domingo, 29 de julio de 2012



Durante la Primera Guerra Mundial se reportaron muchísimas apariciones fantasmagóricas de soldados muertos en combate, que eran vistos en el campo de batalla o en sus casas. El fantasma de Montrose, una base escocesa, fue presencia habitual durante el año 1916.
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), se reportaron muchos fenómenos extraños, y apariciones fantasmales. Muchos de los soldados muertos, fueron vistos en el campo de batalla por sus camaradas, o recibieron avisos de peligro de estos, o se los vio en sus propias casas.
Existe un caso notable que fue habitual durante el año 1916 en la base aérea de Montrose, el del teniente Desmond L. Arthur.

Arthur, el fantasma de Montrose:

el fantasma de montroseDurante 1916, la visión de el fantasma  de Montrose del teniente Desmond L. Arthur, era rutinaria en la base aérea de Montrose en Escocia, a tal grado, que fue la única historia de espectros, oficialmente reconocida por el gobierno británico.
El 27 de mayo de 1913, el teniente Arthur realizaba ejercicios sobre la base y su avión falló, precipitándose a tierra frente a cientos de testigos. Tres años más tarde, coincidiendo con el cierre del reporte oficial del accidente, el mayor Ciryl Foggin, alto oficial de la base, vio a Arthur caminando delante de él, con su uniforme, el casco de cuero y las gafas de piloto, con rumbo a los barracones. A partir de ese momento, la presencia de Arthur fue constante. Se lo veía por las noches, en los comedores, en los dormitorios, atravesando las puertas de los barracones, y en otros sitios de la base.
Se atribuía la aparición del el  fantasma de Montrose a que deseaba reivindicación por el informe oficial sobre su accidente, donde se lo culpaba. Un año más tarde, hubo una rectificación, tras determinarse que había existido una reparación defectuosa, que provocara la rotura de una de las alas en pleno vuelo. Tras la rectificación del informe oficial, dejó de hacerse presente.
El 27 de mayo de 1963, cincuenta años después de la muerte de Arthur, Sir Peter Massfield (ilustre figura de la aviación británica), vio en pleno vuelo, cómo se acercaba un bimotor de principios de siglo, con un pálido piloto, vestido acorde, y Massfield pensó que era un aficionado a los aviones antiguos. Para su sorpresa, el avión se desplomó. Massfield aterrizó en un campo de golf cercano para pedir ayuda. Cuando acudió al lugar junto con algunos golfistas, el avión accidentado y su piloto, habían desaparecido.

sábado, 28 de julio de 2012



Circula en Estados Unidos, a modo de leyenda, la siguiente historia:
Después de dar la misa, un sacerdote católico se encaminó hacia un apartamento ubicado en un viejo edificio del centro de la ciudad. Medianamente alto, con la pintura descascarada y las verjas de las ventanas carcomidas por el óxido. El edificio ubicado en un barrio marginal, muy conocido por ser hogar de traficantes, prostitutas y drogadictos, era todo lo opuesto a un lugar alegre y acogedor, sobre todo bajo un cielo gris como el que en aquel momento lo cubría.
Tras tocar repetidas veces el timbre, el sacerdote pudo escuchar la proximidad de unos pasos y entonces la puerta se abrió: era un joven desaliñado y ojeroso, con cabello abundante, sucio y desordenado. Su expresión no era precisamente afable: en ella se revelaba la actitud de quien está fastidiado y cansado de la vida, de quien guarda una añeja amargura y un desencanto generalizado hacia todas las cosas. Y el vicio, aquel joven parecía haber envejecido interiormente a causa de diversos vicios: alcohol, drogas, mujeres … Además tenía cara de haberse acabado de despertar por los sonidos del timbre y, pese a parecer asombrado por la visita del cura, no se veía de ningún modo complacido en tal visita…
—    ¿Qué quiere? —preguntó el joven con sequedad
—    Me han llamado para administrarle los últimos sacramentos a un moribundo.
—    Creo que le han tomado el pelo. Aquí sólo vivo yo
El padre dudó por un momento, bajó la cabeza de forma pensativa y preocupada y luego, justo cuando volvía a alzar la mirada para disculparse con el joven e irse, vio algo en el oscuro pasillo que lo asombró e instantáneamente le hizo convencerse de que no había ninguna broma de por medio y que simplemente el joven era un inconsciente sin deseos de ayudar.
—    No, joven, aquí no hay ninguna broma. Quizá usted no entiende la importancia del asunto o tiene cierta antipatía por la Iglesia y los sacerdotes. Igualmente, lo único que le pido es que tenga consideración hacia la mujer amorosa y cristiana que por la mañana me suplicó que viniese acá. Tengo que cumplir lo antes posible con mi misión. Con su permiso.
Tras decir eso, el sacerdote apartó al joven de forma suave pero firme y determinada. Una vez dentro, vio en la mesita del recibidor un retrato junto al cual yacía un ramo de flores secas y marchitas. En el retrato se veía a una mujer mayor con ropa negra de luto, un gran crucifijo en el cuello y un rostro cuya mirada y expresión delataban bondad pero también un profundo envejecimiento ocasionado mucho más por el sufrimiento que por el paso de los años: era la mujer que había solicitado la visita del sacerdote.
—    ¿Ve el retrato de la mesita? Esa es la mujer que me pidió venir.
—    P… ¡pero qué dice! ¡Eso es imposible! ¡Ella es mi madre y está muerta hace años!
Al joven lo sacudió un escalofrío. Gotas de frío sudor empañaban su frente y su brazo derecho temblaba ligeramente mientras sostenía el retrato de la mujer frente a su rostro nervioso y sufrido. Pero el sacerdote parecía tranquilo, inmutable, como si algo en la conversación que tuvo con la mujer del retrato le hubiese hecho intuir que aquella no era una conversación normal, que algo misterioso había allí. Sereno, miró al joven y le dijo:
—    Hijo, quizá esto sea una especie de aviso de que debes guiar tu vida al sendero de la rectitud, tu madre está velando por ti y sufriendo desde el cielo por tus faltas.
Al oír eso el joven puso cara de no entender; mas, pasado un momento, en sus ojos surgió un destello de comprensión súbita, angustia y temor. Él lo sabía, sabía que el cura no mentía y que su madre le había hablado. Pero su madre estaba muerta: él era quien habría de morir, y muy pronto… Su madre aún cuidaba de él y no quería que muriese con una lista tan larga de pecados sin perdonar. ¡Debía confesarse y recibir la comunión, debía arrepentirse para ser perdonado y no caer en la oscuridad eterna del Infierno!
Por un momento el joven lloró conmovido por el amor de su madre y el impacto que representaba saber que sí existía aquel mundo espiritual del que tanto había dudado y al que tanto había despreciado. No había pisado una iglesia desde niño, pero lo que estaba viviendo le convenció de que era tiempo de cambiar y reconciliarse con Dios aunque fuera en sus últimos momentos…
Tras varias horas dialogando con el sacerdote sobre su vida, su madre y como ella enfermó de tristeza cuando él se metió en las drogas. Un sufrimiento que la llevó a morir sola y repudiada por su único hijo que estaba más preocupado por lograr su dosis diaria que por atender a una pobre anciana que se desvivía por ayudarle. El chico profundamente arrepentido y desecho en lágrimas se confesó al párroco quien le absolvió de sus pecados y le dio la comunión. Al irse el cura, el joven regresó a su soledad con una mezcla de alegría por haber sido liberado y temor.
Falleció esa misma noche mientras dormía,  de forma repentina e inexplicable. Dicen que fue un paro cardíaco, pero es sabido que los médicos suelen diagnosticar eso cuando no saben a ciencia cierta qué pasó. En todo caso, lo importante es que el joven murió en paz y totalmente limpio de cualquier droga y pecado. En su velatorio, quienes lo conocían se sorprendieron porque el joven, mientras vivió, jamás mostró una sonrisa tan dulce y serena como la que, antes de partir, dejó grabada en su rostro.
NOTA: Esto es lo que se podría denominar una leyenda evangelizadora, realmente no podría catalogarse como “urbana” debido a que es probable que fuera inventada en algún foro cristiano o como parábola moderna del amor infinito de las madres, que incluso desde la otra vida son capaces de velar por sus hijos. En todo caso su difusión y transcendencia fue tal que incluso en un periódico estadounidense fue publicada como si fuera cierta.

martes, 24 de julio de 2012



 

Hello Kitty Murder es el nombre por el que se conoce el caso de tortura y asesinato más espeluznante que haya conocido Hong Kong en mucho tiempo.

En marzo de 1999, Fan-Man-yee, de 23 años, alternadora de un club nocturno de Hong Kong, fue secuestrada por tres miembros de la Tríada china y torturada durante un mes hasta morir, en un apartamento del distrito de Tsim Sha Tsui, en el área de Kowloon, Hong Kong.

El cadáver fue descuartizado, y la cabeza alojada dentro de una gran muñeca Hello Kitty, lo que dio nombre al caso.

La víctima


Fan Man-yee, apodada Ah Map, fue abandonada cuando era pequeña, y criada en un hogar para niñas del barrio de Ma Tau Wai, distrito de Kowloon, Hong Kong.
Llegada la adolescencia, su vida se desarrollaba entre algunos pequeños delitos, prostitución y consumo de drogas.

Muchos de sus clientes, y eventuales amantes, eran miembros de la Tríada. Así conoció a su ‘marido’, adicto como ella, en mayo de 1996, mientras se desempeñaba como bailarina en el club nocturno Empress Karaoke. Se fue a vivir con él y tuvieron un hijo. Los repetidos y escandalosos episodios de violencia, que despertaban a los vecinos, pusieron fin a la relación.
El caso


En 1997, Fan Man-yee trabajaba en el Romance Villa, un prostíbulo del área de Kowloon. Uno de sus asiduos clientes era Chan Man-lok, un exitoso, despiadado rufián, usurero, consumidor y vendedor de drogas, miembro de la Tríada. Entre noches de sexo y consumo desenfrenado de estimulantes, trabaron amistad. Todo hubiera ido bien, si Fan no hubiera tenido la nefasta ocurrencia de intentar quedarse con una billetera de Chan, con 4.000 dólares. Fue descubierta y tuvo que devolver dicha cantidad, además de 10.000 dólares adicionales, a modo de compensación. No considerándolo suficiente, Chan le exigió 16.000 dólares más, en concepto de “intereses”.
El 17 de marzo de 1999, Chan Man-lok, de 34 años, y sus dos compañeros de Tríada, Leung Shing-cho, de 27, y Leung Wai-lun (apodado ‘Gangster’), de 21, secuestraron a Fan Man-yee de su apartamento.

Chan Man-lok ocupaba un lujoso apartamento de siete habitaciones sobre la elegante Gransville Road, el paseo de compras más famoso de Kowloon. El plan era tener a Fan Man-yee allí encerrada, y explotarla hasta que hubiese producido el dinero que Chan consideraba que le debía.

Pero las cosas no salieron de acuerdo a lo planeado. Al igual que Fan, los tres mafiosos eran asiduos consumidores de ‘hielo’ (clorhidrato de metanfetamina), un psicoestimulante, pariente de la anfetamina, mucho más potente y sumamente adictivo.

Bajo los efectos de la poderosa droga, tener a la indefensa muchacha allí resultó irresistible.

Comenzaron a castigarla asiduamente por simple diversión, o cuando estaban aburridos y no había nada en la televisión.

Los torturadores obligaban a Fan Man-yee a sonreír o reír a carcajadas, simulando estar feliz, mientras la golpeaban salvajemente.

De vez en cuando una jovencita de 14 años, novia de Chan Man-lok, los visitaba y se sumaba a la diversión. Siendo menor de edad, para las actas del juicio recibiría en su momento el nombre de ‘Ah Fong’.

“Era como un juego”, declararía Ah Fong en la Corte. “Si ella no lo hacía, la golpeaban con más violencia. Le decían que se riera mientras la quemaban. Había una atmósfera de diversión.”

Los tres hombres encontraron en la propia cocina del apartamento todo lo necesario para sus torturas.

Sujetaban a Fan, prendían fuego a unas pajillas y dejaban gotear el plástico derretido sobre las plantas de sus pies, hasta que la piel se ampollaba y empezaba a supurar. Luego le derramaban aceite de guindilla sobre las heridas. Cuando se les terminaba la paciencia, le quemaban los pies directamente con fuego, y le golpeaban los pies lastimados con un palo.

En varias oportunidades, los tres hombres le orinaron en la cara y en la boca, y la obligaron a tragar la orina, castigándola a golpes cuando no conseguía hacerlo.

En una oportunidad, se divirtieron haciendo que la niña Ah Fong defecara dentro de una caja de zapatos, y obligaron a Fan a comerse las heces.

Conforme pasaban los días, aumentaba la brutalidad de las torturas infligidas por los tres hombres, bajo los efectos de grandes cantidades de clorhidrato de metanfetamina.

Algunas veces, cuando no había nada en la televisión, ataban a Fan con cables eléctricos, la colgaban de un gancho en el cielorraso y la golpeaban con barras de hierro. Más adelante, ni siquiera se tomaban el trabajo de descolgarla. Fan quedaba allí colgada toda la noche.

Hacia el final de sus días, Fan estaba tan enferma y maltrecha que alternaba momentos de consciencia con períodos de inconsciencia, mientras permanecía tirada en el piso o colgando del techo. Así solían dejarla, mientras los cuatro salían a jugar videojuegos de arcade en un local cercano.

Cuando en la Corte se le preguntó a Ah Fong por qué participaba de las torturas, ella explicó con esfuerzo que Fan le caía bien, pero ella “quería saber cómo se siente castigar a alguien.”

“Ella estaba destruida y divertirse torturándola ya no era tan divertido. Pero igual continuamos, no había otra cosa que hacer.”
El final


Hacia el final de su calvario, Fan Man-yee permaneció tirada en el piso del baño por dos días. Una mañana, Ah Fong se despertó, fue al baño y la encontró muerta. Había muerto durante la noche.
Los tres mafiosos discutieron qué hacer con el cadáver. Como no llegaron a ninguna decisión, la dejaron donde estaba y se fueron al local de videojuegos.

A la mañana siguiente, bajo los efectos de una fuerte dosis de ‘hielo’, tomaron una decisión.

Depositaron el cadáver en la bañera y lo cortaron en trozos. Chan tomó un serrucho y separó la cabeza. Sus dos compañeros de Tríada desnudaron el cuerpo, lo cortaron, envolvieron los trozos y los guardaron en el refrigerador.

Cuando Ah Fong se despertó, Chan sostenía una bolsa de plástico delante de sus ojos. “Son los intestinos de Fan. Llena la bolsa de agua caliente, hasta que deje de echar olor”, fue la sencilla explicación de Chan.

Mientras Leung Shing-cho cocinaba la cabeza, llamó a la niña: “Ven aquí, y échale una mirada”, le dijo. “No, me da miedo”, dijo ella. “Sólo haz de cuenta que estás viendo televisión”.

Más tarde Ah Fong declararía en la Corte: “Cuando miré en la olla y vi la calavera hirviendo, resultó verdad. Era como una que había visto en la televisión.”

Al mediodía pararon para almorzar. La cabeza se hervía en una de las hornallas, mientras los fideos se cocinaban en la otra. Usaron la misma cuchara para revolver ambas ollas.

Una vez la cabeza fue hervida hasta quedar reducida a una calavera, la cosieron dentro de la cabeza de una enorme muñeca Hello Kitty. Tiraron la mayor parte del cuerpo a la basura, y les dieron los brazos y las piernas a unos perros vagabundos.
La venganza de Fan Man-yee


Todo hubiera ido bien para los tres compañeros de Tríada, de no ser por las pesadillas que, tal vez por la impresión o el remordimiento, comenzaron a asolar a la jovencita Ah Fong. Fan Man-yee se le aparecía en sueños. Volvía a verla atada con alambres, colgando del techo.
Cuando ya no soportó más, acudió a la estación de policía de Tsim Sha Tsui, Hong Kong, y confesó todo. Contó a los asombrados oficiales que estaba siendo asediada por el fantasma de una mujer que ella había ayudado a torturar, matar y descuartizar. Pese al escepticismo inicial, los policías acudieron, guiados por la niña, hasta un lujoso apartamento sobre Gransville Road.

Sólo pudieron encontrar un diente, algunas visceras y, dentro de una enorme muñeca Hello Kitty, la calavera de la infortunada Fan Man-yee.
El fallo de la Corte


El asesinato se convirtió rápidamente en un suceso en los medios informativos de Hong Kong.
Al cabo de un juicio de seis semanas, el trío fue condenado por homicidio involuntario y privación ilegítima de la libertad por un jurado de la Corte de Primera Instancia. Ello se debió a la condición de adicta a estimulantes pesados de Fan Man-yee. Los exámenes forenses no pudieron determinar de forma fehaciente que la muerte se hubiese producido exclusivamente a raíz de los castigos recibidos. El ya de por sí minado organismo de Fan Man-yee pudo haber sucumbido en parte debido a su adicción.

La niña Ah Fong no fue imputada, debido a su colaboración durante el juicio.

El juez Peter Nguyen, que dictó la sentencia, estableció: “Nunca en Hong Kong en años recientes una Corte ha oído de tal grado de crueldad, depravación, insensibilidad, brutalidad, violencia y perversidad.”
Referencias culturales


La enorme repercusión que tuvo el caso en los medios de Hong Kong, motivó que se produjeran dos películas sobre el caso.
烹屍之喪盡天良 Peng shi zhi sang jin tian liang (aka: Human Pork Chop), 2001, dirigida por Benny Chan Chi Shun.

人頭豆腐湯 Ren tou dou fu shan (aka: There is a Secret in my Soup), 2001, dirigida por Yeung Chi Gin.

Un episodio de la serie de televisión Bones, titulado “The Girl in the Mask” trata sobre el hallazgo, dentro de una máscara, de la cabeza de una joven escort japonesa en Estados Unidos.

lunes, 23 de julio de 2012



 

Maite se disponía a pasar un agradable día de playa con su familia. Los niños, al detenerse el  coche en el parking que había a pocos metros del mar, salieron corriendo hacia la arena mientras ella y su marido bajaban del coche las bolsas de toallas, la pequeña nevera portátil donde llevaban las bebidas, la sombrilla y un par de bolsas mas con los juguetes de los pequeños.
Sin embargo la armonía y la felicidad pronto se vio truncada cuando Sara, la más pequeña de la familia, empezó a llorar como loca mientras se sujetaba uno de sus pequeños piececitos con las manos. Maite y su marido corrieron de inmediato a su rescate, probablemente se habría cortado con algún cristal enterrado en la arena. Pero por desgracia todo era mucho peor de lo esperado.
La pequeña Sara parecía tener algo clavado, un pequeño trozo de metal que Maite inmediatamente reconoció como una aguja, extrajo el fragmento que parecía haberse roto y buscó rápidamente entre la arena el otro trozo para evitar que alguien más se lo pudiese clavar. Su corazón dio un vuelco cuando tras remover un poco bajo sus pies encontró una jeringuilla con restos de sangre fresca que alguien había enterrado con la aguja apuntando hacia arriba. Estaba claro que algún desalmado la había situado de esa forma, como si se tratara de una trampa para animales, para que algún despistado la pisara.
Maite y su marido de inmediato decidieron llevar a la niña al hospital cercano para que le realizaran unas pruebas y comprobaran si la sangre que había en la jeringuilla estaba contaminada con algún tipo de droga. El médico de guardia trató de tranquilizar a los padres, explicándoles que era muy improbable que al pisar una jeringuilla la droga se pudiese haber inoculado en su torrente sanguíneo. Aún así y para que estuvieran más tranquilos realizarían una prueba de sangre tanto a la niña como con la muestra que había en la jeringuilla. Dentro de un par de días tendrían los resultados.
Salvo por un poco de dolor en la planta del pie, Sara se recuperó tan rápido que sus padres prácticamente habían olvidado el suceso y cuando dos días después recibieron una llamada del hospital  se quedaron sorprendidos. El médico les citó en su consulta, nos les dio más información al respecto por lo que quedaron muy preocupados.
El doctor les pidió que se sentasen y les confirmó que en la sangre de la jeringuilla había un agente nocivo, heroína, obviamente días después del incidente y sin haber sufrido la niña ningún percance, la droga no había causado ningún daño. Pero lo más alarmante es que la sangre estaba infectada con SIDA y la muestra que el matrimonio llevó era bastante fresca por lo que era posible que se hubiera producido un contagio.
 Pidió serenidad al matrimonio que había estallado en llanto y les dijo que las posibilidades de que Sara hubiese sido infectada eran muy bajas. Aún así por prevención debería realizarse un análisis de sangre pasados unos meses, para ver si tenía los anticuerpos en su sangre.
Maite al llegar a casa empezó a buscar información en internet al respecto y quedó asustada al ver la cantidad de casos de contagio y de personas que se habían pinchado “accidentalmente” con una jeringuilla infectada. Al parecer algunos drogadictos con el virus del SIDA dejaban las agujas en lugares estratégicos como las sillas del cine, buzones, máquinas de refrescos, en parques infantiles o como era el caso de su hija enterradas en la arena de la playa . Lo hacían con la intención de contagiar a la mayor cantidad de gente posible sabiéndose deshauciados y con pocos años de vida. Incluso se habían dado casos en los que aprovechando la aglomeración de un concierto o una fiesta pinchaban aleatoriamente a la gente mientras estaba distraída, ellos simplemente sentían una punzada y hasta meses o años después, cuando se hacían un análisis de sangre o enfermaban, no sabían que eran seropositivos.
Aún así las posibilidades de contagiarse eran realmente bajas y había estudios en hospitales de EEUU en los que se afirmaba que sólo 15 entre 1.000 personas que se habían cortado o pinchado con material quirúrgico contaminado habían contraído el virus. Maite se agarró como un clavo ardiendo a esa estadística para tranquilizarse y aguantar los tres meses que le había indicado el doctor que debían esperar para realizar la segunda prueba de sangre, hacerla antes podría indicar un falso negativo.
El tiempo transcurrió y Sara que acababa de cumplir los cuatro añitos se realizó un segundo análisis, los resultados no podían ser más devastadores, había sido contagiada y debería vivir los pocos años que le quedaran de vida medicándose para ralentizar lo máximo posible la enfermedad y que esta se agravase.

jueves, 19 de julio de 2012



La ciudad de Varginha está ubicada en el estado de Minas Gerais, en Brasil. La tarde del 20 de enero de 1996, a las 15.00hs, tres jóvenes retornaban de sus trabajos a sus hogares: Liliane y Valquiria da Silva, hermanas de 17 y 15 años respectivamente, y su amiga Kátia de Andrade, de 23 años. Al decidir cortar camino por un terreno baldío, se llevaron una enorme sorpresa, al toparse con un extraño en cuclillas junto a un muro, a unos 7m de distancia de ellas. No se trataba de un hombre, era una criatura de piel marrón oscuro y grasosa, grandes ojos rojos, una cabeza demasiado grande con tres protuberancias como cuernos, y venas saltonas en el cuerpo. Los brazos eran muy largos y los pies enormes. El extraño sólo dirigió su mirada a las jóvenes.

Las chicas tan sólo atinaron a salir corriendo, pues creyeron haber visto al mismísimo diablo. Kátia regresó al lugar junto con la madre de las hermanas, Luiza. Pero no encontraron al extraño, tan sólo una huella circular y un olor nauseabundo. Esa noche se produjo una granizada intensa en Varginha, que provocó destrozos y un apagón.
Investigaciones del caso Varginha:

Los ufólogos realizaron investigaciones en torno a este caso, y encontraron que coincidiendo con la fecha de la denuncia, se produjo un movimiento inusual en el Hospital Regional del Sur, de Minas Gerais, donde estuvieron involucrados médicos, policías militares y otros miembros del ejército. Testigos no identificados afirman que el 20 de enero a las 20hs, se produjo un ingreso en el hospital, y que se trataría de una criatura que podría ser la misma que las chicas vieron. Según el informe de los ufólogos, la criatura fue capturada por los bomberos, y al ser apresado, emitió un chirrido similar al de un enjambre de abejas. Capturada con una red, la criatura fue ubicada en un cajón de madera y trasladado en un camión del Ejército. Cabe la posibilidad de que hubieran capturado a una segunda criatura.

El día 22 de enero, un convoy del Ejército, trasladó a la criatura hasta la base de Tres Corazones (Escuela Superior de Armas). El 23 de enero, dos cuerpos fueron llevados a la Escuela Preparatoria de Cadetes del Ejército en Campinas. Luego fueron trasladados a la Universidad, donde se supone que les fue practicada una autopsia.
Las chicas de Varginha:

El 11 de mayo de 1996, el psiquiatra de Harvard John Mack, llegó a Varginha para entrevistarse con las jóvenes testigos, junto a la psicóloga brasileña Gilda Moura. La conclusión del especialista es que las chicas habrían pasado por un suceso traumático.
Implicancias del caso Varginha:

El 26 de enero de 1996, oficiales estadounidenses llegaron a la Universidad de Campinas para seleccionar científicos brasileños para proyectos de intercambio de información y proyectos aeroespaciales, según revelaron a la prensa.

En la madrugada del 20 de enero de 1996, un matrimonio campesino de Varginha habría divisado un objeto sobrevolando su hacienda a baja altura, eran Eurico Rodrigues y Oralina Augusta de Freitas. Los testigos afirmaron que parecía un submarino gris, que echaba humo y desprendía trozos de fuselaje.

sábado, 14 de julio de 2012



Internet Profunda

Esta historia no tiene nada de irreal. No hay fantasmas, demonios, monstruos, ni fenómenos paranormales de ningún tipo. Solo hay personas de carne y hueso, tan reales como tú o como yo y, probablemente eso sea precisamente lo que la hace tan difícil de digerir.
Internet es un sub mundo virtual, tan lleno de información y tan grande como el real. En él la gente puede relacionarse, jugar, trabajar, dispersarse, informarse, estudiar, exponer sus ideas, hasta se puede comprar y vender. Pero como todo lugar vasto, tiene sus callejones oscuros y con ello me refiero a prácticas mucho mas indecentes que usarlo par masturbarse, me refiero a la Deep Web.

Deep Web, o para los de habla hispana web profunda, es la cara oculta de internet y aunque la las grandes masas ignoran completamente su existencia, ésta comprende mas del noventa por ciento de la información que circulan de manera virtualmente interconectada.

Desde que me enteré de la existencia de Deep Web quise conocerla, hurgar en ella. Tenía miedo por supuesto, pero la curiosidad era mucho más grande, y después de pensarlo lo suficiente, decidí que no habría problema en curiosear solo un poquito más allá de la web normal.

Esta es mi historia en la Deep Web. Pero antes de que les cuente mi experiencia personal, déjenme que les de una breve introducción de cómo está dividida la web y que encontré en cada peldaño.
Internet se divide en niveles:

El nivel 0: el más superficial de todos, dominando por un pequeño número de páginas que todos conocemos y que actualmente dominan el mundo internauta, tales son Google, Youtube, y similares.

Nivel 1: aquí se encuentran web un poco menos conocidas pero de fácil acceso. Son en su mayoría foros, páginas pornográficas y pequeñas páginas independientes de interés no tan común como en el nivel anterior.

Nivel 2: está compuesto por dominios weds aún menos conocidas y por los buscadores independientes tales como lo son ares y emule. El material que se puede obtener en este nivel es de moralidad dudosa y no apto para estómagos débiles. El morbo suele ser un tema recurrente.
Hasta aquí hemos tocado solo la parte superficial del ciber-mundo. es a partir de aquí donde está lo realmente “interesante”. Es ahora cuando se da el primer paso dentro de Deep Web.

Nivel 3: A partir de aquí las cosas cambian radicalmente las páginas que se rigen en este oscuro mundo suelen tener dominios compuestos por caracteres dejados caer de manera totalmente aleatoria. En ellas no hay publicidad, ni color y lo mas significativo es que no se relacionan entre ellas como las paginas superficiales, de hecho, ni siquiera aparecen en buscadores como Google, ni aunque copies el linck de la página completa e intentes buscarlo.

Aquí hay muchas cosas raras, muchas cosas perturbadoras, muchas inútiles –tales como las webs abandonadas, algunas por más de 25 años-, pero también muchas cosas útiles. En este sector quizá encuentres ese libro que tanto buscabas y que no encuentras por que cerraron Megaupload, o esa película de antaño que ya nadie se molesta en subir, e incluso hay algunos foros interesantes. Pero la verdad es que la mayoría de lo que hay aquí tiene fines mucho mas macabros y desagradables, en su mayoría pornografía infantil, pequeños mercados de drogas y armas, instructivos de cómo hacer bombas, o fotos de gente siendo torturada o desmembrada, entre otros.

En los foros que visité se hablan temas bastante perturbadores, a veces en broma y otras ni tanto. La verdad llega un punto en el que todo es tan raro que te es difícil discernir una broma, de un verdadero homicida contando como violó y mató a su víctima.

Nivel 4: lo niveles anteriores eran peligrosos, pero con un proxy y un buen detector de intrusos era suficiente, pero aquí no. El cuarto nivel y lo que está por delante están plagados de hackers. Y por hackers no me refiero a chiquillos tontos cuyo único pasatiempo es infectar computadoras, me refiero a verdaderos piratas informáticos, lo mejor de entre lo mejor cuando a robo y malversación de datos se refiere.
Por supuesto el hecho de que esta gente esté aquí significa que hay algo realmente bueno escondido en algún lugar, y la verdad es que lo hay. En este nivel, además de todo lo que hay en los otros niveles, se puede ver Snuff en vivo o grabaciones y, además, se encuentra el “Mercado Negro”. Una página de ventas online como mercadolibre, solo que aquí se venden artilugios de los mas macabros, además de drogas, armas, órganos, trata de blancas e incluso puedes contratar sicarios. Todo pagado con una moneda llamada BitCoin, famosa (entre los que recurrimos este espacio) por ser la más cara y difícil de conseguir en el mundo.
Lo que mas llamó mi atención fue una lámpara de escritorio valuada en 5.000 BtiCoins. Databa de la década del 40, era de procedencia alemana, mas específicamente de la Alemania nazi, y estaba confeccionada íntegramente con huesos y la piel de un pobre hombre de sus campos de concentración.

Pero los hackers no están aquí de compras o para ver morbosidades varias, sino para trabajar.
en este nivel se encuentran paginas escriptadas de numeroso gobiernos, donde se puede encontrar información sobre a qué va realmente destinado el dinero de esos países, leyes que piensan ser aprobadas en secreto y secretos de estado tales como expedientes sobre experimentos con humanos que datan de las ultimas 4 décadas. He visto algunos de los últimos veinte años y déjeme decirles una cosa, los estadounidenses están enfermos. Si creen que los médicos nacis hicieron monstruosidades, no querrán ver lo que estos psicópatas han hecho.

Llegados a este punto estoy seguro le he picado la curiosidad a más de uno ¿quieren saber cómo entrar a Deep Web? ¿Quieren que les pace los lincks de algunas páginas? Lo siento mi actual trabajo no me permite hacerlo, solo les diré que, el que busca encuentra, pero cuidado. No vaya a ser que encuentren más de lo que buscaban, como pe pasó mi.

Nivel 5: aquí se exponen los secretos militares y de estado mas horrorosos de todos y donde se aprueban estos mismos y donde se controla su progreso. También se cree que la entidad que realmente domina el mundo intercambia información entre sus contra partes por aquí. Pero este nivel a mi no me interesó ni en lo mas mínimo, al que yo quería llegar era al sexto.

El Nivel 6: que existe es una certeza y que es lo que hay ahí también, solo los mejores hackers logran acceder a ella y el riesgo nunca es menos que fatal. El objetivo es la Database. El Database es la sección donde toda la información de la web deja de ser solo un código binario de 1 y 0 y comienza a tener sentido. Quien logre descifrar la clave del sistema –que tiene una extensión de kilometro y medio de tipeo numérico- será capas de manipular cualquier dato de internet, desde el titulo de un foro, hasta valores de cuentas bancarias. Sencilla y llanamente, quien logre acceder al Database tendrá al mundo en la palma de su mano.

Yo quería verlo, no hackearlo, pero si verlo. Quería ver el sexto nivel con mis propios ojos y me confié, me atraparon. A mártir de entonces mi vida cambió para siempre. Acababa de entrar al sexto nivel y ni bien ingresé mi computadora se reinició por sí sola y cuando prendió el disco duro había sido totalmente borrado. Solo había una ventana de reproducción de video que usaba un software que nunca antes había visto. podía ver a través de ella una habitación pequeña, llena de artilugios de tortura que parecían de la inquisición, manchas de sangre por todos lados, hasta en el techo, y en el centro de todo un cadáver atado en una silla, con la mitad de la cabeza aplastada como si le hubiesen golpeado con una maza enorme.

En un momento la cámara se giro hacía un lado y vi a varios hombres, todos vestidos con trajes negros y usando sobreros de ala ancha del mismo color. Uno de ellos se sentó frente a la cámara y empezó a hablar:

-lamentamos haberte cortado las piernas tan cerca de tu objetivo-empezó a hablarme aquel hombre- pero se podría decir que tuviste suerte, si te hubiesen atrapado “ellos” ya estarías muerto-.

En ese momento debería de haberme preguntado ¿quiénes son “ellos? y ¿Quién es este hombre? o ¿Qué quieren de mi? Pero estaba demasiado asustado para pensar en nada, demasiado asustado hasta para llorar.

-¿Qué pasa?-me interrumpió la vos de aquel hombre-¿Por qué no hablas?-

-¿Qué quieren de mi?-las palabras salieron de mi boca entre cortadas, quebradizas y al borde del llanto. Pero a aquel hombre no pareció importarle pues me contestó de inmediato.

-Con que directo al punto ¿he?- me dijo con una sonrisa apenas dibujada en los labios, rió levemente y procigió-
Veras Dante, te acabamos de salvar la vida. Nos debes un favor y estamos un poco apurados en cobrártelo-.

Otra vez con lo mismo, ¿Quiénes eran “ellos”? y aun mas importante, ¿cómo sabía mi nombre? Se los pregunté y me lo dijeron. En ocasiones es mejor no preguntar ciertas cosas, la verdad muchas veces es muy difícil de asimilar y es preferible vivir feliz mente en la ignorancia.

Cortaron la transmisión y a los 2 días recibí un paquete y una carta ambos sin remitente. La carta decía así:


Te salvamos la vida Dante, nos debes un favor que no se puede pagar con dinero. Es hora de pagar.
Dentro de la caja encontraras todo lo que necesitas. has todo lo que te digamos, no nos hagas ir por ti.


Aun tan asustado como hacía dos días abrí la caja. Dentro había una foto de un hombre, un pasaje de avión, unas direcciones, dinero européo, un traje negro y un sombrero de ala ancha del mismo color.

No me pregunten qué paso después, ni quiénes son ellos “ellos”, ni quiénes son los hombres de traje y sombrero negro. Mi trabajo no me lo permite. y si se preguntan de qué trabajo, lo lamento mucho, tampoco puedo decirles. Solo puedo decirles que si aun después de todo lo que les conté les quedan ganas de visitar la Deep Web, quizá encuentren mis contactos y quizá puedan contratarme. Solo acepto BitCoins y si el precio es correcto, puedo iré a cualquier parte del globo y “solucionar” tu problema.

Recuerden yo tuve mucha suerte y aun así mi destino no fue nada benévolo con migo. Si van a entrar a la Deep Web mínimamente tengan un buen proxy y, solo por si acaso, cubran con algo sus web cams.



Pedro era casi como un hermano para Juan ya que ambos se conocían desde hace algunos años y eran inseparables. Los dos iban al mismo instituto, estaban en la misma clase y, casi siempre que organizaban trabajos en grupo se juntaban.
Un día la maestra de Ciencias Naturales mandó una tarea bastante rara aunque ciertamente entretenida: los alumnos debían traer muestras de distintos tipos de tierra según el nivel de profundidad, guardando en bolsitas un puñado de tierra cada cinco centímetros que horadaran en ella. Como de costumbre, Juan y Pedro se juntaron para trabajar, aunque en realidad aquello de “trabajar” era un pretexto, una excusa perfecta para que ambos consigan el permiso de sus padres para ir al bosque de las afueras de la ciudad.
Una vez allí decidieron que no deberían adentrarse demasiado ya que correrían el peligro de perderse, no sería la primera vez que algún excursionista  poco experimentado se desorientaba en él (en algunos casos con funestos resultados). Marcaron con una tiza todos los árboles por los que pasaban para no confundir el camino de vuelta y empezaron a adentrarse un poco más de lo pactado en las profundidades de la imponente masa de árboles. Llegado a un punto un extraño claro les llamó la atención.
– Este sitio es perfecto para escavar, aquí seguro que no nos molestan las raíces de los árboles y además esas piedras parecen “cómodas” y podemos  sentarnos a comer un bocadillo- dijo Juan.
 – El bocadillo me lo comeré yo mientras escavas, porque desde luego yo no me pienso ensuciar la camiseta nueva” – bromeó Pedro poniendo voz de niña consentida.
 – Hagamos una cosa, nos comemos el bocadillo ahora y con el estómago lleno nos lo jugamos a cara o cruz” – dijo Juan que tenía hambre desde hacía casi una hora.
Tras quince o veinte minutos de risas y bromas, acabaron su almuerzo y Juan sacó una moneda.
– El que pierda empieza, estamos cinco minutos cada uno y continúa el otro. Que  por la “bruja de ciencias” no me pienso partir la espalda. Tampoco vamos a enterrar a nadie, así que 50 centímetros de profundidad como mucho.
 – Vale, prepárate a perder – dijo Pedro mientras sacaba de su mochila las herramientas de jardinería que le había pedido prestadas a su padre.
Juan perdió el lanzamiento y un poco desganado empezó a buscar por todas partes para elegir donde comenzar a cavar. Vio de pronto un montón de hongos rojos con puntos blancos, todos creciendo juntos en el mismo lugar. Aquello suscitó en él un entusiasmo infantil que le hizo correr a cavar en el lugar como si las setas le indicasen con su presencia la posibilidad de encontrar algo extraño bajo tierra.
– Le voy a guardar unas pocas setas a la bruja, con un poco de suerte serán venenosas jajaja – dijo mientras metía en una de las pequeñas bolsas una muestra de tierra de la superficie.
Al tocar la tierra con sus manos sintió un escalofrío por todo el cuerpo, de pronto comenzó a tener miedo y se levantó de golpe.
– ¡Tengo frío, aquí hace más frío que en todo el bosque! –  le gritó a Pedro.
 – ¡Jajaja!, ay sí, ay sí, estás encima de un lugar maldito o hay un fantasma justo donde estás cavando – le dijo Pedro ridiculizando a su amigo.
Juan por hacerse el valiente  siguió cavando y juntando la tierra en bolsitas diferentes cada cinco centímetros de profundidad. Entretanto, Pedro exploraba el paisaje y jugaba al fútbol con una piedra.
– ¡Mira! – gritó Juan cuando llevaba unos minutos cavando. Pedro fue corriendo a ver lo que Juan le mostraba con tanta exaltación, una muñeca pelirroja de unos treinta centímetros. Al mirarla sintió que un escalofrío le recorría la médula y que el asco se anudaba en su cuello como una larga escolopendra llena de punzantes y grotescas patas.
 – ¡Aaaaaggh suelta eso! – exclamó Pedro con una mezcla de terror y asco mientras se apartaba de aquella repulsiva muñeca tuerta que Juan sostenía en su mano.
Juan que parecía confundido miró de nuevo a la muñeca y la soltó horrorizado al ver lo mismo que Pedro: gusanos, enormes gusanos blancos. Se contorsionaban dentro de la cabeza de goma de la muñeca, se agitaban como poseídos y comenzaron a sacar sus pequeñas cabezas por la cavidad en que alguna vez estuvo el ojo faltante de esa muñeca pelirroja cubierta por una ropa que misteriosamente conservaba su blancura casi intacta…
– Pero si cuando la desenterré estaba bien, era preciosa y parecía sonreírme.
El único ojo que le quedaba a la muñeca era inquietante: grande pero con la parte blanca pintada de negro y con un iris pequeño e intensamente rojo en el cual había una diminuta y demoníaca pupila.
 ¿Qué clase de enfermo mental habría escondido una muñeca tuerta bajo tierra? ¿Por qué los gusanos se aglomeraban en la cabeza de la muñeca? ¿Sería verdad lo del frío que mencionó Juan?
 Ambos chicos, realmente asustados, salieron corriendo del lugar, sintiendo como la mirada del único ojo de esa muñeca se les clavaba en la espalda. Únicamente pararon un par de veces, veces en las que Juan se detuvo a vomitar, cosa normal si pensamos que tuvo en sus manos cientos de gusanos sin darse cuenta. Pero al llegar a casa a Juan parecía que no le abandonaban las nauseas, seguía vomitando y su cara tornó a un tono amarillento pálido.
 Los dos amigos pensaron que se recuperaría en una par de horas, pero no fue así, con el paso de los días cada vez estaba más delgado, pálido y débil.  Tenía el aspecto de uno de esos enfermos terminales que llevan años luchando contra la muerte en una habitación de hospital y los médicos no acertaban a diagnosticar una causa para su enfermedad. Una semana después de desenterrar la muñeca Juan murió.
 Desconsolado por la muerte de su amigo, Pedro empezó a relacionarse cada vez menos con los demás y a pasar los recreos en la biblioteca del colegio, en su casa devoraba libros ávidamente y los fines de semana visitaba librerías. Los libros eran sus nuevos amigos, y su refugio. Buscaba explicaciones médicas y poder entender que le pasó a su amigo, pero los síntomas que sufrió Juan eran tantos que parecía que había contraído varias enfermedades mortales simultáneamente.
 Un día, en una extraña librería, Pedro encontró dentro de la sección de Esoterismo un libro sobre ritos y leyendas. Era un libro viejo y usado, un libro de esos que ya casi no se encuentran y que tienen extraños dibujos entre sus páginas cubiertas de polvo. Allí decía lo siguiente junto al dibujo de una muñeca igual (excepto por que no estaba tuerta) a la que encontró su amigo:
 ‹‹El que tenga un mal incurable, que entierre una muñeca igual a ésta mientras entona esta invocación. Su enfermedad quedará atrapada en la muñeca. Pero el primero que la encontrase recibirá la enfermedad y morirá salvo que realice este mismo ritual››
 Todo estaba claro: los gusanos, los hongos, el frío, todos eran indicios de que la muñeca que encontraron en el bosque era una muñeca maldita. Una muñeca en la que por medio de algún pacto o brujería alguien había desatado una maldición que condenaría a enfermar a aquel que la encontrara mientras él curaba su cuerpo y sentenciaba su alma.
En algunas creencias del vudú el uso de muñecos que simbolizan personas es habitual, estos “fetiches” pueden tanto usarse para hacer daño como para controlar a sus víctimas. En sí el muñeco es la representación de una persona y sufre y padece todos sus males y por contrapartida todo daño o mal hecho al muñeco lo sufre la persona ligada. Esta leyenda probablemente naciera como la adaptación de estas prácticas de magia negra.

miércoles, 11 de julio de 2012




Hay cientos de formulas  y métodos  que tratan de cómo funciona el mundo y sus muchos misterios. Matemáticos, filosóficos y científicos; toma los que más te gusten y puede que te sirvan para contestar esos pequeños interrogantes que te hacen recapacitar y replantearte unos minutos. Pero aun no hay una forma para desenmarañar aquellos misterios que realmente remueven la curiosidad humana hasta sus raíces. O por lo menos aun no hay un método “seguro” para hacerlo.
Belcebú no solo es un demonio que goza de masticar los cadáveres putrefactos de aquellos que venden su alma a Satanás. Pasa y resulta que sus miles de años también le han dado gran sabiduría, la cual siempre está dispuesto a compartir con los mortales, claro, si pueden pagarla.
Si tu curiosidad es tan grande como para que tus dudas te perforen el cerebro por la noche y no te dejen dormir, esta es una solución rápida, pero debo de advertirte  que pase lo que pase, siempre saldrás perdiendo. Por supuesto que también hay mucho que ganar, pero la gran interrogante es ¿Cuánto estás dispuesto a perder por el conocimiento?
Si tu principal preocupación es convocar Belcebú, y que este te engañé y sufrir por nada, puedes estar tranquilo. Pues Belcebú cobra caro porque lo que tiene de sanguinario lo tiene también de honesto.
Para convocarlo necesitas dos velas –no importa el tamaño, la forma ni el color, solo asegúrate de que puedas ver con la luz de la que te proveerán-, algo con que encenderlas, un espejo de mano de buen tamaño, un cuchillo bien afilado, un martillo y un trozo de carne roja lo suficientemente podrida como para a atraer moscas, puesto estas intentado atraer a la reina de todas.
Debes de estar completamente solo en una habitación con puertas y ventanas cerradas. Totalmente a oscuras, sentado en el suelo con todos los elementos antes mencionados durante una noche de luna llena, preferentemente a eso de las 3 am., a esa hora la frontera entre este mundo y el otro es más delgada.
Coloca la carne frente a ti, a  poco más de metro y medio, y entre tú y ella, las dos velas con el espejo, el martillo y el cuchillo en medio.
Toma el martillo y rompe poco menos de la mitad del espejo, y muélelo tanto como puedas. Toma el vidrio molido con tu mano hábil  y apriétalo con todas tus fuerzas, lo suficiente para que el vidrio se incruste en tu carne y lo suficiente como para que la sangre no se filtre. Mientras, clavas la mirada en el trozo sano de espejo y espera.
Cuando creas que ya pasaron 5 minutos más o menos parpadea lentamente 3 veces y cuando abras lo ojos la tercera vez tu reflejo tendrá las cuencas vacías y te sonreirá levemente. Ahora debes aflojar tu puño derecho y dejar gotear la sangre sobre el espejo hasta que te sea imposible ver tu reflejo.  A continuación sopla las velas y quédate quieto con los ojos serrados.
Escucharas como el aleteo de las moscas que rondan el pedazo de carne se hace cada vez más fuerte, hasta el punto que pasa de ser solo molesto a ensordecedor  y tan de repente como comenzó, cesará.
Felicidades, si llegaste hasta aquí, Belcebú ya está en la misma habitación  que tu.
Escucharás como  se acerca a ti, caminando con sus seis delgadas patas al ras del suelo y sube por el brazo con el que sostenías el vidrio molido, hasta pararse en tu hombro. Luego meterá su larga y delgada lengua en tu oído. El te esta probando y no tocará tu ofrenda hasta que termine. No te asustes, el no te hará daño, si considera que no vales la pena solo se irá y se llevará la oreja en la que esta hurgando como pago por molestarlo.
Si pasas su prueba se bajara de ti y se comerá la carne podrida que le ofreciste.
Debo recordarte que en ningún momento abras lo ojos, sobre todo llegado este punto.  Es de mala educación mirar a alguien cuando está comiendo y es una de las cosas que más odia Belcebú.
Cuando el termine de comer las velas se encenderán solas y te agradecerá por la comida. Es ahora cuando puede abrir los ojos y trata de mantener la compostura por mas desagradable que sea lo que veras. Lo que veras es una copia exacta de ti mismo pero con las cuencas oculares vacías, desnudo y la carne de ese cuerpo en pleno estado de descomposición. Quizá lo siguiente más inquietante sea la mosca del tamaño de un ave pequeña que se posa en el hombro de tu copia. No te confundas ese que estás viendo no es Belcebú tomando tu forma, es tu reflejo y es también la primer cuota que pagar por haberlo convocado.
Ahora que el primer pago está saldado puedes hacerle todas  preguntas que queras y cuales quieras, el te contestará con certeza y honestidad. Puedes preguntarle donde esta cualquier persona, el significado de la vida e incluso los números de la lotería. Pero cuidado porque con tu reflejo solo pagaste por algunas preguntas y no todas valen lo mismo.
El te avisará cuando ya esté saldada la deuda y te ofrecerá más respuestas si las quieres. Pero a diferencia de la vez anterior primero te dará tu respuesta y después te cobrará. ten mucho cuidado porque nunca podrás estar seguro de cuánto vale la respuesta y Belcebú no te lo dirá hasta que cierres el trato y estés obligado a pagar.
Si decidiste continuar el te pedirá algo después de cada pregunta que le hagas y sin importar que sea dáselo. He aquí cuando entra en juego el cuchillo. Belcebú adora la carne y si aceptó presentarse ante ti es porque, cuando lamió tu oído, le gustó tu sabor y lo mas probable es que te pida un poco de ti para saborear.
Sea cual sea tu decisión hay tres cosas que serán inevitables.
LA primera es que Belcebú escupirá sangre sobre la tuya derramada sobre el espejo, y con ello hará una piedra ovalada, pequeña y extrañamente bonita, una piedra mermante de sangre. Él te la obsequiará, es como su tarjeta de presentación y de ahora en adelante estas en su lista de clientes permanentemente. Cuando quieras el se aparecerá para sellar otro trato y tal vez también se presente cuando tu no quieras, pero siempre que el se haga presente deberás hacerle una pregunta y dejar que se lleve algo.
La segunda, es que cada vez que te veas al espejo veras ese tú putrefacto sin ojos, furioso, golpeando el vidrio que los separa, intentando llegar a ti,  mientras esa mosca que se apoyaba en su hombro aquella noche, se alimenta de él. Estate tranquilo pues estas fuera del alcance de sus manos, pero no del de sus gritos de dolor, de sus amenazas y de sus llantos. Es algo muy desagradable y vale aclarar que seras el único capas de ver ese tu reflejado, el resto de las personas no vera un reflejo normas y corriente.
Y la tercera y probablemente la peor. Cuando formes tu familia, si no lo has hecho ya, será tuya y como todo lo que te pertenece, y te pertenecerá, figura en el contrato. Él puede reclamarlo  como pago la próxima vez que aparezca.


lunes, 2 de julio de 2012



 
Un autobús de servicio nocturno hacía su ronda por el centro de la capital, aunque en fin de semana solía ir lleno de jóvenes que regresaban de fiesta, entre semana el transporte no llevaba a mas de tres o cuatro personas en cada viaje.
Sandra era una de esas trabajadoras noctámbulas que terminaban su jornada laboral al amanecer, pero hoy había tenido suerte y se pudo escapar un par de horas antes de la empresa donde trabajaba como teleoperadora. Mientras subía al autobús iba pensando que con  un poco de suerte podría dormir del tirón y levantarse a una hora “normal”, como el resto de sus conocidos, para pasear por el parque a la luz del sol. Como echaba de menos hacer vida diurna, pero por desgracia su trabajo por la noche era agotador y en más de una ocasión los jefes les obligaban a hacer unas horas extras, que por supuesto no se reflejaban en su sueldo.
El conductor de la ruta ya era un habitual, pero la verdad es que Sandra no era muy dada a hablar con desconocidos por lo que al “picar” su billete intercambio una sonrisa con él y continuó avanzando. Sentada en la parte central del autobús, luchaba contra el sueño mientras trataba de mantenerse despierta, no quería pasarse de su parada y acabar en la otra punta de la ciudad. Como casi siempre el transporte estaba casi vacío, sólo un chico con aspecto de universitario escuchando música con su ipod mientras ojeaba cientos de hojas de apuntes.
Sandra miraba aburrida por la ventana cuando sintió que el autobús se detuvo a recoger otros pasajeros. Dos hombres subieron colgando de sus hombros a un mujer que parecía inconsciente, muy probablemente se hubiera pasado con la copas y sus amigos la estuvieran llevando a casa, era el pan nuestro de cada día durante el fin de semana pero un martes era más extraño ver un espectáculo como aquel.
Los hombres avanzaron de lado por el pasillo mientras la mujer parecía envolver con sus brazos el cuellos de sus acompañantes, sin duda estaba totalmente inconsciente porque arrastraban sus pies por el suelo con cada paso que daban hasta el fondo del autobús. Una vez allí se sentaron en la última fila uno a cada lado de la mujer. Su aspecto desaliñado y el pelo cubriendo su cara impedían ver si se encontraba bien. Pero Sandra que no tenía mucho más que hacer lanzaba miradas furtivas a los extraños compañeros de viaje.
Los tres se mantenían en silencio y los hombres parecían un tanto agitados, probablemente por tener que cargar a cuestas a la mujer, que francamente tenía unos kilitos de más, cuando descubrieron que Sandra les miraba continuamente le lanzaron una mirada tan fría e intimidatoria, y se dijeron algo el uno al otro que no alcanzó a escuchar. De inmediato bajó la cabeza y asustada no se atrevió a mirar de nuevo hacia atrás.
Pero pasados unos minutos su curiosidad pudo a su miedo y se acordó que tenía un set de maquillaje en el bolso, sacó un pequeño espejito y empezó a buscar el ángulo para mirar que hacía el trío sin ser descubierta. Los hombres estaban distraídos mirando por las ventanillas como intentando descubrir donde estaban o buscando algún lugar. La mujer que ya no estaba rodeando con los brazos los cuellos de sus acompañantes y se había recostado en el asiento, parecía que se había despertado y  miraba hacia ella. Sandra aprovechó que los hombres no podían verla para girarse a mirar a la mujer.
Casi se cae al suelo del susto cuando vio la cara de la mujer con la boca totalmente abierta y los ojos como platos mientras la miraba, nuevamente agachó la cabeza y se giró al frente. El aspecto de la mujer la había dejado impactada, la miraba como con ojos de terror y tan fija y fríamente que parecía una muñeca. Sin poder evitarlo miraba por el espejo qué sucedía una y otra vez, pero la mujer no dejaba de mirarla, inmóvil.
Mientras se giraba nuevamente a ver que sucedía sintió una mano en el hombro que casi la mata del susto, era el chico del ipod que se había levantado mientras ella estaba distraída. Con una cara de miedo que Sandra nunca podrá olvidar la miró y la susurró al oído.
“Bájate conmigo en esta parada y por lo que más quieras no mires a la gente que está sentada detrás”
Sandra sintió algo en su tono de voz que no le hizo dudar que el chico estaba muerto de miedo y debía obedecerle. Ambos bajaron en la siguiente parada, con la cabeza agachada y sin mirar a los extraños personajes que se habían sentado en la otra punta del autobús.
El autobús continuó su viaje y cuando sintieron que ya se había alejado lo suficiente el chico se giró hacia Sandra y le dijo:
“Esa mujer estaba muerta, esos locos la llevaban como si estuviera borracha o desmayada pero estaba muerta, estoy estudiando medicina y te puedo asegurar que presentaba claros indicios de rigor mortis. Estaba totalmente rígida y tenía la cara y las manos moradas. Esos psicópatas la llevaban paseando por la ciudad como si tal cosa. Tenemos que llamar a la policía”