viernes, 28 de junio de 2013
miércoles, 26 de junio de 2013
Posted by Unknown
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Cuando era un niño tenía pavor de la
oscuridad. Todavía lo hago, pero cuando tenía más o menos seis años no
podía pasar una noche entera sin llorar para que alguno de mis padres
buscara debajo de mi cama o en mi armario a cual fuera el monstruo que
pudiera estar esperando para comerme. Incluso con una luz de noche
todavía veía figuras oscuras moviéndose en las esquinas de mi
habitación, o caras extrañas mirándome desde la ventana. Mis padres
hacían lo que podían para consolarme, diciéndome que era sólo una
pesadilla o una ilusión óptica provocada por la luz, pero en mi joven
mente estaba seguro de que al momento que cayera dormido, las cosas
malas me iban a atrapar. La mayoría del tiempo me escondía debajo de las
frazadas hasta estar lo suficientemente cansado como para dejar de
preocuparme, pero de vez en cuando sentía tanto pánico que corría al
cuarto de mis padres, despertando a mi hermano y hermana en el proceso.
Después de un calvario como ése, no habría manera de que alguien tuviera
una buena noche de sueño.
Eventualmente, tras una noche
particularmente traumatizante, mis padres se hartaron. Por desgracia
para ellos, entendían bien la inutilidad de discutir con un niño de seis
años, y sabían que no podrían convencerme de dejar a un lado mis miedos
a través de la lógica y la razón. Tenían que ser ingeniosos.
Fue idea de mi madre confeccionar a mi pequeño amigo para la hora de dormir.
Juntó muchos pedazos de tela surtidos con
su máquina de coser y creó a quien yo más tarde llamaría «Sr. Ickbarr
Bigelsteine», o «Ick» para abreviar. Ick era lo que mi madre llamaba «un
monstruo de medias». Estaba diseñado para protegerme mientras dormía
por la noche, asustando a todos los demás monstruos. Ickbarr tenía un
aire a un Frankestein en versión gremlin, con ojos grandes y
blancos hechos de botón y orejas de gato caídas. Sus pequeños brazos y
piernas estaban hechos con un par de medias rayadas en blanco y negro
que pertenecían a mi hermana, y la mitad verde de su cara estaba hecha
de una de las medias altas de fútbol de mi hermano. Su cabeza podría ser
descrita como bulbosa, y por boca mi mamá le había cosido un pedazo de
tela blanca, y bordado en forma de zig-zag una amplia sonrisa de dientes
afilados. Lo amé desde el primer momento.
De ahí en adelante, Ick nunca se separaba
de mi lado. Así que cada noche a la hora de dormir, me diría dónde se
escondían los monstruos y yo lo colocaba en el área de mi cuarto más
cercana a lo macabro. Si había algo en el armario, Ick bloqueaba la
puerta. Si había una extraña criatura rasguñando la ventana, apoyaba a
Ick contra el vidrio. Si había una gran bestia peluda bajo mi cama, bajo
la cama lo ponía. Algunas veces, los monstruos se escondían en mis
sueños, e Ickbarr tenía que venir conmigo a mis pesadillas. Era
divertido traerlo a mi mundo de ensueño, ya que juntos pasábamos horas
combatiendo demonios y fantasmas. La mejor parte era, que en mis sueños,
Ick podía realmente hablarme. —¿Cuánto me amas? —me preguntaba.
—Más que a nada en el mundo —siempre le decía.
Una noche, en un sueño, después de perder mi primer diente, Ick me pidió un favor.
—¿Me puedes dar tu diente?
Le pregunté por qué.
—Para ayudarme a matar a las cosas malas —me dijo.
A la mañana siguiente mi madre me
preguntó dónde estaba mi diente cuando bajé a desayunar. Por lo que me
dijo, el «hada de los dientes» no lo había encontrado bajo mi almohada.
Cuando le dije que se lo di a Ickbarr ella solamente se encogió de
hombros y se regresó a alimentar a mi hermana pequeña. Desde ese
momento, cada vez que perdía un diente se lo daba a Ick. Siempre me
agradecía y, por supuesto, me decía que me amaba. Con el pasar del
tiempo, sin embargo, me quedé sin dientes de leche, y ya me estaba
poniendo un poco viejo para seguir jugando con muñecos. Así que Ick sólo
se sentaba ahí, en mi estantería, acumulando polvo y ausentándose
lentamente de mi atención.
Pero las pesadillas se volvieron peores.
Tanto que empezaron a seguirme mientras estaba despierto, atemorizándome
en cada rincón oscuro o arbusto que se movía. Luego de una noche
particularmente mala volviendo de la casa de un amigo en bicicleta, y en
la que podría haber jurado que una jauría de perros rabiosos me estaba
persiguiendo, llegué a casa para encontrar que alguien me esperaba en mi
habitación. En mi cama, de pie y completamente erguido ante la luz de
la luna, estaba Ickbarr. Al principio pensé que mis ojos estaban
jugándome bromas de nuevo, como lo habían estado haciendo toda la tarde,
así que traté de prender y apagar las luces. Lo hice de nuevo, con
ningún cambio. Me estaba empezando a poner nervioso.
Comencé a retroceder hacia la puerta, sin
quitar mis ojos de la silueta de Ick; mi mano estirada incómodamente,
buscando el picaporte. Estaba a punto de irme a la mierda de ahí cuando
escuché que la puerta era azotada contra su marco, dejándome encerrado
en la oscuridad. En nada más que sombras y silencio.
Hasta que escuché una voz familiar y estridente. —Dejaste de alimentarme; ¿por qué debería protegerte?
—¿Protegerme de qué?
—Déjame mostrarte.
Pestañeé una vez y todo cambió. Ya no
estaba en mi habitación, estaba en… otro lugar. Una especie de bosque,
un lugar horrible, de pesadillas, donde partes de fetos abortados
colgaban del follaje, y el suelo estaba infestado con insectos
carnívoros. Una niebla espesa inundaba el aire con un olor a carne
podrida, mientras luces de un verde amarillento parpadeaban en el cielo
oscuro. Mi cabeza empezó a palpitar como si estuviera a punto de
explotar, porque en mi mente, escuchaba la voz de nuevo.
—Esto es lo que tu realidad será sin mí.
Sentí unas pisadas que hacían temblar la tierra, aproximándose rápidamente.
—Soy el único que puede pararlo.
Estaba detrás de mí ahora, enorme y enojado.
—Dame lo que necesito, y lo haré.
Me desperté antes de poder darme vuelta.
Al día siguiente revisé el armario de mis
padres buscando los dientes de leche de mi hermano, y se los di todos a
Ickbarr. Casi inmediatamente después de ello las pesadillas terminaron,
y estaba relativamente en condiciones de seguir con mi vida normal.
De vez en cuando, me metía en la
habitación de mi hermana y robaba lo que estaba destinado al hada de los
dientes, o estrangulaba a uno de los gatos de la vecina para quitarle
sus pequeños incisivos. Cualquier cosa para alejar las visiones. También
comencé a notar que Ick se movía en mi cuarto cada vez que yo me iba,
reordenando mis cosas y adicionando más cortinas. Se veía más vivo, de
alguna forma. En la luz correcta sus dientes podían verse brillando y se
sentía tibio al tacto. Por más que esto me asustara, no podía juntar el
valor necesario para destruirlo, sabiendo perfectamente a dónde eso me
llevaría. Así que continué recolectando dientes para Ick a lo largo de
la secundaria y la universidad. Mientras más crecía, a más cosas
aprendía a tenerle miedo y más dientes necesitaba Ick para mantenerme a
salvo.
Ahora tengo 22 años, un trabajo decente,
mi propio apartamento, y una colección de dentaduras. Ha pasado casi un
mes desde la última vez que Ick comió y las pesadillas están empezando a
acorralarme de nuevo. Tomé un desvío a través de un estacionamiento
después del trabajo esta noche. Encontré a un hombre forzando la
cerradura de su auto. Sus dientes estaban manchados de amarillo gracias a
una vida de tabaco y café, y aun así, tuve que usar el martillo para
extraer los molares. Cuando regresé a mi departamento él me estaba
esperando. En el techo, en un extremo. Dos ojos blancos y una boca de
navajas.
—¿Cuánto me amas? —me pregunta.
—Más que a nada —le contesto, sacándome mi abrigo—. Más que a nada en el mundo.
Posted by Unknown
Posted on 14:37
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Sé que es difícil creer en algo cuando no
se tienen pruebas, sobre todo si se trata de un asunto en el que los
hechos parecen fragmentos de una historia de terror. Sin embargo, debo
compartir esto con el mundo; todos deben conocer los peligros que
acechan a los cibernautas curiosos y ávidos de nuevas experiencias,
todos deben saber las consecuencias de tomar una decisión sin
reflexionarla. Hago esto con la finalidad de prevenirlos.
Soy una personas cuya vida ha estado
plagada de vicios. Siendo relativamente joven, puedo jactarme de haber
probado casi todo, desde alcohol y drogas hasta extrañas prácticas
sexuales y experiencias «extracorporales». Pero llega un momento en el
que termina el encanto, la novedad de lo desconocido, y por tanto pierde
su efecto. Arribar a la cumbre del vicio y darte cuenta de que, aun
mezclando sustancias, no existe más que una efímera sensación cuya
experimentación se vuelve una aburrida rutina, es lo más decepcionante
del mundo. Ahora creo que es mejor quedarse en los límites de lo
conocido y no ahondar en cosas que podrían destruir la mente.
Hace dos o tres años, no recuerdo, comencé con los sonidos binaurales. Primero probé lo básico como el I-Doser,
después busqué otros que me brindaran experiencias más «fuertes». Fue
así como encontré diversos tipos de frecuencias en la web normal y la
profunda, todos con una extensa gama de sensaciones las cuales no tardé
en agotar. En sólo unos meses había experimentado en su totalidad las
sensaciones que esos audios ofrecían.
Hace unas semanas que revisaba mi correo
electrónico, encontré en la bandeja de entrada un mensaje de un tal
«James Webber» con el asunto «Nueva dosis que debes escuchar». Creyendo
que se trataba de spam, eliminé el mensaje sin verificar su contenido.
Repentinamente, ese sujeto «James» me envió un mensaje instantáneo (lo
cual me sorprendió, pues no lo tenía como contacto) preguntándome si no
tenía curiosidad de probar aquella dosis. En otra ocasión hubiera
bloqueado a aquel individuo e ignorado su oferta, pero encontré
divertido su intento por venderme algo que no era novedad para mí. Le
respondí cuestionándolo acerca de «lo nuevo» del audio, y mencioné que
ya había escuchado todo tipo de frecuencias. «No como esto», repuso. Al
momento, envió un link que dirigía a un servidor ruso de almacenamientos
de archivos: «Te ofrezco una dosis gratis para que lo compruebes».
Pensé en terminar con el asunto. Lo más
probable era que el archivo fuera un virus y aquel sujeto alguien que
buscaba perjudicarme. Pero, como si hubiera leído mis pensamientos,
envió otro mensaje, «Puedes confiar en que todo estará bien. Pertenezco a
un colectivo que apenas está comenzando y necesitamos apoyo para
seguir. Si no te gusta, no volveremos a molestarte». Dudando y con
cautela, hice clic. El archivo para descargar estaba comprimido en
formato RAR y su nombre era muy extraño, tenía más de veinte letras y
números que parecían haber sido elegidos al azar. O quizás no. Terminó
de descargarse en menos de un minuto y lo abrí para comprobar que no
corriera peligro. En el archivo comprimido había una carpeta de nombre
semejante al anterior, y dentro, un audio titulado «CeaseToExist.mp3»
con un .txt que decía «Instrucciones». Descomprimí ambos archivos y leí
las instrucciones. Al escucharlo, tenía que estar acostado bocabajo con
los ojos vendados, el audio a tope, usar audífonos. Aunque la última
indicación me llamó especialmente la atención: «Concentrarse en el audio
hasta llegar al borde del sueño. Cuando esté a punto de dormir, cambiar
su posición a boca arriba». La nota terminaba ahí. Sin más, decidí
hacerlo… No tenía realmente nada que perder. Coloqué la pista en el
reproductor e hice todo lo que indicaba la nota. Sin ver su duración,
presioné play.
En un inicio la pieza no presentaba nada
fuera de lo común; abría con un ruido parecido a la estática de un
televisor, típico en la mayoría de los audios de este tipo. Luego de
unos momentos, el ruido comenzó a disminuir mientras un débil tañido de
campanas se apreciaba al fondo. Aquel sonido aumentó gradualmente, y fue
alentándose hasta que se convirtió en una sencilla melodía. Distinguí
algunos repiques más graves que otros, y prestando más atención me di
cuenta de que eran tres notas musicales, do, re, fa, do, re, fa… Ese
simple arreglo parecía un trozo de una melodía de cuna, tan agradable
que me abstraje en aquellas y dejé de escuchar el molesto ruido del
fondo. Los armoniosos acordes provocaron que comenzara a dormitar y
estaba por abandonar mi estado de conciencia cuando el recuerdo de las
indicaciones me cruzó la mente como un rayo: tenía que cambiar mi
posición. Con pesadez, giré lentamente mi cuerpo, desde el torso hasta
los pies, de modo que mi cara quedó frente al cielo. Los sonidos
continuaban deleitando mi oído, mi respiración era cada vez más pesada y
mi corazón latía con igual lentitud; me encontraba relajado como nunca
en mi vida. Después de unos segundos comencé a sentir cómo se iba
elevando mi cuerpo. Sentí que flotaba en el espacio… un efecto similar
produce la dosis Zero Gravity, pero no en la magnitud en que yo
percibí aquella levitación. Dejé que las ondas sonoras continuaran
haciendo su trabajo sobre mi cerebro mientras los tañidos comenzaban a
perder intensidad. Mi respiración apenas era perceptible, mis
terminaciones nerviosas disfrutaban de una suavidad incomparable,
parecía que mi cuerpo reposaba en una nube tan tersa como ninguna otra.
Mis labios se movieron para formar una sonrisa en señal de alegría por
tan apacible ambiente. No quería que todo terminara abruptamente, volver
a enfrentarme a una vida tan insulsa y carente de sentido… no quería
cambiar el Edén por la abyecta Tierra que no tenía nada más para
ofrecerme que decepciones y tristeza. Intenté abrir mis ojos, pero fui
incapaz de hacerlo —me encontraba tan extremadamente sosegado que, de no
haber sido por aquel débil y mecánico golpeteo que se escuchaba en mi
pecho, hubiera asegurado que estaba muerto—. Al igual que mis párpados,
el resto de mis miembros continuaban sumergidos en el trance, inertes
por voluntad propia, inconexos con mi mente y pensamientos. Aspiré
profundamente y, mientras exhalaba el poco aire que hizo su camino a mis
pulmones, mis piernas comenzaron a tener pequeños episodios de espasmos
musculares. De igual manera los músculos de mis brazos se contrajeron
involuntariamente a la vez que la temperatura de mi cuerpo empezó a
elevarse; al parecer no todo se trataba de armonía y felicidad. Mi
frecuencia cardíaca se aceleraba gradualmente, el zumbido se acrecentaba
a cada centímetro que descendía. Al cabo de unos momentos se volvió
insoportable para mis tímpanos, tan intenso que aún no entiendo por qué
éstos no reventaron al percibirlo. Intenté mover mis miembros: no podía
siquiera abrir los párpados. Mi cuerpo se encontraba tenso, inerte,
totalmente rígido y con un dolor agudo, sobre todo en las muñecas y
tobillos, un malestar parecido al que experimenta una persona que padece
artritis.
Quería gritar, pero mis labios no
respondían a la orden de mi cerebro ni mi garganta producía sonido
alguno, como si mis cuerdas bucales hubieran sido arrancadas de su
lugar. Me estaba ahogando por la opresión incesante sobre mis pulmones,
me estaba literalmente evaporado debido al infernal calor que abrasaba
mi piel, mi corazón latía con tal ímpetu que las palpitaciones parecían
auténticos puñetazos, como si mi órgano hubiera intentado quebrar el
esternón y las costillas para huir del pandemónium en que se había
transformado mi cuerpo. Una lágrima se escapó de uno de mis ojos y
resbaló lentamente por mi rostro —mi piel ardía intensamente por donde
había pasado, como si hubieran vertido una gota de ácido sobre mi cara—.
La presión se extendió por todo mi cuerpo, ahincando en mi cabeza, pues
mis párpados comenzaban a abrirse debido a que mis globos oculares
estaban a punto de salirse de su órbita.
No podía soportar más, había traspasado
los límites de la resistencia humana, había cruzado los extremos del
sufrimiento, llegado a un punto en el que no sabía si continuaba vivo o
me encontraba agonizando en los confines del Infierno. Lo último que
escuché, fue el intento de mis pulmones por introducir aire fresco,
esforzándose desesperadamente por conseguir un poco de sustento.
Exploté. O al menos, eso creí cuando
recobré conciencia de mi ser. Afortunadamente, todo había cesado. La
presión, el ardor, el dolor… todo lo que me había atormentado, se había
ido. Sí, todo había desaparecido, inclusive mi cuerpo; no sentía mis
piernas ni mis brazos, tampoco mis oídos y ojos. No escuchaba mi
respiración ni los latidos de mi corazón, en realidad, no sabía si
estaba escuchando, viendo, tocando, oliendo, saboreando o haciendo todo
eso al mismo tiempo. Es casi imposible describir lo que pasé… lo que
pasé ahí, es muy difícil comprender, incluso para mí, cómo yo
era absolutamente nada en el infinito vacío… Como si hubieran encerrado a
mi mente en una región sin límites ni extensión. Al principio, lo único
que, podría decirse, “percibía” eran unas figuras amorfas las cuales
seguían a mis pensamientos. Me concentré en una de ellas, era una
especie de círculo deformado. Era gris, un gris tan opaco que no
soportaba, así que lo imaginé verde. Y verde fue. Las otras figuras
aparecían y desaparecían, dependiendo de la atención que les brindaba.
Todo lo que existía y estaba era directamente proporcional a la medida
en que yo lo creía; podía creer en un círculo rectangular y ante mí
surgía la figura impensable e ilógica, en una gama de colores
inconcebibles para la imaginación humana. Tuve más de cinco sentidos,
inventé sentidos para percibir mis propias creaciones. Hice todo en un
momento, el último momento que recuerdo, pues lo que siguió a ese lapso
fue tan extraño que mi mente colapsó en medio de la confusión. En ese
fragmento, creí haber conocido la esencia de Dios… Lo que prosiguió a
este episodio quedará encerrado en mi memoria hasta el día de mi muerte.
Me tomó algo de tiempo y mucho esfuerzo rememorar cómo había vuelto del
caos. Recuerdo vagamente el sonido de un golpe, como si algo pesado
hubiera caído al suelo, lo cual atrajo mi atención en ese instante.
Estaba recobrando consciencia de mis sentidos, recuperando la lucidez
que había extraviado. Escuché entonces otro sonido similar al anterior y
de la misma manera sobrevinieron más, como si alguien hubiera golpeado
un tambor repetidas veces para ayudarme a salir de la locura. El
golpeteo fue acelerando de manera paulatina hasta formar una especie de
ritmo. Mientras aquella salvación auxiliaba a mis sentidos para
encontrar algo de coherencia, un intenso resplandor surgido de la nada
irrumpió en el escenario, lacerando mi vista y aclarando mi mente. La
luminiscencia aumentó al grado que, instintivamente, los bordes de mis
labios se separaron para proferir un grito desde el fondo de mi
garganta, debido al ardor que me provoca. Mis ojos comenzaron a
distinguir una forma borrosa de color negro, que poco a poco fue
transformándose en un objeto concreto: una lámpara de techo. Al momento
de reconocer aquella figura mi garganta cesó de gritar y aspiré una
bocanada de aire, con tanta desesperación, que parecía haber sido la
primera vez que respiraba. Me incorporé violentamente; mi corazón, que
me había salvado de la locura, latía con frecuencia excesiva, mi cuerpo
estaba empapado en sudor y temblaba incontrolablemente. Cerré mis
párpados e intenté regular mi frecuencia cardiaca y respiratoria.
Después de unos momentos logré apaciguar un poco a mi corazón y
pulmones, abrí los ojos y pude discernir mucho mejor los objetos y
colores. Con lentitud, bajé mis pies e intenté pararme pero mis
lánguidas piernas fueron incapaces de sostener el resto del cuerpo. Caí
de bruces y con mucho dolor me arrastré hasta el baño, y apoyándome en
el lavamanos, logré ponerme de pie y me recargué en él para evitar otra
caída. Aún estaba temblando y jadeando, tuvieron que pasar varios
minutos antes de que pudiera ejercer control sobre mis movimientos y
horas para recuperar la calma en totalidad. Cuando recobré fuerza, elevé
mi vista al espejo y observé detenidamente mi rostro: en mis facciones
aún estaba dibujado un gesto de estupor y desconcierto, mi piel estaba
pálida, gruesas gotas de sudor corrían por mis pómulos y frente, las
pupilas de mis ojos se encontraban dilatadas. En ese momento supe que
nunca volvería a ser el mismo de antes, jamás podría vivir en
tranquilidad ni tener un momento de paz por lo que me restara de vida.
Estuve contemplando mi cara por un tiempo, hasta que mi cuerpo dejó de
tambalearse. Me enjuagué el rostro, salí del baño un poco aturdido y fui
directamente a la habitación. Mi laptop, la única testigo de la
horrible vivencia que acababa de pasar, se encontraba hibernando.
Dormí poco esa noche, no podía conservar
la calma, ni siquiera en mis sueños. Lo primero que hice la mañana
siguiente fue abrir la laptop. Verifiqué la duración de la pista en el
reproductor de multimedia y gran sorpresa me llevé cuando noté que, lo
que me había parecido una eternidad, no duraba más de cinco minutos.
Cerré la aplicación y eliminé el archivo de audio. El navegador también
se encontraba abierto, maximicé la aplicación y estuve a punto de
cerrarla cuando vi una notificación de un mensaje instantáneo de la
persona que me había proporcionado el audio, preguntando si había
disfrutado la experiencia y si estaba dispuesto a probar la versión
completa. Me sorprendí al ver tal invitación; respondí que no estaba
interesado, que tenía suficiente para toda una vida con lo que había
experimentado. Sin embargo, él continuo insistiendo, por lo que yo,
enojado, le escribí: “¡No compraré su maldita mierda!”, a lo que repuso:
“No queremos venderte nada. Lo que nos interesa es analizar los
efectos, estudiarlos. Si aceptas nuestra invitación, te haremos algunas
pruebas inocuas como, por ejemplo, resonancias magnéticas, y a cambio tú
podrás experimentar toda una galería de sensaciones y estados que ni
siquiera imaginas…”. Tal respuesta me hizo enfadar más, pensé que todo
eso era o una muy bien elaborada estrategia de mercadotecnia o un simple
troll que estaba jugando conmigo. Decidí continuar la conversación,
pues era demasiado orgulloso para permitir que “alguien” me humillara de
esa manera. Como respuesta a su oferta, respondí: “¿Me creen estúpido, o
qué? Ya dejé en claro que no me interesa en absoluto nada que tenga que
ver con esa porquería. Si lo que quieren es vender la maldita cosa,
busquen a otro que crea en sus pendejadas”. De lo único que me
arrepiento en la vida, es no haber cerrado la ventana en ese momento;
sabía que tenía que hacerlo, era en vano discutir con un imbécil que
sólo escribía estupideces. No obstante, la curiosidad me incitó a ver su
respuesta, mi maldita curiosidad momentánea provocó lo que hasta el día
de hoy me causa recurrentes pesadillas. La contestación que recibí por
parte del sujeto, me dejó tan atónito, que fui incapaz de responder al
momento:
“Te conocemos Joel. Sabemos en donde
vives, en donde trabajas, tus hábitos, tu historial médico y
antecedentes penales. Sabemos de tus adicciones pasadas, los problemas
legales que has tenido por el consumo de drogas, la asombrosa capacidad
de tu cuerpo para asimilar las sustancias y no mermarse con el tiempo.
Te hemos estado observando; conocemos tu inquietud por intentar algo
nuevo, la urgencia que tienes por experimentar sensaciones desconocidas,
intensas. Tú eres el individuo que necesitamos, tú puedes ayudarnos a
dar un paso significativo en la ciencia. Acepta el trato Joel, no te
arrepentirás”… Quedé pasmado por unos instantes y cuando reaccioné, no
sabía qué escribir. De alguna manera, quien estaba detrás de la pantalla
conocía detalles de mi vida que no había revelado ni a mis amigos más
cercanos. Estaba metido en un problema serio, muy serio. Lo único que se
me ocurrió fue preguntar quiénes eran. “Nosotros no importamos. Lo
trascendental es tu respuesta. En treinta minutos tocarán a tu puerta
unas personas y te preguntarán si aceptas o no. Si respondes
afirmativamente, te llevarán en una camioneta hasta un apartamento y te
darán instrucciones”. Al instante, inquirí con un poco de temor: “¿…y si
declino la invitación?”. “No volveremos a contactarte, a menos que sea
necesario. Pero deberás tener mucho cuidado con lo que hagas de ahora en
adelante, cualquier acción estúpida acarreará una consecuencia. No te
arriesgues de esa manera, te conviene aceptar la oferta”.
Envié otro mensaje instantáneo, pero la
cuenta aparecía como “desconectada”. Nunca recibí otro mensaje. Me senté
en un sillón, con mi cabeza reclinada sobre mis manos. Analicé la
situación sin encontrar solución; pensé en llamar a la policía y
denunciar el acto, pero lo descarté. Era posible que aquellos sujetos
tomaran medidas contra mi intento. Tenía miedo de llamar a alguien para
contarle los sucesos, no quería que nadie más estuviera involucrado en
el asunto ni mucho menos que, por mi culpa, sufriera algún daño. Todo
esto rondaba mis pensamientos hasta que un golpeteo en la puerta
principal me interrumpió. Fui a la ventana e intenté ver quiénes
llamaban a la puerta: había una camioneta negra con vidrios polarizados
estacionada frente al jardín, pero ningún pasajero a bordo. Volteé a la
derecha y vi a dos hombres vestidos de negro aguardando a que abriera.
Con temor, fui hasta la puerta y la abrí lentamente. Efectivamente,
había dos sujetos altos y corpulentos, pero además una mujer de mediana
estatura entre ellos. Todos llevaban gafas oscuras y vestidura negra.
Pregunté con voz entrecortada qué era lo que deseaban, a lo cual la
mujer repuso, simplemente: “Sí o no”. Quedé por un instante en shock, no
entendía por qué no me llevaban a la fuerza en lugar de preguntarme si
deseaba formar parte de aquello. Entonces supe que, para que el asunto
funcionara, debía ser por voluntad propia; sin embargo, lo último que
deseaba era volver a pasar por todo ese infierno, mucho menos uno con
mayor duración, por lo que respondí con firmeza: “No”. Al momento, la
mujer y el hombre a su derecha dieron media vuelta y, sin decir palabra,
regresaron a la camioneta. El otro individuo me sostuvo con firmeza del
cuello, casi asfixiándome y me susurró al oído: “Jamás tuviste una
conversación en la que te ofrecieron la prueba, ni tampoco la conoces.
Tú no sabes nada de nosotros, ni siquiera existimos. Cualquier acción
que pretendas en contra de nosotros es inútil, cualquier intención por
informar o probar tu historia será frustrada y traerá una consecuencia.
Sabemos todo de ti y podemos hacer lo que nos plazca. Además, existen
algunas sustancias que, para funcionar en el sistema de una persona, no
se requiere de su voluntad… Quedas advertido”. Me soltó y siguió el
mismo camino que sus compañeros. Estaba de rodillas en la puerta,
recuperándome de aquel casi estrangulamiento, mientras veía desaparecer a
la camioneta en los límites de la calle.
Desde entonces, he pasado días y noches
sin una pizca de tranquilidad; casi no duermo debido a las pesadillas
que atacan a mi subconsciente a cada momento. He perdido el apetito, me
he aislado completamente del mundo por temor a que esos bastardos
lastimen a quienes conozco. Los medicamentos son infructuosos; el daño
ocasionado a mi mente es incurable e irreversible. Algo se quebró ahí
adentro, algo que ninguna terapia, ningún remedio ni médico podrá
arreglar. Ir a la policía sería igual de vano que ir con un psiquiatra.
He perdido mi salud, mi trabajo, mis amigos, mi vida… he perdido todo
por un maldito lapso de cinco minutos, por una decisión mal tomada.
Cuando revisé la papelera de reciclaje, encontré el archivo MP3 intacto
—la nota, por el otro lado, había desaparecido, como si alguien hubiera
hackeado mi laptop—. Supongo que lo dejaron para que recordara mi
desgracia, para que supiera que ya no había lugar en el mundo para mí si
no era con ellos.
Me observan a cada momento, saben a dónde
voy y lo que hago. Incluso siento que, en cierta manera, controlan mis
acciones. Aun escondido aquí, saben que estoy escribiendo esto, pero,
¿por qué lo permiten, si es un hecho que voy a hacer todo lo posible
para que esto salga a la luz?… Quizá, al estar internet lleno de
historias extraordinarias y sobrenaturales, piensan que ésta pasará a
ser otra narración falsa, una leyenda sin bases para comprobar su
veracidad, una historia más. O tal vez ellos buscan que la historia se
difunda, que recorra cada sitio en internet y se popularice, así podrán
conseguir personas que estén dispuestas a entregar su cerebro para quien
sabe qué fines. Oh Dios, ¿qué he hecho? Cuando lean mi experiencia, la
gente creerá que lo que experimenté fue algo divertido, cuando en
realidad fue todo lo contrario. ¡Ellos lo saben! Saben que, sobre todo
los jóvenes, se sentirán atraídos por las sensaciones que describí,
saben que no podrán resistirse a probar algo que les causará efectos
mucho más intensos que las drogas convencionales. ¡Ellos tenían planeado
que yo escribiera esto! Ya no me queda suficiente tiempo para corregir
el daño, lo único que puedo hacer es advertirles: NUNCA descarguen de
internet CeasetoExist.mp3, ni en ningún otro formato, aunque creo que
será algo difícil encontrarlo. NUNCA prueben dosis de dudosa
procedencia, pero más que nada, JAMAS acept
(El texto de bloc de notas termina aquí).
NOTA: el anterior
texto me fue facilitado por una persona allegada a mí, cuya identidad no
puedo revelar por cuestiones de seguridad. Este individuo asevera ser
pariente del protagonista de la historia, quien vive en Estados Unidos y
le mandó por correo electrónico su experiencia (originalmente escrita
en inglés) junto con un archivo de audio que aparentemente, es la pieza
que se menciona en la historia. Yo no traduje la historia, ya que quien
me la envió se había encargado de hacerlo, sino que corregí algunas
cuestiones ortográficas, gramaticales, de sintaxis y modifiqué algunas
palabras para hacer más apacible la lectura.
No poseo el texto original ni la
pieza de audio, no sé si es un Hoax (aunque lo dudo, puesto a que
conozco personalmente a este sujeto) y desconozco si el audio original
se encuentra en algún sitio. Tampoco he podido contactar a quien me pasó
el texto, así que no sé si la historia (en inglés) fue compartida en
otros sitios ni tampoco si el archivo de audio esté disponible para
descargar en algún servidor.
sábado, 22 de junio de 2013
Posted by Unknown
Posted on 15:04
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Lo peor que hice en mi vida ocurrió hace
doce años, cuando tenía dieciséis y vivía en Cleveland, Ohio. Fue al
comienzo de otoño, cuando las hojas estaban empezando a tornarse
naranjas y la temperatura comenzaba a decaer, haciendo alusión al
torrente frío que estaba a pocos meses de distancia. La escuela acababa
de empezar, pero toda la emoción de regresar y reunirse con los viejos
amigos había sido sustituida por la idea de que estábamos cautivos en un
lugar que sólo quería cargarnos de trabajo.
Naturalmente, mis amigos y yo estábamos
dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de recordar cómo era cuando no
teníamos obligaciones, aquellos días de verano libres de
responsabilidades.
A principios de ese año, uno de mis
amigos del trabajo —en McDonalds, que algunas personas creen que es algo
poco convincente, pero la pasé bien allí— me había enseñado una técnica
para «morir» con la ayuda de un asistente y regresar a la vida a los
pocos segundos.
Funcionaba así: la persona haría diez
respiraciones largas y profundas, y en la décima cerraría sus ojos,
apretando los parpados y conteniendo la respiración tan firmemente como
le fuera posible, mientras cruzaba sus muñecas sobre el corazón.
Entonces el asistente le daría un abrazo fuerte desde atrás, apretando
las muñecas de la persona contra el esternón. En cuestión de segundos
ésta perdería la conciencia. El efecto dura sólo un segundo o dos, pero
pareciera que hubieses estado fuera de tu cuerpo por horas, y cuando
retomas la conciencia, la sensación de desorientación, de no saber en
dónde demonios estás o qué estás haciendo allí, es impresionante.
Sé que algunas personas dirán, «¿Qué
carajo? ¿Sos retrasado o algo así?», y sí, ahora sé que probablemente
matábamos millones de neuronas cada vez que «moríamos»; pero yo era un
joven de dieciséis años, aburrido a más no poder y creía que era genial.
Os alentaría a probarlo para que lo experimentaseis por vuestra cuenta,
pero luego de lo sucedido, nunca se lo recomendaría a nadie.
Otro efecto secundario interesante de
esto, que fue en realidad la razón por la cual lo hacíamos, es que
mientras permaneces «fuera» de tu cuerpo, siempre estás lúcido y tienes
sueños vívidos que puedes recordar fácilmente al despertar (después de
todo sólo te has dormido por unos segundos). Éramos buenos chicos y
nunca probaríamos drogas, así que para nosotros esto era lo que el LSD
era para un hombre pobre.
Las visiones o sueños están relacionados
de alguna forma con lo que veías justo antes de morir. Por ejemplo, una
vez soñé que estaba escalando una montaña, estaba en la cima del
Himalaya o algo así, pero había un pasamanos. ¿Quién diablos pone un
pasamanos de escalera a 6,000 metros de altura? Cuando volví a mi cuerpo
y recordé en dónde estaba, me di cuenta de que había estado mirando la
escalera que se encontraba en una esquina de la sala de estar de mi
novia. En otra ocasión, tuve una visión de Pedro Picapiedra sonriendo y
levantando sus manos delante de un mural con el logotipo de la ERAD
(Educación de Resistencia al Abuso de Drogas, un programa en el cual
policías enseñan a los niños de escuelas públicas sobre estos asuntos), y
cuando volví a mi cuerpo pude ver que mi amigo Brett tenía el mismo
logotipo en su camiseta. Ahora, de dónde salió Pedro Picapiedra, no
tengo idea.
Nuestras visiones siempre eran sobre
cosas mundanas, nunca nada raro. Hasta ese día. Como dije, hacía un mes
que estábamos en época de clases y hartos de ella. Habíamos salido a
pasar el rato afuera, estábamos sentados en las vigas de las torres de
alta tensión, en la parte de abajo. Mi amigo Mike subió hasta el segundo
nivel de las vigas para estar más alto.
Era un cálido día de octubre y el cielo
estaba gris. Lentamente, el cielo fue oscureciendo cada vez más; y en
Cleveland eso probablemente significaba que en cualquier momento la
temperatura podría descender y, si éramos realmente desafortunados, una
lluvia helada podría empezar a caer. El aire estaba pesado y se podía
oír el leve zumbido de los cables de alta tensión sobre nosotros.
Definitivamente no quería pasar los últimos momentos de una linda tarde
de sábado subiéndome a una torre de alta tensión, saltar al suelo y
quejarme luego del dolor en mis pies, sólo para hacerlo una y otra vez
como estúpidos.
—Hey, ¡vamos a morir por un rato! —dije.
Para ese tiempo, dejar nuestro cuerpo no era tan divertido como cuando
lo descubrimos, pero era mucho mejor que lo que estábamos haciendo.
Vince estuvo de acuerdo, al igual que Richard, pero Mike, el que saltaba
desde más alto de la torre, preguntó de qué carajo estábamos hablando.
—Joder, ¿nunca te indujiste el desmayo
antes? —preguntó Vince. Mike respondió que no, él había pasado todo el
verano en casa de su madre y no estaba al tanto de lo que nosotros
habíamos hecho—. Amigo, ¡tienes que probar esto! Mira, te mostraremos.
Vince y yo nos bajamos de la torre,
cayendo de pie en el césped. Yo hice las diez respiraciones, apreté los
ojos y contuve la respiración. Entonces sentí a mi amigo presionar sus
brazos contra mi pecho y, de repente, como si fuese lo más natural del
mundo, una langosta gigante estaba trepándose a una de las torres, bajo
el mar. Algas marinas crecían del fondo de arena bajo mis pies. Lo
siguiente que recuerdo es que cuando desperté Vince y Richard me estaban
preguntando, «¡Amigo, ¿qué has visto?! ¿Qué has soñado?». La parte de
atrás de mi cabeza me dolía mucho, me estaba matando.
—Mierda, ¿me dejaste caer? —pregunté. Yo
no era muy pesado, pero Vince era bastante débil. Él solo se quedó
mirándome, y Richard me dijo que sí me había dejado caer. Me preguntaron
nuevamente qué vi. Me froté la cabeza y les dije que una langosta, que
estaba pellizcándole la cabeza a Vince con sus tenazas. Me volví hacia
Mike, y le dije:
—¿Ves? ¡Es increíble! ¡Tienes que probarlo!
—Y una mierda —respondió—, no me fío lo suficiente de ninguno de ustedes como para hacer eso.
—¡Vamos hombre! Tienes que probarlo; no
es más peligroso que estar trepado allí. Te prometo que no te dejaré
caer como este idiota lo hizo conmigo —le persuadí.
Lo consideró por un momento. Luego saltó de donde estaba, se incorporó y dijo:
—Bien, una vez.
Repitió las diez respiraciones profundas
conmigo de asistente para asegurarse de que no lo dejaríamos caer.
Contuvo la respiración y yo lo ayudé a caer en ese otro lugar. Sentí el
cambio de peso en su cuerpo, y él era un tipo robusto, así que me
aseguré de bajarlo lentamente para que no se lastimara. Justo cuando
tocó el suelo, volvió en sí.
Despertó gritando.
—¡Mierda! ¡MIERDA! ¡Déjame, aléjate de
mí! —gritaba, al tiempo que se levantó de un salto agitando sus brazos
alrededor de su cabeza.
Todos retrocedimos, con miedo de ser
golpeados por su frenesí; pero más miedo tenía de lo que estaba viendo.
Después de unos siete segundos, el doble de lo que generalmente
tardábamos en darnos cuenta de dónde estábamos, se tranquilizó.
—Mierda, mierda, mierda…
Jadeaba, respiraba con dificultad,
tomando grandes boconadas de aire. Se quedó de pie, encorvado, hasta que
cayó de rodillas. Comenzó a mecerse, retorciendo las manos y
murmurando.
—Santa madre de Dios, ¿qué demonios has
visto? —dijo Vince, pero Mike no respondía. Me le acerqué lentamente y a
medida que lo hacía, lo escuchaba sollozar en silencio. Eso en nuestro
mundo de «machos» era castigado con la muerte, pero por supuesto, nadie
dijo nada. Apoyé una mano en su hombro, pero en cuanto lo toqué dio un
grito y saltó para atrás golpeándose la espalda contra la torre. Se
abrazó a la columna de la torre, mirándonos con los ojos desorbitados,
una mirada de terror absoluto. Pensaría quizá que éramos demonios del
averno.
Si en algún momento pensé que estaba bromeando, esa mirada me quitó toda duda. Eso, y lo que sucedió después.
Ninguno dijo nada. A los diez minutos
Mike se había tranquilizado lo suficiente como para que Richard lo
acompañara a su casa. La temperatura había decaído y comenzó a llover.
Le dije a Vince que me iba a mi casa, y le dije que nos veríamos mañana.
Siempre pasábamos los días lluviosos jugando Mortal Combat en nuestro
SNES, pero no dijo nada. Probablemente querría pasar un tiempo a solas
para reflexionar sobre lo que había pasado. Como yo.
Al día siguiente fui a ver cómo estaba
Mike, pero él y su familia salieron todo el día. Le pregunté más tarde a
dónde habían ido, pero no me respondió. Creo que fueron con un
psicólogo puesto que cuando lo vi de nuevo, el martes, parecía estar
mejor. Los siguientes días nos juntábamos normalmente, como antes, pero
Mike aún no decía lo que había visto. Hablábamos de cosas sin
importancia. No fue hasta el sábado de esa semana cuando me contó lo que
pasaba.
Estábamos caminando por una calle
tranquila del barrio hacia el puente peatonal que cruza el arroyo. Yo
hablaba de una chica mayor que conocía, cuando me interrumpió de
repente.
—No voy a estar aquí mucho más tiempo.
—¿Cómo? —le pregunté.
—Vendrán de nuevo esta noche, esta vez ya no creo que sea capaz de aguantar.
—¿De qué estás hablando? ¿Quién vendrá esta noche, Mike?
—Las manos… las voces.
Para ese punto ya me estaba asustado. Balbuceé estúpidamente un par de veces, y luego dije, estúpidamente:
—¿Qué manos?
—Por la noche miro el árbol por la
ventana y luego todo se pone negro. Entonces veo decenas, cientos, miles
de ellas empujando contra el vidrio.
—¿Y… qué haces?
—Retrocedo, durante toda la noche, pero
estoy cansado. No puedo mantenerlas afuera más tiempo. Y las voces… las
voces dicen que tengo que dejarlas entrar, voces de niños pequeños.
Voces y manos de niños pequeños.
Bajó la voz hasta ser un susurro. Me di cuenta, por lo que dijo luego, que estaba luchando para contener el pánico.
—Y a veces, veo sus caras —dijo, con voz temblorosa.
Lo acompañé a su casa. Se detuvo en la puerta y finalmente, levantando el rostro, me dijo:
—Dile a Vince que puede quedarse con mi
Nintendo. Él no tiene uno y su madre no le comprará uno. Richard puede
quedarse con mis discos. Sé que a ustedes no les gustan, pero a él sí.
—Empecé a decirle algo, pero se dio
vuelta y entró en su casa. Me gustaría haber llamado a la puerta y
ofrecerle quedarme con él, pero teníamos dieciséis y los chicos de esa
edad ya no hacían eso. Me fui a mi casa. Dormí mal, asustado, escuchando
cada crujido y quejido que hacía la casa.
Generalmente dormía con las persianas abiertas, pero esa noche, cerré todo.
Al día siguiente nos enteramos de que
alguien había irrumpido en la casa de Mike. Vi una patrulla de policía
en la entrada de su casa. Mis peores temores se confirmaron cuando noté
que la ventana de Mike era la que había sido violentada. Mike había
desaparecido, y fue todo lo que nos dijeron. Nos hicieron muchas
preguntas, buscaban algún pervertido que lo hubiera secuestrado, pero no
obtuvieron información de nosotros puesto que no teníamos nada que ver…
lo que no era del todo cierto. Su foto apareció en todos lados, y
todavía lo están buscando.
Cuando todo terminó, me fui a la
biblioteca para investigar qué mierda había pasado, pues el internet no
era tan eficiente en aquella época. No encontré mucho. Lo más
relacionado que encontré fue algo que aprendí tiempo después, en mi
clase de historia universal. Al parecer, los sacerdotes egipcios
usualmente se encerraban a sí mismos en ataúdes el tiempo suficiente
para morir, mientras que luego eran resucitados y así podían contar lo
que vieron en el inframundo, el tiempo que estuvieron muertos. Sólo
puedo pensar que por el clima, o por la electricidad en el aire, Mike
pudo tener una experiencia más intensa que la nuestra. Tal vez golpearme
la cabeza me salvó de lo que él sufrió, no lo sé. Es algo que no
termino de entender. A veces acordarme de todo esto, me hace temblar
viernes, 21 de junio de 2013
Posted by Unknown
Posted on 22:47
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Cerca del monte Glastonbury, en Vermont, se encuentra el Triángulo de Bennington, una enigmática zona boscosa donde se pierde el rastro de las personas que un día desaparecieron y de las que nunca más se supo. La mayoria de estas desapariciones se produjeron sin que los cuerpos de seguridad pudieran encontrar una sola pista para averiguar que les había ocurrido. Las víctimas eran personas de diferntes edades y de ambos sexos y todas ellas se esfumaron en un plazo de cinco años que lleva del 1.945 a 1.950. Todas las desapariciones ocurrieron en el último trimestre del año, entre los meses de octubre, noviembre y diciembre, pero aparte de esto poco más se pudo saber para conocer la naturaleza de estos hechos.
La primera desaparación ocurrida en el Triángulo de Bennington se remonta a 1.945, un hombre llamado Henry MacDovell, evadido de un manicomio en el que estaba recluido por ser el autor de la muerte de otro hombre desapareció sin dejar rastro en ese lugar. Aunque no resulta extraño que un prófugo de la justicia “desaparezca” sin dejar rastro, este suceso es ha menudo citado como las primera de las extrañas desapariciones del Triángulo de Bennin
El 12 de Noviembre de ese año un hombre llamado Middie Rivers que trabajaba como guía de montaña desapareció misteriosamente ante los ojos del grupo de turistas a los que acompañaba de regreso al campamento. Él caminaba delante del grupo de personas por una zona que conocía sobradamente cerca de la carretera de Long Trail y simplemente desapareció, nunca más fue visto ni se encontraron restos o pistas que dieran respuesta a este inquietante suceso a pesar de las batidas que la policía y voluntarios realizaron durante días.
Un año màs tarde, concretamente el día 01 de diciembre de 1.946 una estudiante de dieciocho años de edad de nombre Paula Welden se adentró en los bosques de la zona con la intención de hacer senderismo de montaña. Esto es lo último que se supe de ella. Jamás salió de esos bosques y las pesquisas iniciadas por la policía no dieron tampoco esta vez ningún resultado.
También se reportan rumores de que en el año 1.949 tres cazadores desaparecieron en el Triángulo de Bennington durante una jornada de caza, aunque no se ha podido investigar si esto es verdadero o simplemente una habladuría.
Sin embargo si se sabe que el día 1 de diciembre de ese año un hombre llamado James E. Tetford protagonizó lo que parece ser la desaparición más enigmática ocurrida en el Triángulo de Bennington. El señor Tetdford desapareció mientras se encontraba en el interior de un autobús en movimiento. Los demás pasajeros testificaron que lo vieron en el autobús, pero para cuando éste llegó a su última parada en Bennington James Tetford había desaparecido.
El doce de octubre del año siguiente Paul Jepson, un niño de ocho años, desapareció de la vista de su madre mientras ésta se encontraba realizando algunas tareas domésticas. La posterior búsqueda de los cuerpos de seguridad fue muy exhaustiva, empleándose incluso perros para intentar seguir el rastro del niño. Los perros avanzaron a través del bosque hasta una autopista cercana donde perdieron el rastro. Esto hizo pensar a la policía que la desaparición de Paul Jepson fue un secuestro y que el pequeño fue introducido en algún vehículo que circulaba por aquella autopista.
La última extraña desaparición de la que se tiene constancia en el Triángulo de Bennington es la de una mujer llamada Frieda Langer. El 28 de Octubre de 1.950 Frieda fue de excursión con su primo. En un momento de la caminata, Frieda tropezó y cayó en un lugar que estaba anegado de agúa. Frieda decidió volver al campamento para cambiarse de ropa y su primo se quedó en aquel lugar esperando que regresara. Frieda nunca llegó de vuelta al campamento. Se inició entonces un masivo operativo de búsqueda por tierra y aire. Policía, bomberos, militares y voluntarios participaron durante días rastreando toda la zona sin conseguir tampoco resultados aparentes. Pero siete meses más tarde el cuerpo de Frieda fue encontrado en un descampado que, curiosamente, ya había sido rastreado en los meses anteriores por la policía. Debido a las condiciones en que se encontraba el cuerpo y al tiempo transcurrido los forenses no pudieron determinar la causa de la muerte.
Existen varias teorías sobre la naturaleza de las desapariciones del Triángulo de Bennington pero todas ellas siguen siendo bastante endebles y no logran explicar por sí mismas todas las desapariciones. La primera teoría menciona la posibilidad que durante aquel periodo hubiera un asesino en serie por aquella zona. Si bien esto es totalmente posible, la diferencia de sexo y edad entre las víctimas y la ausencia total de pistas o evidencias en todos los casos, parecen echar por tierra esta tesis. No es muy habitual encontrar un asesino que actua tan indiscriminadamente al escoger a sus víctimas.
Otra teoría sostiene que las desapariciones se debían a desgraciados accidentes de montaña. Las fechas en que ocurrieron todas las desapariciones entre las estaciones de otoño e invierno son las propicias para que el suelo del bosque aparezca cubierto de una gruesa capa de hojarasca que oculte pozos o agujeros donde habrían caído inadvertidamente las víctimas. Sin embargo esto no explica los casos de Frieda Langer y James Tetdford. Además, en las búsquedas que se organizaron tampoco se encontraron pozos o simas que pudieran explicar esta teoría.
Lo cierto es que pasado ese periodo las desapariciones dejaron de tener lugar y actualmente no se conoce ningún otro caso que haya tenido lugar en esa zona. Probablemente no existe un único motivo para explicar las extrañas desapariciones del Triángulo de Bennington y sea más sensato pensar que obedezcan a varias razones: accidentes, extravíos o secuestros…, pero de lo que no cabe duda, es que el misterio que las rodea sigue estando vigente y que la población local sigue considerando la zona que rodea el monte Glastonbury como maldita.
Posted by Unknown
Posted on 21:07
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Sonia coleccionaba querubines, los tenia de muchos tipos, madera, metal
yeso. Exhibiéndolos en su habitación con orgullo. Y muchas personas le
expresaban admiración.
En cierta ocasión para un trabajo
escolar, el equipo completo se reunión en su habitación, las bromas
surgieron de inmediato, pues Cesar el payaso de la clase se unió a
Mariana la mejor amiga de Sonia para molestar a Diana, una chica dark,
que por mala suerte había caído en ese grupo. Las bromas fueron de tal
magnitud, que la chica salió corriendo, mientras los demás disfrutaban
sus carcajadas.
Esa misma noche mientras Sonia sacudía sus
sabanas, en el momento en que estas caían, pudo ver una silueta blanca
parada al pie de su cama, los querubines voltearon con expresión de
asombro y alzaron el vuelo cubriendo todo el cuerpo de la joven mientras
le decían –corre Sonia, corre- ella salió de la habitación, pero al
cruzar la puerta todos los querubines cayeron de su cuerpo, volviendo a
su estado inmóvil y rompiéndose el mil pedazos al estrellarse contra el
suelo. La chica no volvió a su cama, durmió en la habitación de su
hermana menor.
Al día siguiente le contó todo a su Mariana,
quien no dudo en decirle que la “bruja” de Diana le había lanzado un
hechizo a causa de las bromas que le hicieron, con esta idea en mente
molestaron a la chica, la cual las ignoró y al retirarse le dijo a Sonia
en secreto –Cuídate más de las personas que tienes cerca y que no
entran en tu habitación sin que las invites- .
Sonia volvió a
casa un poco desconcertada, su madre había limpiado la habitación y la
esperaba con los restos de querubines para pegarlos juntas, cuando
terminaron, la chica fue a poner en su lugar todos aquellos que habían
logrado salvar, permanecía con la puerta abierta por la impresión de la
noche anterior, Mariana llegó de visita, recargada en el marco de la
puerta platicaban las dos, entonces Sonia la invitó a pasar y cerró la
puerta porque se sentía más segura, los querubines gritaron –Nooo, sal
de aquí- y las dos corrieron hasta afuera. Mariana le dijo que aquello
la había asustado mucho y mejor regresaría otro día.
Asomándose
desde afuera Sonia podía ver sentada en su cama, aquella silueta
blanca, que se levantaba a caminar por la habitación, con las manos
encogidas, las piernas dobladas hacia atrás, temblando a caminar y
sacudiendo la cabeza con fuerza, intentaba ahorca a los querubines que
revoloteaban por todo el lugar. La chica no pudo soportar la escena y
fue a salvar a sus preciados ángeles, venció el temor y se abalanzó
sobre la figura. Luchó con ella hasta que simplemente desapareció entre
sus manos.
Esa tarde recibió la visita de Diana, quien le
propuso ayudarle a deshacerse de aquel ser extraño que habitaba su
cuarto, tras mucho discutir, lograron llegar a un acuerdo, en al cual
Diana le mostró que la aparición de aquella criatura estaba ligada a las
visitas de Mariana, cuando ella entraba en la habitación, la mujer de
blanco aparecía.
Fue tan simple como no dejarla pasar de la
puerta, no había que hacer esfuerzos extras, solo necesitaba invitación
directa de Sonia, y esta se la negó, entonces la chica se puso inquieta,
caminaba como guardián de un lado a otro de la puerta, le imploraba que
la dejara pasar, pero Sonia se negaba, pasados unos instantes Mariana
expulsaba espuma por la boca, sus ojos saltaban de las cuencas, y
jadeaba como perro, cayó tirada en el piso.
Por medio de un
libro descubrieron que eso era un espíritu maligno de la envidia, que
Mariana había materializado, y metido en la habitación de Sonia para
destruir los querubines que tanto amaba.
Posted by Unknown
Posted on 21:05
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Aprovechando
que todos en mi familia se fueron de viaje me quede en casa para
descansar, metí a mis dos perros en la habitación para no estar solo. De
la nada empezaron a gruñir, mirando fijamente hasta la puerta de mi
cuarto, fui a ver qué pasaba, pero antes de llegar vi que la chapa se
movía como si alguien intentara abrir desde afuera, mis animalitos se
pusieron inquietos, ladraban nerviosos, y encogían las orejas, un poco
asustado también, regrese a mi cama, y alcancé a ver como una pequeña
cabeza se escondía en una esquina cerca de mi ventana.
Con mis
perros en brazos fui hasta la puerta, pero de nuevo no alcance a llegar
porque un golpe como el de una patada, sonó en la puerta, me dejé caer
recargado en la pared y vi un par de piernas a través de la cama. En ese
momento se fue la luz, esperé hasta que volviera, entonces pudimos
salir porque no había más golpes en la puerta. Las sillas estaban
regadas y otras sobra el comedor, las acomodé para calmarme y acompañado de mis perros, buscamos por todo el lugar, no pudimos encontrar nada.
Fui al baño a lavarme la cara para que el susto se pasara, mis perros
salieron corriendo, cuando fui tras ellos pasé por el comedor y las
sillas estaban de nuevo regadas, los animalitos estaban en el cuarto de
mis padres, detrás de un niño de pies sucios, que estaba muy pálido, al
darse cuenta que lo veía, sonrió, y salió corriendo justo al lado mío,
dejándome un fuerte escalofrió, que me quitó las fuerzas y caí
desmayado.
Al despertar vi a lo lejos en el comedor un par de
personas sentadas que discutían sobre algo, un hombre se levantó de la
mesa, y golpeo a la mujer con fuerza, esta gritó mientras corría hasta
donde yo me encontraba, quise correr pero en un instante estaban frente a
mí, ella me pidió ayuda y el hombre me miró con extrañeza, me golpeó el
rostro y me estrellé en el suelo, cuando volteé ya no estaban, solo
pude ver ese par de piernas blancas del nuevo, que pertenecían al niño
que reía. Corría por todo el lugar como jugando a las escondidas,
entraba y salía de entre los muebles.
No tuve más que
esconderme con mis perros debajo de la cama hasta que aquello terminara,
jamás supe quien era, ni si ha vuelto a casa, porque decidí desde ese
momento jamás quedarme solo.
miércoles, 19 de junio de 2013
Posted by Unknown
Posted on 19:56
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“
Boogyeman” es la manifestación de un temor abstracto y amorfo, alimentada por la imaginación de un niño, por lo cual su apariencia puede variar, dependiendo de la región donde se desarrolle la leyenda, no solo la apariencia del “coco” cambia también cambia su sexo y bien podría ser ambos, como por ejemplo en el oeste de los E.U. el “coco” rasguña las ventanas, mientras que en el noroeste del Pacifico, este se manifiesta como una niebla verde. En algunos otros lugares el “boogyeman” o “coco” se esconde debajo de la cama o dentro del armario y no solo castiga a los niños que se portan mal, también a los que se chupan el pulgar.
Pero al “coco” no solo se le conoce así recibe muchos nombres y esto se extiende en muchas regiones, alejadas unas de otras.
En las Bahamas se le conoce como “Pequeño Hombre”, pequeño ser que viaja en una carreta de noche recogiendo a los niños que se portan mal, los cuales tiene que estar en la carreta para siempre.
En Brasil y Portugal se le conoce como “Home do Saco” o el “Hombre del Saco”, que se describe como una criatura de sexo masculino, parecido a un vagabundo con su saco en la espalda, en el cual se lleva a los niños, a diferencia del “Pequeño Hombre”, el “Hombre del Saco” se lleva a los niños de día. Otro “coco” en esta zona se llama “Bicho Papao” que se esconde bajo las camas en las noches.
En Bulgaria a este temible monstruo aterrador se le conoce con el nombre de “Torbalan” muy parecido al “Hombre del Saco”, también se le describe como un ser peludo y obscuro al que denominan como “Talasa” y vive en las sombras de las granjas y los áticos, que solo salen en las noches para asustar a los niños pequeños.
En Cataluña el “Hombre del Saco” no solo se lleva los niños, de ellos saca una grasa, que utiliza en las vías de los ferrocarriles de Barcelona.
En Croacia “Babaroga” es una vieja con cuernos que se lleva los niños a su cueva para comérselos.
República Checa y Polonia, “Bubak” o “Hastrman” representado como un espantapájaros, no solo se lleva a los niños, también a los adultos, “Bubak” merodea en las riberas de los ríos y suele hacer un sonido parecido al de un bebe, con el fin de atraer a los incautos para robarles sus almas.
Noruega y Dinamarca, el coco danés es llamado “bussemanden” quien se esconde bajo la cama y se lleva los niños que no duermen.
Egipto, a si también en Egipto el “Abo Ragl Ma Slokha” o “El Hombre de las Piernas Quemadas”, “Abo Ragl Ma Slokha” es un monstruo que se quemo de niño por no escuchar a sus padres, se lleva a los niños desobedientes para cocinarlos y comerlos. Otro monstruo de esta zona se llama “Bo´Bo´” que es una criatura nocturna vestida de negro y que persigue a los niños que se portan mal.
En Finlandia la Criatura que atormenta los niños se llama “mörkö” y se le representa como una aterradora criatura fantasmal de color azul obscuro.
En Alemania este ente se llama “Derschwarze Man” o “El Negro” y no por el color de la piel, si no por su preferencia a los lugares obscuros, como los bosques, los armarios y debajo de las camas. A este monstruo en Grecia y Chipre se le conoce como “Baboulas”. Pero en Haití el “coco” es gigante y es la contraparte de Santa Claus, en el dialecto criollo haitiano se llama “Tonton Macoute”.
En la India depende de la región, así que recibe varios nombres como “Bori Baba” que también usa un saco, “Chownki Daar” que vigila a los niños cuando se niegan a dormir, al sur es “Rettai Kannan” que amenaza a los niños que no quieren comer, en el estado de Andhra Pradessh, es “Buddaa” o “Shaitaan”.
En Irán la cultura persa habla de “Lulu” quien se come a los niños traviesos, también llamado “Lulu-Khorkhore” es utilizado para asustar a los niños que no comen.
En Italia, “Lúomo nero” o “Babau” atemoriza a los niños en canciones de cuna (que lindo no, para poder dormir).
En Corea “Gyungsang”, “Dokebi”, son representados como un tigre, mientras que “Mangtae Younggam” es una vieja con bolsa de malla, que se lleva los niños.
También conocido como “Boeman” en los Países Bajos, “Pugot” en las Filipinas, “Bonhomme Sept-Heures” en la región de Quebec es “bau-bau” en Rumania, “Buka” en Rusia, Ucrania y Bielorrsia, “Bavbav” en Eslovenia, “Ogro” en España, “Goni Billa” Sri Lanka, “Monstret” en Suecia, “Böögg” en Suiza, “Dunganga” en Turquia, y “Ong b iba” en Vietnam, todos ellos están listos con sus bolsas para llevarse a los niños que se portan mal.
Boogyeman” es la manifestación de un temor abstracto y amorfo, alimentada por la imaginación de un niño, por lo cual su apariencia puede variar, dependiendo de la región donde se desarrolle la leyenda, no solo la apariencia del “coco” cambia también cambia su sexo y bien podría ser ambos, como por ejemplo en el oeste de los E.U. el “coco” rasguña las ventanas, mientras que en el noroeste del Pacifico, este se manifiesta como una niebla verde. En algunos otros lugares el “boogyeman” o “coco” se esconde debajo de la cama o dentro del armario y no solo castiga a los niños que se portan mal, también a los que se chupan el pulgar.
Pero al “coco” no solo se le conoce así recibe muchos nombres y esto se extiende en muchas regiones, alejadas unas de otras.
En las Bahamas se le conoce como “Pequeño Hombre”, pequeño ser que viaja en una carreta de noche recogiendo a los niños que se portan mal, los cuales tiene que estar en la carreta para siempre.
En Brasil y Portugal se le conoce como “Home do Saco” o el “Hombre del Saco”, que se describe como una criatura de sexo masculino, parecido a un vagabundo con su saco en la espalda, en el cual se lleva a los niños, a diferencia del “Pequeño Hombre”, el “Hombre del Saco” se lleva a los niños de día. Otro “coco” en esta zona se llama “Bicho Papao” que se esconde bajo las camas en las noches.
En Bulgaria a este temible monstruo aterrador se le conoce con el nombre de “Torbalan” muy parecido al “Hombre del Saco”, también se le describe como un ser peludo y obscuro al que denominan como “Talasa” y vive en las sombras de las granjas y los áticos, que solo salen en las noches para asustar a los niños pequeños.
En Cataluña el “Hombre del Saco” no solo se lleva los niños, de ellos saca una grasa, que utiliza en las vías de los ferrocarriles de Barcelona.
En Croacia “Babaroga” es una vieja con cuernos que se lleva los niños a su cueva para comérselos.
República Checa y Polonia, “Bubak” o “Hastrman” representado como un espantapájaros, no solo se lleva a los niños, también a los adultos, “Bubak” merodea en las riberas de los ríos y suele hacer un sonido parecido al de un bebe, con el fin de atraer a los incautos para robarles sus almas.
Noruega y Dinamarca, el coco danés es llamado “bussemanden” quien se esconde bajo la cama y se lleva los niños que no duermen.
Egipto, a si también en Egipto el “Abo Ragl Ma Slokha” o “El Hombre de las Piernas Quemadas”, “Abo Ragl Ma Slokha” es un monstruo que se quemo de niño por no escuchar a sus padres, se lleva a los niños desobedientes para cocinarlos y comerlos. Otro monstruo de esta zona se llama “Bo´Bo´” que es una criatura nocturna vestida de negro y que persigue a los niños que se portan mal.
En Finlandia la Criatura que atormenta los niños se llama “mörkö” y se le representa como una aterradora criatura fantasmal de color azul obscuro.
En Alemania este ente se llama “Derschwarze Man” o “El Negro” y no por el color de la piel, si no por su preferencia a los lugares obscuros, como los bosques, los armarios y debajo de las camas. A este monstruo en Grecia y Chipre se le conoce como “Baboulas”. Pero en Haití el “coco” es gigante y es la contraparte de Santa Claus, en el dialecto criollo haitiano se llama “Tonton Macoute”.
En la India depende de la región, así que recibe varios nombres como “Bori Baba” que también usa un saco, “Chownki Daar” que vigila a los niños cuando se niegan a dormir, al sur es “Rettai Kannan” que amenaza a los niños que no quieren comer, en el estado de Andhra Pradessh, es “Buddaa” o “Shaitaan”.
En Irán la cultura persa habla de “Lulu” quien se come a los niños traviesos, también llamado “Lulu-Khorkhore” es utilizado para asustar a los niños que no comen.
En Italia, “Lúomo nero” o “Babau” atemoriza a los niños en canciones de cuna (que lindo no, para poder dormir).
En Corea “Gyungsang”, “Dokebi”, son representados como un tigre, mientras que “Mangtae Younggam” es una vieja con bolsa de malla, que se lleva los niños.
También conocido como “Boeman” en los Países Bajos, “Pugot” en las Filipinas, “Bonhomme Sept-Heures” en la región de Quebec es “bau-bau” en Rumania, “Buka” en Rusia, Ucrania y Bielorrsia, “Bavbav” en Eslovenia, “Ogro” en España, “Goni Billa” Sri Lanka, “Monstret” en Suecia, “Böögg” en Suiza, “Dunganga” en Turquia, y “Ong b iba” en Vietnam, todos ellos están listos con sus bolsas para llevarse a los niños que se portan mal.
domingo, 16 de junio de 2013
Posted by Unknown
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Decenas de niños sufrieron abusos físicos y psicológicos durante décadas en un hogar infantil de Austria con la connivencia de las autoridades que, sabiéndolo, no hicieron nada, según el informe de la comisión encargada de investigar los hechos.
La casa Wilhelminenberg de Viena cerró sus puertas en 1977, pero hasta entonces los niños alojados allí fueron sometidos a todo tipo de abusos, incluidas violaciones, tanto por parte del personal de la institución como por personas de fuera que "lograban entrar a los dormitorios con ayuda de las cuidadoras", recoge el informe.
"La comisión confirma el uso de la violencia física y psicológica generalizada durante décadas", afirmó Barbara Helige, directora de la comisión, durante una rueda de prensa el miércoles.
Según Helige, la violencia fue más allá de las agresivas técnicas de educación de la época y claramente violó los reglamentos de los hogares infantiles, lo cuales prohíben las palizas y, por supuesto, las violaciones.
Las denuncias sobre el maltrato en Wilhelminenberg, convertido en un hotel después de su cierre, comenzaron por primera vez en octubre de 2011, cuando dos mujeres revelaron a un periódico local las palizas, violaciones y otros abusos que allí se cometieron entre 1948 y 1977.
Se conocían los abusos, pero no se hizo nada
La comisión constató que las que entonces eran las autoridades de la ciudad tuvieron conocimiento de los terribles hechos a raíz de una ola de denuncias presentadas por algunos padres, personal de enfermería y servicios para la juventud. Sin embargo, no tomaron ninguna medida.
En el informe se recogen más de 20 nombres de sospechosos, a los que aún no se les ha puesto cara, ya que, de forma totalmente irregular, todos los archivos del hogar infantil fueron destruidos después de su cierre, por lo que la investigación se basó, en gran medida, en las entrevistas que la comisión mantuvo con unas 220 personas, entre ex empleados del hogar infantil y antiguos niños de la casa Wilhelminenberg.
La casa Wilhelminenberg de Viena cerró sus puertas en 1977, pero hasta entonces los niños alojados allí fueron sometidos a todo tipo de abusos, incluidas violaciones, tanto por parte del personal de la institución como por personas de fuera que "lograban entrar a los dormitorios con ayuda de las cuidadoras", recoge el informe.
"La comisión confirma el uso de la violencia física y psicológica generalizada durante décadas", afirmó Barbara Helige, directora de la comisión, durante una rueda de prensa el miércoles.
Según Helige, la violencia fue más allá de las agresivas técnicas de educación de la época y claramente violó los reglamentos de los hogares infantiles, lo cuales prohíben las palizas y, por supuesto, las violaciones.
Las denuncias sobre el maltrato en Wilhelminenberg, convertido en un hotel después de su cierre, comenzaron por primera vez en octubre de 2011, cuando dos mujeres revelaron a un periódico local las palizas, violaciones y otros abusos que allí se cometieron entre 1948 y 1977.
Se conocían los abusos, pero no se hizo nada
La comisión constató que las que entonces eran las autoridades de la ciudad tuvieron conocimiento de los terribles hechos a raíz de una ola de denuncias presentadas por algunos padres, personal de enfermería y servicios para la juventud. Sin embargo, no tomaron ninguna medida.
En el informe se recogen más de 20 nombres de sospechosos, a los que aún no se les ha puesto cara, ya que, de forma totalmente irregular, todos los archivos del hogar infantil fueron destruidos después de su cierre, por lo que la investigación se basó, en gran medida, en las entrevistas que la comisión mantuvo con unas 220 personas, entre ex empleados del hogar infantil y antiguos niños de la casa Wilhelminenberg.
miércoles, 12 de junio de 2013
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Posted on 16:35
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Conocido principalmente en Argentina, Brasil y Paraguay, el Pombero es un duende del bosque que se encarga de proteger la fauna y flora de aquellos que matan más animales de los que van a comer o talando árboles que no van a utilizar…
El Pombero es un ser originario de la
mitología guaraní (algunos autores difieren en esto), muy popular en
Paraguay, en ciertas partes del sur de Brasil, y en zonas argentinas
como Misiones, Corrientes o Entre Ríos.
Este ser gusta de acosar y violar
mujeres, asesinar a quienes deterioran innecesariamente la naturaleza, y
castigan a quienes osan pronunciar su nombre en voz alta o les faltan
el respeto imitando su silbido, que según cuentan es escalofriante y de
hasta 30 segundos.
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Su nombre
Su nombre
En guaraní, el nombre que se le da es
“Cuarahú-Yara”, lo cual significa “Dueño del Sol”. Sin embargo, esto es
sólo aparente, pues aquel es el nombre de un viejo rojizo con un solo
ojo en la frente, dientes de perro,
brazos largos y enormes manos. Este ser, según indica el especialista
Félix Coluccio, no es una modalidad del Pombero sino un ente
diferenciado. Así, los verdaderos orígenes de su nombre habría que
buscarlos en el sur de Brasil, donde se llama “pombeiro” al que espía, y
en los aborígenes de las pampas argentinas, que llaman “bombero” al
explorador que marcha en la línea de avanzada cuando se están efectuando
tareas de reconocimiento. De allí, se cree que el nombre puede ser una
fusión de ambos, o una deformación de uno u otro.
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Versión tradicional del Pombero
Versión tradicional del Pombero
Las primeras referencias al Pombero lo muestran como un ser alto, flaco, fornido, feo, y muy peludo. Sin embargo, esta versión carece de importancia en la actualidad, no solo porque prácticamente no existe información
sobre la misma, sino porque, de una forma que podríamos llamar “casi
oficial”, el Pombero es popularmente conocido como una especie de
duende. Esta es la versión tradicional, tanto en el folclore actual como
en el de hace décadas atrás.
En la versión (la tradicional) que nos ocupa, el Pombero es una especie de hombrecillo pequeño,
feo, fuerte, moreno, muy peludo, de brazos largos y manos enormes,
codos y rodillas sin articulaciones (por lo cual hace movimientos toscos
y grotescos), piernas cortas con pies invertidos que desorientan a
quien lo intenta rastrear, un enorme miembro viril para abusar
carnalmente de las mujeres, una barba larga —en ciertas versiones, tan
grande que le cubre el miembro—, un sombrero de paja y una bolsa al
hombro, aunque lo de la bolsa es dudoso, pues proviene de su confusión
con el Kari-Vosá, otro ser mitológico.
Sean cuales sean los detalles de su
aspecto, el Pombero ronda por los bosques, suele refugiarse en casas u
otras construcciones abandonadas para descansar, y nunca deja de viajar,
al menos entre las zonas en que se lo ha visto.
Sus habilidades
son diversas: puede hacerse invisible y delatar su presencia a través
de algo tan sutil como un escalofrío en quien supuestamente es tocado;
puede deslizarse en espacios muy estrechos, correr velozmente en cuatro
patas, imitar el canto de muchas aves (sobre todo nocturnas), el silbido
de una persona y el sonido de víboras u otros animales.
La misión principal del Pombero es la de cuidar a la Naturaleza,
vigilando el monte y velando por las vidas de los animales salvajes. Por
ello y si bien permite la cacería, se enfurece cuando ve que un cazador
mata más de lo que consumirá, cuando un pescador solo busca
entretenerse, cuando un leñador corta madera que no empleará y, en suma,
cuando cualquiera produce injustificadamente un daño a la flora o
fauna. Su vigilancia es casi imposible de burlar, ya que supuestamente
puede metamorfosearse y, por ejemplo, estar observando todo en forma de
lechuza…
A la hora de castigar, el Pombero puede ser realmente implacable
y cruel. Por ejemplo, en algunas partes de Argentina creen que, si
encuentra a un niño cazando pájaros, lo tomará a la fuerza y lo
abandonará lejos de casa, muerto o atontado, dependiendo del caso.
Concretamente en el Chaco (Argentina), se cree que el Pombero puede
chuparles la sangre a los niños, dejándolos secos y colgados de algún
árbol…
Tal y como los duendes tradicionales, el
Pombero puede ser travieso y fastidioso: libera vacas y otros animales
de sus corrales, dispersa gallinas u otros grupos de animales domésticos
o salvajes, roba tabaco, desparrama maíz, consume miel si la encuentra a
su alcance, se coge los huevos de las gallinas, y tumba a los jinetes
de sus caballos, entre otras cosas.
Particularmente conocida es la lascivia
del Pombero. Éste, aprovechándose de su invisibilidad, suele despertar a
las mujeres con caricias malintencionadas, sobre todo si duermen fuera,
como sucede a menudo en verano. Ciertas mujeres han sido violadas por
el Pombero, y cuando tienen un hijo de él, suele ser algo parecido al
padre, desgraciadamente… En este tipo de afán el Pombero, cuando se ha
prendado de la belleza de determinadas jóvenes, ha llegado a raptarlas
(dicen algunos que, para esto, puede hipnotizar), las ha violado en el
bosque, y ahí las ha dejado abandonadas, generalmente embarazadas, con
la ropa rasgada y el cuerpo
cubierto de tierra y mal olor (el Pombero apesta). Sin embargo, gusta de
violar salvajemente, a manera de castigo, a las esposas infieles y a
las jóvenes que han crecido sin bautizarse. Hasta aquí parecería que las
elegidas del Pombero están perdidas, pero muchos creen que, si éstas le
ofrecen miel o tabaco de buena manera, el Pombero habrá de dejarles
intacto “el honor”.
Ahora, y pese a ser violador, el Pombero
también tiene su lado sensible con las mujeres. En efecto, en
Corrientes (Argentina) creen que éste se suele enamorar de las
embarazadas que están gestando niñas, y que las protege cuando duermen o
andan solas en la oscuridad, delatando a veces su presencia en algo tan suave como un piar de pollito.
Por otra parte, uno puede ganar la amistad
o simpatía del Pombero si le hace regalos. Hay que dejarle tabaco, miel
o licor, en algún banco o silla o en un lugar visible atrás de la casa,
pronunciando una corta oración o ruego. Cuentan que, si se llega a
obtener su amistad, éste cuidará la casa, el rancho, los animales y las
pertenencias del favorecido, además de que le guiará donde están las
presas más grandes para cazar, los peces más gordos y jugosos, y los
frutos más frescos y exquisitos… Sin embargo, ganar la amistad del
Pombero no es tarea sencilla, pues las ofrendas deben hacérsele por
treinta noches seguidas sin interrupción; aunque también, si se desea un
favor concreto —sobre todo en lo que es encontrar cosas perdidas y
tener éxito con los cultivos y los animales de granja—, se puede pedir
primero el favor, decirle lo que se le habrá de dar por treinta noches
seguidas, esperar a que el favor esté cumplido y entonces proceder a
cumplirle lo ofrecido. Y es mejor que así sea, porque el Pombero se
enfurece cuando hace un favor y no es retribuido…
Como contraparte a lo anterior, hay
quienes se han ganado la enemistad del Pombero. Si esto es así, la
persona enemistada oirá ruidos extraños en casa,
verá objetos que se mueven, puertas que se abren, cosas que se caen sin
explicación, o incluso pasos y voces sin fuente aparente… Esa persona
mejor no debería salir de cacería, pues el Pombero intentará
confundirle en la espesura del bosque, de la cual quizá no vuelva vivo…
Otra cosa a tener en cuenta, es que
alguien puede irritar al Pombero sin llegar a ser su enemigo, pero sí
experimentando desagradables consecuencias y, de reincidir, seguramente
tendrá la enemistad del Pombero. Cosas que lo irritan, además de dañar
innecesariamente la flora y fauna, son el pronunciar su nombre en voz
alta, el imitarlo (esto hará que conteste con estremecedores sonidos) y
el no hacerle jamás ningún regalo. Según creen, posibles consecuencias
de irritarlo son episodios de temblor, mudez o confusión, estados todos
que el Pombero puede inducir con solo dar un roce de sus manos peludas.
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Aún creen en el Pombero
Aún creen en el Pombero
Todavía en la actualidad, pero sobre
todo en el campo, muchos afirman tener experiencias que delatan la
presencia del Pombero: ramas que se mueven sin motivo, ruidos de
animales que no se ven, asnos sin cabeza o cosas de ese tipo, sonidos de
ciertas especies de ave al atardecer, animales de granja que se
dispersan sin motivo aparente, etc…
Jorge Alberto Martínez, argentino que
investigó sobre la vigencia de la creencia en el Pombero, cuenta al
respecto lo siguiente: “Lo cierto es que además, dicho mito, sigue
en este año 2000, existiendo y no sólo entre la gente sin estudios, sino
incluso entre estudiantes universitarios a los que he analizado. Hace
menos de un mes, a uno de ellos le referí la historia del Pombero como
un mito, y se ofendió, diciéndome que él mismo lo había visto y que así
como embaraza a las mujeres, con los hombres puede ser un juerguista
insoportable o un aliado valioso, tanto en las cosechas como en sus
propias relaciones con las mujeres. La sensación que me transmitió del
Pombero fue tan vívida, que por poco me lo creí. Creo que un error que a
veces podemos cometer es pensar en los mitos como en algo que pasó, no
como algo viviente, que hoy en día sigue sustentándose a partir de
experiencias como las que acabo de relatar (…). Si bien mi conocimiento
del Pombero comenzó hace casi 20 años a través de una empleada doméstica
paraguaya, cuando me fui internando en la cultura de ese país por otros
fines, descubrí que tiene una presencia casi tan importante como el
Espíritu Santo dentro de la mitología católica.”
sábado, 1 de junio de 2013
Posted by Unknown
Posted on 17:39
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Ahrimán, el demonio del Mazdeísmo
Ahrimán es la personificación del mal en el mazdeísmo. Al igual que Ahura Mazda (personificación del bien), él nació de Zurván, el Ser Absoluto; sin embargo, desde el principio se mostró envidioso, hostil, mentiroso y perverso, atacando la obra de su hermano Ahura Mazda, y corrompiendo al ser humano…
El rostro del Mal
Según Zoroastro —profeta fundador del
mazdeísmo o zoroastranismo, perteneciente más al mito y la leyenda que a
la historia —, Ahrimán nació de las tinieblas y, en su propósito por
convertirse en creador y dueño del poder cósmico, formó seis
archidemonios opuestos a los seis arcángeles. Estos archidemonios
personificaban a la Anarquía, la Apostasía, la Presunción, la
Destrucción, el Aniquilamiento y la Furia, en tanto que los seis
arcángeles de Ormuz representaban la Sabiduría Divina, la Rectitud, la
Dominación, la Devoción, la Totalidad y la Salvación. Pero en las filas
de Ahrimán también existían otros seres maléficos de menor poder: los
devas, que trataban de alejar al ser humano de la verdadera adoración, y
que eran Paromaiti (Arrogancia), Mitrox (Falsa Palabra), Zaurvan
(Decrepitud), Akatasa (Entremetimiento), y Vereno (la Lujuria); y además
los Drujs, Yatus y Nasus, que eran las brujas, los hechiceros y los
monstruos, respectivamente.
Ahora bien, naturalmente Ahrimán asume
el papel de tentador y embaucador en relación a la Humanidad, intentando
hacer que el hombre siga su senda para que su alma se pierda y, al
igual que él, se suma en la oscuridad. Así, la tradición mazdeísta dice
que al morir pasan tres días antes de que el alma se separe del cuerpo,
tras lo cual ésta debe cruzar el Chinvat (puente del más allá). Al final
de ese recorrido el alma será juzgada: si los méritos pesan más, la
Daena (un ángel femenino) le acompañará al paraíso, siendo esta Daena
una personificación de sus buenos pensamientos, buenas palabras y buenas
acciones; si los deméritos pesan más, el alma será acompañada al
infierno por una prostituta vieja y horrible (que simboliza su vida
pecadora), cuyos rasgos predominantes son el frío, el mal olor y la
oscuridad; entretanto, si méritos y deméritos pesan igual, el alma irá
al Hamestagán, que es un lugar equivalente al Purgatorio.
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Revelaciones siniestras
Es el profeta Zoroastro quien, por
primera vez, refiere su origen en los términos antes expuestos. Pero la
existencia de Zoroastro es históricamente discutible, y la opinión
predominante es que éste es meramente una figura mitológica y
legendaria. Sea como sea, Zoroastro ocupa, en el discurso religioso, la
función de antagonista humano de Ahrimán, ya que a través de sus
prédicas religiosas urge al pueblo a rechazar a Ahrimán y a sus pecados,
los cuales muchas veces no se presentan como males reales sino como
bienes aparentes, engañando así a quien no sepa ver con claridad.
Como puede verse, la doctrina de
Zoroastro está libre de determinismos a la manera de Calvino (fundador
del calvanismo, una corriente cristiana protestante), para quien unos
hombres nacían predestinados a la condenación y otros a la salvación,
dado que en su visión había una orientación innata al bien o al mal en
cada cual. Es pues gracias a esta libertad humana mal empleada que
Ahrimán habrá de incrementar sus poderes a lo largo del tiempo
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La confrontación cósmica entre el bien y el mal
El mito tradicional ampliamente conocido sobre Ahrimán y Ormuz, afirma en esencia lo siguiente:
Al principio, en el vacío originario,
yacía Zurván, personificación del tiempo eterno, Ser Trascendente y
Supremo, más allá del bien, del mal, y de todos los flujos dialécticos
de la realidad que posteriormente devino a partir de su acto creador.
Zurván estaba sólo en medio del vacío,
así que deseó con todas sus fuerzas un hijo, y ese deseo hizo que se
quede preñado (esto es simbólico, sabemos que el Ser Absoluto no puede
preñarse realmente…), pero luego se arrepintió, aunque entonces era
demasiado tarde, y ese arrepentimiento únicamente causó que la criatura
se dividiera en dos seres…
Previamente al alumbramiento, Zurván le
prometió al primogénito que gobernaría la Creación. Él pensaba en Ahura
Mazda (el hermano bueno) cuando expresaba tal promesa, pero Ahura Mazda
se lo dijo a Ahrimán (el hermano malo) y éste, para salir primero como
si fuera el primogénito, mintió diciendo: “Soy Ahura Mazda, tu hijo”.
Sin embargo Zurván no le creyó: “Mi hijo es luz y aroma, pero tú eres
oscuridad y hedor”, dijo y después empezó a llorar.
“Ni nuestros pensamientos, ni nuestras
enseñanzas, ni nuestros planes, ni nuestras creencias, ni nuestras
palabras, ni nuestras almas, están de acuerdo.”
Tras su victoria, Ahura Mazda creó al
Hombre Primordial, Gaymorat, quien también fue el primer sacerdote del
fuego (símbolo de la divinidad). Luego, bajo la autoridad de los
Amshapands, puso a los Izeds, que eran príncipes y capitanes que
ayudaban al hombre a triunfar y a morir bien.
Todo estuvo en armonía por un tiempo,
hasta que Ahrimán volvió a atacar, atravesando el cielo bajo el aspecto
de fuego abrasador, y desatando el hambre, la enfermedad, el dolor, el
deseo y la muerte. En ese contexto, Zurván fijó un límite al tiempo,
dejando atrapado a Ahrimán dentro de la Creación. Ahrimán intentó
escapar pero no pudo, y entonces decidió que permanecería haciendo el
mal hasta el fin de los tiempos: “Mi victoria será perfecta. He
ensuciado el mundo con inmundicia y oscuridad, y lo he hecho mi
fortaleza. He secado la tierra, para que mueran las plantas, y he
envenenado a Gaymorat, para que muera”, le dijo a Ahura Mazda con saña.
En cuanto al límite del tiempo fijado
por Zurván, éste es inmanente a la división en cuatro edades del Cosmos y
su historia espiritual: En la primera edad, Ahura Mazda gobierna
pacíficamente; en la segunda edad, Ahrimán ataca y la lucha por el
control comienza; en la tercera edad, una vez creado el hombre, Ahrimán
invade la Creación junto con sus huestes demoníacas; en la cuarta edad,
después de que Ahrimán ha sido arrojado a los abismos por la espada
reluciente de Mitra, éste se dedica a intentar encaminar al hombre hacia
el mal; finalmente, todo culmina con una gran catástrofe cósmica en la
que se borrarán los cimientos del mal, resucitarán Meskia y Meskianes,
repoblarán la tierra, y habrá una época de paz hasta el día del juicio
final, en el que todos los poderes se fundirán en Ormuz, el reino de
Ahrimán desaparecerá en absoluto, y la luz resplandecerá eternamente.
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Ahrimán en diversas fuentes
Ahrimán es un demonio cuya concepción va variando a través de las distintas fuentes en las cuales aparece. Así, mientras que en Los Gathas figura Ahura Mazda como el creador de la luz y la oscuridad, en Los Siete Capítulos
aparece únicamente como el creador de “la luz, la tierra y todas las
cosas buenas”, dejando a Ahrimán el papel de creador de la oscuridad y
el mal.
Otros matices interesantes los vemos en
el terreno del folclore y sus mitos no oficiales. Por ejemplo, cierta
historia algo cómica aparece únicamente en el texto sirio Actos de
Adurhormizd y Anahid. Dicha historia cuenta que, cuando el agua (creada
por Ormuz) venía hacia Ahrimán, éste le reclamó a Ormuz diciendo: “Tus
animales no deberán beber de mi agua”. Y entonces Ormuz, perplejo (en
parte porque Ahrimán se creía dueño del agua que iba hacia él), le
responde enojado a Ahrimán: “Saca esa agua de mi tierra”. Entonces el
sapo, creado por Ahrimán, se bebe toda el agua, y Ormuz se aflige viendo
que las criaturas de Ahrimán buscan su ayuda. Pero todo se soluciona
cuando la mosca entra en la nariz del sapo, y le hace vomitar toda el
agua, quedando nuevamente a salvo las criaturas perjudicadas por la
ausencia del agua. Este mito con apariencia de fábula, es tomado por los
expertos como una ilustración de la corrección de la estupidez de
Ahrimán.
Al igual que los casos anteriores, las
fuentes presentan otros matices que, si el lector desea conocer a fondo,
puede consultar en la Enciclopedia Iraní.
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Ahrimán desde la Antroposofía de Steiner
Steiner es principalmente conocido por
fundar la Antroposofía, entendida vagamente como “la totalidad de su
obra”, ya que en sentido estricto es un movimiento filosófico-esotérico.
Según la Antroposofía, existe una dimensión espiritual de la realidad,
objetivamente cognoscible a través de ciertas facultades de percepción
espiritual que todo individuo puede llegar a desarrollar. Estas
facultades son la imaginación, la inspiración y la intuición; sin
embargo, Steiner señala que las impresiones sobre el mundo espiritual,
obtenidas a través de dichas facultades, deben ser presentadas de una
manera clara, sistemática, acorde al método de las ciencias naturales.
En virtud de eso, llama a su Antroposofía una “ciencia espiritual”,
aunque este carácter científico, según se ve en lo que dicen sus
críticos y en lo que el propio lector puede inferir si analiza bien el
método antroposófico, es más una máscara posibilitada por la erudición y
la estructuración del discurso de Steiner, discurso que, para sus más
acérrimos objetores, puede ser tachado de “delirante”. En todo caso
nadie niega que Steiner fue y sigue siendo una figura intelectual
prominente, y es en base a eso que lo que él dijo sobre Ahrimán merece
ser puesto aquí.
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Ahrimán y Lucifer: las dos caras del mal
Ahrimán y Lucifer: las dos caras del mal
Finalmente, Steiner cree que cada 666
años Ahrimán se encarna, haciéndose pasar por Cristo o por algún enviado
de Dios. En base a eso, se especula que debió haber encarnado en el año
1998, aunque o bien la profecía es falsa, o bien la fecha está errada, o
bien aún ese Ahrimán no crece o no se manifiesta suficientemente como
para que sospechemos que tal o cual es él…
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La amenaza de Ahriman
La amenaza de Ahriman
Steiner cree que las manos de Ahrimán
empezaron a tocar significativamente los hilos de la historia desde el
siglo XV, puesto que ese siglo marcó el inicio del Renacimiento y, con
él, el florecer tanto del Humanismo como de un pujante racionalismo
enraizado en nacientes disciplinas científicas y en renovadas
tradiciones filosóficas. Dicho racionalismo habría visto su apogeo
teórico en el período de La Ilustración (siglos XVII y XVIII), aunque en
aquel entonces no habría constituido una gran amenaza para la
espiritualidad sino solo para la religión, ya que Dios aún era respetado
en los discursos de filósofos como Descartes o el deísta Volteire, o
incluso exaltado en teorías como la que Leibniz planteó con respecto a
las monádas, la armonía preestablecida y el Dios que tenía infinitas
ideas sobre infinitos universos posibles, pero eligió el mejor universo
posible, en el cual el mal es lógicamente necesario y la perfección está
en el todo y no en cada parte (como la Tierra, tan imperfecta…).
El gran problema vino después, con la
Revolución Industrial y la arrogancia cientificista, plasmada, por
ejemplo, en la corriente filosófica del positivismo.
Esto es así ya que de allí se habría llegado hasta el actual
capitalismo postmoderno, acompañado por una vida social mecanizada y una
cultura marcada por el consumismo, el secularismo y un estilo de vida
en el cual, si bien los individuos en su mayoría no niegan a Dios y al
alma, prácticamente viven como si ambas cosas no existiesen.
Pero la influencia de Ahrimán puede no
solo enunciarse en términos generales, puesto que los rasgos de su
manifestación son estos:
1-El nacionalismo étnico.
Nota: esto valía sobre todo para la época de Steiner, en la cual el
movimiento nazi y otras tendencias racistas-nacionalistas tenían mucha
fuerza. Actualmente el carácter étnico de los nacionalismos ha decaído,
pero el tinte xenofóbico de los nacionalismos perdura en situaciones
como el rechazo a los migrantes en España o el temor y rechazo general
de los estadounidenses hacia los árabes.
2- Dogmatismo político:
Esto se ha visto claramente en todo el siglo XX, después de la Segunda
Guerra Mundial se notó en la polarización entre el mundo capitalista
representado por USA, y el mundo socialista-comunista representado por
la URSS. Actualmente se ve más a niveles intra-nacionales, en países
como USA (republicanos y demócratas), México (el poderoso PRI), o la
dividida Venezuela que dejó Chávez tras su muerte.
3-Sometimiento de la vida cultural al poder político-económico:
Este es uno de los rasgos ahrimánicos más fuertes, y sus principales
manifestaciones son el consumismo y la tendencia a la homogenización
cultural propia de la globalización.
4-Mecanización del Estado:
Actualmente existen leyes e instituciones para prácticamente todo, y
esto ha reducido el espacio de la libertad individual en cierta manera.
5-Tedio cotidiano:
Los efectos de los patrones socio-culturales y económico-políticos
generados por la influencia ahrimánica, han hecho que cada vez sean más
frecuentes las personas que en su diario vivir experimentan apatía,
tedio, aburrimiento, desmotivación y vacío existencial.
5-Medicina deshumanizada y mecanicista:
La tendencia ahrimánica nos habría llevado hasta una Medicina donde la
vida ha quedado mecanizada; como diría el escritor Leopoldo María
Panero, “reducida a una combinación de carbono, de hidrógeno, de
oxígeno…”. Situación aún peor, también nos habría conducido a una
Medicina donde el valor del dinero rige las prácticas profesionales más
que la vida humana, viéndose así costos exorbitantes, pacientes que
mueren por falta de dinero, y compañías farmacéuticas transnacionales
que, según los rumores, han impedido con sus mafias que se publique la
cura al sida…
6-Economía humanamente peligrosa:
Según los planteamientos de Steiner, la ciencia económica actual (y
esto se aplica aún más ahora que cuando Steiner vivía) tiende a concebir
todo de una manera demasiado abstracta en la cual surgen recetas que,
en la recomendada búsqueda de fines abstractos (no por ello carentes de
manifestaciones concretas), ponen en riesgo o sacrifican bienes humanos.
Tal es el caso de la gente que pierde dinero en los bancos a causa de
que el Estado protege a dichas instituciones creyendo que son
imprescindibles para la estabilidad económica, contrariamente a lo que
debería hacerse y se hizo en Islandia, donde el presidente decidió
preferir que los bancos quiebren antes que el dinero de los ahorristas
no sea devuelto pues, como bien dijo, es más importante “el estado de
derecho” y el “bienestar social”.
7-Religiosidad simple y reducida en sus miras:
Steiner hablaba de que los Evangelios eran interpretados dogmática y
simplistamente, y que nunca se recurría al conocimiento
esotérico-ocultista para comprenderlos. Sin embargo eso no es un rasgo
exclusivo de lo que para Steiner es el período ahrimánico, ya que desde
sus inicios el Cristianismo ha sido dogmático y hostil hacia el
esoterismo.
8-Filosofía Nihilista:
Steiner apuntó este rasgo pensando sobre todo en Nietzche, ya que éste
filósofo fue el padre del nihilismo, y el inaugurador de la etapa
postmoderna del pensamiento filosófico. Por algo a Nietzche se lo conoce
como “el asesino de Dios”, ya que él creó el aforismo de “Dios ha
muerto”, refiriéndose con ello a que la religión y sus valores estaban
perdiendo mucho poder en la cultura, y estaban surgiendo otros valores y
una visión de vida en la que el individuo se enfocaba en el “más acá”
antes que en el más allá. Pero lo fundamental del nihilismo, preconizado
después por otros filósofos además de Nietzche, fue que la vida carecía
de significado, fin o sentido objetivo. En concordancia, tampoco la
historia del hombre apuntaba a un fin. Ya no había una dialéctica
histórica que, a partir de tesis, antítesis y síntesis, condujera a la
Humanidad hacia un progreso o evolución (esta idea de la dialéctica es
de Hegel). Solo estaba la vida, sin un por qué, sin una dirección, sin
una justificación…
9-Tecnología que separa de lo espiritual: Para
Steiner, el desarrollo de la tecnología habría contribuido a mecanizar
la vida y a fomentar en el hombre la búsqueda de metas materiales,
alejando así su conciencia de lo trascendente.
10-El hombre como animal, el animal como máquina:
Steiner decía que el discurso científico concebía al hombre como un
animal, en el sentido de que le negaba la existencia de todo aquello que
no perteneciera al mundo de las partículas, de lo empíricamente
constatable. Por eso el hombre terminaba siendo un simple animal
racional, un ser en el que toda sublimidad se extinguía con la muerte,
ya que sus aspectos profundos subsistían solo en presencia del cerebro.
Por su parte, el animal no tenía estructuras cerebrales que le
permitiesen tener emociones o razonar, y era por ende una simple máquina
constituida por células. Ahora bien, sabemos que actualmente se han
hecho descubrimientos y que la ciencia ya ve como dotados de
sensibilidad emocional y psicológica a ciertos animales, como los monos,
los delfines y los perros. Sin embargo, todavía los científicos se
niegan a ver algo espiritual en el hombre, y una manifestación de eso es
el descrédito de la Parapsicología y de las medicinas alternativas, así
como el desinterés de la ciencia convencional por investigar cuestiones
vinculadas a nuestras creencias espirituales.
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El paradigma científico actual y los planes de Ahrimán
El paradigma científico actual y los planes de Ahrimán
Todo parte del paradigma experimental científico que Francis Bacon enunció muy bien cuando dijo que “es preciso atajar los devaneos de la Naturaleza, obligarla a servir y esclavizarla”, y sobre todo que hay que “torturar a la Naturaleza para extraer de ella sus secretos”…
Así, tal paradigma estaría plasmado en todos los casos en que los
científicos experimentan cruelmente con animales, siendo un ejemplo
magnífico el del soviético Brukorenko, quien en 1920 crea el “autojetor”
(una máquina con funciones de corazón y pulmones) y, con éste, mantiene
viva la cabeza de un perro… Para nosotros, ese y otros hechos
lamentables son más buenos que malos porque sacrifican el bienestar de
unos cuantos animales en aras al bienestar de muchos humanos, pero
Steiner plantea que son “magia negra ahrimánica inconsciente”, semejante
a los ritos satánicos en que se sacrifican animales; y, al igual que
esos ritos, tales experimentos científicos endurecerían espiritualmente a
la Tierra…
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Ahrimán, el maestro de la masificación
Ahrimán, el maestro de la masificación
Steiner postula que estamos en la “Época
del Alma Consciente”, y que nuestro fin en esta época es desarrollar un
pensamiento libre, individual, independiente y espiritualmente
consciente. Para eso debemos adquirir y profundizar tres verdades: 1) en
nuestra existencia física, no tenemos sino la mera imagen de la vida
anímica que teníamos antes de nacer y tendremos después de morir, 2) el
cuerpo humano no es una pura realidad material, es una forma de origen
espiritual, y 3) el comportamiento real de la materia no es el de una
máquina sino que más bien se parece a un arco-iris dinámico (los
seguidores de Steiner ven en la Física Cuántica una esperanza de llegar a
esta concepción a través de la ciencia).
Aclarado lo anterior, tenemos que
Ahrimán busca alejar al hombre de su propósito, cegándolo ante las tres
verdades enunciadas con su hueste de ángeles que rechazaron la
influencia espiritual de Cristo en la época espiritual por él llamada
“Época Egipcio-Caldea”. Y es que, según sus visiones, en la actualidad
existen ángeles crísticos que vierten en nuestras almas numerosas
imágenes sobre las realidades espirituales, y estas imágenes nos ayudan a
tomar conciencia de las tres verdades enunciadas; pero, si no nos
mostramos receptivos, se sumergen en nuestro cuerpo etérico y se
transforman en instintos inconscientes que sirven a los propósitos de
Ahrimán.
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Crítica a la Antroposofía de Steiner
Crítica a la Antroposofía de Steiner
Steiner no presenta las características
típicas de un médium o de un desequilibrado, e incluso pretende ser
científico y sistemático. Sin embargo, muchas de sus concepciones son
tan fantásticas como los planteamientos de la Teosofía, y otras son
sencillamente delirantes, por ejemplo: a) los lápices de color negro o
marrón, no deben ser usados por los niños porque “no son puros”, b) las
vacunas “bestializan” a los niños, c) los negros tienen predominancia de
“vida instintiva” y ésta se manifiesta en el “cerebro posterior”, los
asiáticos tienen predominancia de “vida emocional” y ésta se manifiesta
en el “cerebro intermedio”, y los blancos tienen predominancia de “vida
pensante” y ésta se manifiesta en el “cerebro delantero”, d) los
planetas también se pueden reencarnar, y eso ya ha sucedido con la
Tierra. Aplicando las palabras de Shakespeare a la Antroposofía de
Steiner, diríase de ella que “hay mucho método en semejante locura”…
Ya a un nivel más técnico de nuestras
objeciones, vemos como, al igual que Hegel, Steiner desarrolla una
historia del mundo en la que éste está sujeto a una evolución; sin
embargo, en lugar de desarrollar esa historia mediante la deducción
lógica, Steiner simplemente describe hechos que se suceden unos a otros,
tal y como haría un naturalista describiendo el crecimiento de una
planta en sus diferentes estadios, con la diferencia de que tras las
descripciones del naturalista hay teorías empíricamente demostradas,
mientras que tras las descripciones de Steiner ni siquiera vemos un
sustento argumentativo.
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