaban resolver el caso. Pero, por supuesto, ninguno de ellos tenía lazos aparentes con el país: ni familiares, ni amigos, nada. Los investigadores habían preguntado a docenas de personas, pero nada que valiera la pena fue encontrado. Estaba empezando a parecer irremediable.

Y eso fue, hasta un año más tarde, en julio del 2009, cuando la Policía Nacional de Islandia en Reykjavík reportó una serie de personas desaparecidas, sin rastro alguno. Esto era lo que el DPS necesitaba. Contactaron rápidamente a la oficina en Reykjavík, y arregaron una reunión, esperando que los casos de alguna manera coincidieran. Los investigadores de Seattle volaron hacia Islandia.

Y la información que encontraron fue, simplemente, aterradora.

Doce personas en Islandia se perdieron, todas estudiantes de la Universidad de Islandia.

Tenían computadoras Apple.

Todas ellas usaban servidores proxy.

La IP de los proxies era de Seattle.

Todas tenían Microsoft Word instalado, pero solo un documento vacío salvado en sus escritorios vacíos.

¿Pueden adivinar el título?

“Líta á bak”.

Cuando ambos equipos de investigación compartieron su información, las cosas finalmente parecieron brillantes, para ambos casos. Este era obviamente el trabajo del mismo criminal; tenía que haber sido así. Ellos iban a capturar a quien sea o lo que sea que hubiera hecho esto: en el nombre de la justicia… aun cuando no había cuerpos para encontrar, y según todo lo que sabían, todos los estudiantes perdidos pudieron haber estado vivos y en paz.

La ráfaga de optimismo terminó unos días después, cuando el equipo forense de Islandia buscó huellas dactilares en las computadoras, solo para encontrar que ninguna de las huellas coincidía. Los agentes del DPS, aunque decepcionados, no estaban sorprendidos.

Una vez más, era imposible, como todo el resto.

No había sospechoso aún. No había nada de evidencia. Solo había un montón de notancoincidencias muy, muy tenebrosas. Veinticuatro de ellas, para ser exactos.

Nada más. Y ciertamente nada menos. Las pistas no dirigían a ningún lado.

La búsqueda por lo que ocurrió a los estudiantes empezó una investigación policías internacionales, pero no hubo ninguna otra prueba significante. Los casos, o solamente un caso único ahora, había quedado estancado. Luego de meses y meses y meses de pérdida de esperanzas, ambos, el DPS y la Policía Nacional de Islandia finalmente puso el caso como “sin resolver” en julio del 2012, y se olvidaron de él.

Frío. Congelado. Estancado. Infructuoso.

Se había terminado. Tantas cosas por la “justicia”.

Desde entonces, ambos departamentos policiales habían tratado de olvidar el caso. Se convirtió en una memoria triste, nadie quería pensar acerca de eso. Con toda razón.

Y eso es todo el caso, de verdad. Estoy escribiendo esto porque estoy bastante aburrido, e imaginé que era interesante hacérselo saber a ustedes. Tengo que irme a bañar ahora.

Sin embargo, antes de irme, solo quiero estar seguro de que entienden lo difícil que fue para mí lavarles el cerebro a los estudiantes haciéndolos leer mis historias. Los humanos son muy perceptivos cuando se refiere a ese tipo de cosas. Su carne lo valió, de todas maneras. Muy tierna y deliciosa.

Aunque todavía tengo un poquito de hambre.

Líta á bak.


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