sábado, 23 de noviembre de 2013





¿Hay alguien en tu vida que odies? ¿Alguien por quien darías cualquier cosa para hacerle daño, por quien pagarías cualquier precio a cambio de venganza? Si es así, quizá deberías considerar ir a la Ciudad Sin Luz.

Para ir ahí, ve a cualquier ciudad relativamente grande y busca un callejón abandonado por la noche. Entra en él, y cierra tus ojos lo más fuerte que puedas. Di en voz baja «Ciudad Sin Luz» y concéntrate en la oscuridad. Probablemente has notado que ves colores difuminados y figuras abstractas si enfocas tu vista cuando tienes los ojos cerrados; observa esas imágenes. Luego de unos minutos, deberían empezar a volverse más claras y brillantes.

Cuando esto ocurra, irán tomando formas concretas: imágenes de asesinatos violentos, animales deformados y semejantes. No importa lo que veas, mantén tus ojos cerrados. Comenzarás a perder la noción del tiempo, pero eventualmente las imágenes se detendrán y sólo verás oscuridad absoluta, nada más que un tono negro profundo, sin otros colores ni formas. Cuando estés seguro de que has alcanzado este punto, abre tus ojos.

Ahora te encontrarás en una ciudad bastante oscura, no habrá una sola luz o estrella en el cielo. Deberías poder ver las siluetas azul oscuro de los edificios a tu alrededor. Sal del callejón y camina tan silenciosamente como te sea posible por la acera, sin ir en ninguna dirección en particular.

Si escuchas algún movimiento, aléjate tan rápido como puedas del ruido. En la Ciudad Sin Luz habitan animales. Estará muy oscuro como para distinguir bien sus rasgos, pero son del tamaño de los grandes felinos y matarán a cualquier humano que atrapen. Sigue caminando hasta que llegues a un área con edificios más pequeños; el límite de la ciudad.

Te encontrarás con un niño, cuyo rostro emitirá un débil brillo, permitiéndote ver que no tiene ojos.

Te preguntará, «¿Compartirás tu luz conmigo?».

Di que sí, y el niño acercará sus manos a tu rostro y te sacará tu ojo derecho. Será doloroso, pero esto no te dejará ningún tipo de herida ni sangrarás. Luego te dará las gracias y se irá. Sigue caminando, y un hombre alto aparecerá frente a ti.

«¿La luz de quién deseas tomar?».

domingo, 17 de noviembre de 2013








Tres años después de mi nacimiento, en 1996, comenzó una extraña conducta en mí. Cada vez que me dejaban solo en mi cuarto, solía sentarme frente a un pequeño espacio de 30 centímetros de largo por 60 de ancho en un mueble, donde normalmente se guardaban zapatos o cosas así.

Se supone que al estar ahí, mis amigos me hablaban y jugaban conmigo, y que cuando me llevaban a otro lugar, yo pedía volver o de lo contrario comenzaba a llorar y a golpear mi cabeza contra la pared, a tal grado que la mejor opción fue deshacerse de ese mueble.
Hoy cumplo 16 años y en el mismo lugar donde solía estar el mueble, sin motivo alguno mi perra comenzó a ladrarle a la pared, luego corrió hacia donde y estaba y se subió a mi regazo, llorando. Al revisar el lugar encuentro unas cuantas migajas de pan. Estaba completamente solo, ya que mi familia fue a comprar una tarta para celebrar.
Al regresar mis padres les hablé acerca de lo que pasó, siendo mi padre el que empezó a reir bastante nervioso, y mi madre a punto de llorar.
Resulta que cuando veía a mis amigos, ellos me pedían pan, y si no se los daba, me asustarían en la noche. Eso es lo que yo le decía a mi mamá, e inclusive está escrito en su diario.
Dejé un pedazo de tarta en ese lugar sin que mis padres lo notaran, escondido en donde actualmente se encuentra mi computadora. Escribo esto desde mi teléfono celular, ya que no me atrevo a levantarme de la cama. Un viejo juguete cayó justo donde dejé el pan. Es un troll de madera y estoy casi seguro de que cayó de pie.
Ahí esta, sonriente, con sus ojos verdes, mirándome. No puedo gritar y con esfuerzos puedo escribir. Mi cabeza me duele y estoy a punto de llorar.
Tengo miedo...







Respira profundo y ten paciencia, tranquilo, él no está detrás de ti. En este mismo momento Mandú está en tu habitación, él esta a la vista desde donde estés leyendo esto; no trates de buscarlo, se molestaría. Mandú es el ser que trata de hacerte daño en tus pesadillas más terroríficas, por lo tanto es recomendable que trates de despertarte lo más rápido que puedas en una de ellas. También Mandú es el espíritu de las personas a las que alguna vez les hiciste daño, por lo que Mandú buscara venganza. Mandú es ese miedo que tratas de evitar, lo que no quieres ver, lo que no quieres sentir, Mandú es el fuego que tratas de evitar del infierno y el cuchillo del que evitas ser víctima. En este momento Mandú se acerca lentamente a ti, NO MIRES, quédate quieto, repito, a Mandú no le gusta que lo busquen. Ese nerviosismo que sientes de pies a cabeza indica que Mandú no debe de estar muy lejos, no trates de recordar traumas por que Mandú los revivirá, no pienses en tus peores miedos porque Mandú los hará realidad. En lo que te pasas la saliva por la garganta y el escalofrío de tu nuca se hace presente, Mandú está pensando en qué hacerte, en cómo saciar la venganza de las personas afectadas por tu persona. ¿Adivina qué? Mandú está justo arriba de ti, NO MIRES ARRIBA y evita cualquier cosa que pueda reflejarlo (vidrios, espejos, vasos). Si sigues leyendo esto, tuviste suerte, Mandú sigue pensando en qué hacerte en este momento, quizás te quite la lengua para que no lastimes a nadie más con tus palabras, te arranque las manos para que no golpees a nadie, te quite los ojos para que no veas cosas ilícitas. Todas las personas, sin saberlo, pueden ser víctimas de Mandú, porque toda la humanidad se hace daño a si misma, y Mandú tiene que cumplir su trabajo. ¿Sabes de las personas que se suicidaron? nunca se hicieron daño a si mismas, fueron víctimas de Mandú. ¿Personas que murieron en accidentes? Mandú. Puede que en este momento o después, mueras ahogado, asfixiado, sufras un accidente, o cualquiera de las peores muertes que puedas sufrir, Mandú habrá cumplido su venganza. Debiste haber sido una persona de buen corazón.

sábado, 16 de noviembre de 2013




Cuando llegó la noticia al vecindario todos los niños de la zona se alegraron, todos
Menos Franco. Un gran circo llegaba a la ciudad y se iba a instalar justo al lado de
Su casa en donde había un inmenso terreno baldío; esto le preocupaba a Franco
Pues le tenía terror a los payasos. Descubrió su miedo en la fiesta de cumpleaños
De un amigo en donde contrataron un payaso, en ese entonces tenía seis años, ahora
Con trece cumplidos seguía con su miedo pero como lo avergonzaba no se lo contó
A nadie, ni siquiera a su hermano menor Sergio de ocho años con el cual era muy
Unido.
Desde el fondo de su casa vio la carpa multicolor elevarse como si fuera un gigante.
Solo un muro de unos dos metros lo separaba de aquel mundo bullicioso y fantástico.
Toda la familia asistió a la primera función. Como primer acto aparecieron los payasos,
Sus piruetas y ocurrencias hacían reír a la gente. Franco comenzaba a sentirse mas
Cómodo, su miedo se estaba diluyendo. Miró a un costado y vio que entre el público
Había un payaso, extrañamente la gente que estaba a su alrededor parecía no notarlo.
El payaso volteó con rapidez y sus siniestros ojos se fijaron en los de Franco, su rostro
Era horrible, cubierto de blanco y con una boca inmensa que sonreía diabólicamente.
En un abrir y cerrar de ojos el payaso estaba sentado a su lado, su enorme mano
Enguantada tomó la de Franco, el niño se desmayó de terror.
Despertó sobre una cama de hospital, a su alrededor estaba su familia;
- Franco, que susto nos diste, por suerte el doctor nos dijo que estas bien -
Dijo su madre mientras le acariciaba la frente - Los dueños del circo nos ayudaron
A traerte, vinimos en uno de sus vehículos, fueron muy amables, es mas, insistieron
En mandar a alguien para animarte cuando te recuperaras - dijo el padre.
- ¡Hooolaa! - la puerta se abrió y asomó la sonriente cara de un payaso.





Recuerdo esa noche en la que iba caminando solo por la calle. Las calles estaban calladas, las luces apagadas, y yo, volviendo de una fiesta. Eran las 4 de la mañana y yo estaba muy cansado. Estaba a punto de cruzar la calle, cuando de pronto un auto pasó demasiado rápido, y me atropello. No recuerdo muy bien si el conductor se dio cuenta. Solo vi que desperté en una carpa, y unas velas estaban prendidas sobre mí.
Yo estaba realmente asustado, no sabía ni donde estaba, y decidí levantarme, pero una fuerza sobrenatural me volvió a dejar en el piso. De repente, escucho un susurro…
“Cierra los ojos. Entra en el laberinto de la tortura”
No entendía que sucedía, hasta que entro una gitana con un bastón en la mano. Me llamo la atención su collar, porque era un ojo rojo, que me miraba todo el tiempo, y a su vez, parecía diabólico. Le pregunte donde estaba, quien era ella, que está haciendo, típico de preguntar. La gitana me miro, apunto con su bastón hacia mi cara, y en ese momento, dijo en un tono diabólico, “Duerme”.
Supuestamente al decir esas palabras, me durmió. Desperté en el mismo lugar donde estaba atropellado, y todo parecía normal. Quise irme a mi casa, y cuando abro la puerta de mi casa, encuentro a mi mama llorando. Intento tocarla, pero no pude. Le hable, le grite, y ella no me escuchaba. Luego me acerco para ver porque estaba llorando, y encuentro una foto de mi tirado en el suelo, sangrando y con la cabeza abierta. Debe ser lo que paso en el choque. Empecé a pensar que estaba muerto, que solo estaba allí porque había muerto atropellado, hasta que salí de mi casa. Al cerrar la puerta, mi madre logro verme, y fue feliz a saludarme. Cuando estaba a punto de abrazarme, su piel se cayó por completa, su mandíbula se deformo rápidamente, y sus ojos explotaron de la nada. Me agarro una impresión al ver a mi madre desorientarse enfrente de mis ojos.
Me fui corriendo hacia la casa de mi padre para ver si el también podía verme, porque mis padres estaban separados. Cuando llego a la casa de mi padre, lo veo a él, colgado de una soga, ahorcado. Estaba temblando de miedo, empecé a pensar que era solo un sueño, del cual no podía despertarme. Voy rápido a la casa de mi hermano para ver si el aun seguía con vida, y lo encuentro suicidándose con pastillas. Y la lista de personas muertas iba aumentando cada vez más. Me senté en la vereda y empecé a llorar, estaba viviendo una pesadilla. Hasta que escucho pasos de una persona, era mi padre, solo que en forma de cadáver. Lo veo caminar, y veo que empieza a repetir “Tu eres el culpable, tu eres el culpable” y empieza a acercarse a mí. Yo empiezo a huir de el, y mientras mas corría, más fuerte se escuchaba sus palabras. De repente, aparece mi madre, y empieza a repetir lo mismo. Lo mismo con mi hermano, mis tíos, mis primos, todos estaban muertos, y me estaban buscando…
Empecé a correr de todos ellos, tratando de salir de esa pesadilla, pero parecía estar en el mundo real, en un mundo igual al nuestro, un mundo gemelo donde no hay escapatoria. En eso, la gente empieza a salir de sus casas, y yo empecé a pedirles ayuda, pero la gente no me escuchaba. Empecé a arrojarles objetos para llamar su atención, hasta que en un momento, de golpe todos se volvieron cadáveres vivientes. Todos buscándome…
Empecé a correr, y toda la ciudad muerta, estaba buscándome. Fui corriendo lo mas que pude, hasta que quede atrapado entre rejas. Fuera de las rejas, estaba el aeropuerto, donde estaba pensando salir volando por los aires hacia otra ciudad, o algún lugar donde pueda estar solo, pero las rejas me impedían pasar. Entonces quise pasarlas por arriba, pero justo en momento que iba a cruzar la reja, me agarran el pie, y con una fuerza sobrenatural me llevan hasta donde estaban todos los ciudadanos vivos. Veo que se empiezan a acercar, y me di cuenta de una cosa. Cada persona tenía los ojos iguales a los que tenía la gitana en el collar. Cada uno tenía algo con que lastimarme, entonces poco a poco todos juntos empezaron a clavarme cuchillos, a dispararme, a rasguñarme, a comerme, y el dolor que sentía es peor lo que tú puedas imaginarte. No poder morir, pero tener que sufrir, es mucho peor que todos los golpes que has tenido en toda tu vida. Empecé a gritar como loco, nadie me escuchaba, todos seguían lastimándome. No podía parar a ninguno de ellos, esperaba algo que me sacara de ese mundo, pero nada. En un momento, mi cuerpo queda devastado, mi cara, bueno… parecía no tener cara de tantos golpes y rasguños. Todo mi cuerpo luego fue quemado y sepultado en un ataúd. Cuando fui enterrado completamente, empecé a escuchar todo en reversa, como si estuviese volviendo el tiempo atrás. El ataúd empezaba a quemarse por dentro, y yo empezaba a perder todos los sentidos. Hubo un momento en el que había perdido todos los sentidos, como si realmente estuviese muerto. Luego de eso, despierto…
Despierto nuevamente en la carpa, las velas que tenia encima estaban apagadas, y no había nadie. En ese momento, aparece la gitana, y yo me levanto, y voy hacia ella furioso para golpearla, pero ella con su bastón apunto hacia mi cabeza, y luego me dijo lo siguiente. “Has pasado el laberinto de la tortura. Espero que no vuelvas a cometer el mismo error cuando cruses la calle. Adiós”. Después de eso, aparecí otra vez en la vereda, lugar donde posteriormente iba a ser atropellado. Mire por los dos lados, y si, estaba por pasar un auto a toda velocidad. Espere que pase, y pase a la otra vereda, y de ahí, me fui hacia mi casa.
Ahora estoy sentado en mi casa, 9 días después de lo sucedido. Se lo conté a mis padres, a mis amigos, y todos me trataron como loco. Algún día, van a pagar como yo pague, van a tener que pasar el laberinto de la tortura..