viernes, 20 de diciembre de 2013



La chica de los ojos oscuros, una chica especial, con una esencia divina, pero con una terrible maldición. Sueña por las noches con monstruos sin ojos, le producen un pánico atroz, se despierta sudorosa, con el corazón desbocado, sin apenas poder respirar y temblando como un conejillo asustado.
Ha sido una mala noche, una noche de pesadillas, como otras veces. Está en el vestuario del gimnasio duchándose después de clase de gimnasia, una ducha conjunta donde con sus amigas habla de las odiosas fórmulas de interés simple, capitales equivalentes y vencimiento común, que tienen que estudiar para el examen de tesorería de mañana. Mientras se seca, se mira en el espejo, mira sus ojos, son oscuros, unos ojos preciosos, pero ella los prefería de color esmeralda. Es la última en vestirse, ha estado pensativa, recordando la última pesadilla, parecía tan real.
Está sola en el vestuario, agarra su mochila para irse. Y entonces lo ve, delante de ella, es un monstruo sin ojos, como el de sus pesadillas, pero ella está despierta ahora. Un terrible grito ensordecedor suena en lo más hondo de su ser, pero sus cuerdas vocales no emiten sonido alguno. Está sumida por el terror, la pesadilla es real.
Corre con el pecho a punto de explotar. El monstruo la sigue, da pequeños pasos, pero es tan rápido como ella. No importa lo rápido que corra, él siempre está justo detrás. Siente su aliento en la nuca, un aliento helador, pero que al mismo tiempo quema como si fuera fuego del mismísimo infierno. Emite pequeños gruñidos, como un perro salido del averno. Le lanza la mochila, pero el monstruo la esquiva sin inmutarse. Mira hacia atrás aterrada, tropieza y cae. Llora en el suelo mientras el monstruo se acerca inexorablemente. No tiene ojos, pero parece ver, se fija en los ojos de ella. Entonces lo entiende, quiere sus ojos. De entre todas las chicas, quiere los suyos, el monstruo siempre quiere los más bonitos, no se conforma con otros.
Se detiene ante ella, alarga su mano, pero entonces la retira, como si se hubiera quemado. Otra vez la alarga y ahora chilla dolorido. Los ojos de la chica empiezan a brillar como una estrella en el firmamento. El monstruo empieza a arder, en pocos segundos está envuelto en llamas y finalmente queda reducido a cenizas.
La chica de los ojos oscuros, a través de los cuales se puede ver su alma brillante. El monstruo se había enamorado de sus ojos, pero la luz que salió a través de ellos desde su alma, consumió la oscuridad del monstruo.
La chica se levanta, ya no llora, ya nunca más tendrá pesadillas. Y ya nunca más deseará tener ojos de color esmeralda.

domingo, 8 de diciembre de 2013





Mientras estábamos de luna de miel en Maine, mi esposa y yo hicimos una parada en el pintoresco pueblo de Boothbay, en un día particularmente gris y lluvioso. Puesto que el picnic que habíamos planeado no era más una alternativa, nos refugiamos en una pequeña tienda de antigüedades próxima al muelle.

En tanto mi esposa ojeaba los grandes cofres y juegos de mesa cerca de la entrada, yo examinaba entusiasmado las herramientas antiguas y el equipo marítimo dentro de las vitrinas en la parte trasera. Al ser un coleccionista de lentes e instrumentos marinos, ansiaba encontrar un sextante, o quizá un viejo telescopio forrado con cuero.

Me detuve en una pieza interesante. Parecía ser una linterna de bronce que denotaba una pátina café, pero que era muy moderna en cuanto a su diseño. Le pregunté al dueño de la tienda por ella, pero sólo me pudo decir que la encontró en el mismo cofre antiguo que traía varias brújulas y el sextante que también se exhibía. Inquirió sobre si deseaba comprárselo a cinco dólares, o llevarlo a ningún costo.

—A mí no me sirve de nada, nadie lo quiere.

Cuando le cuestioné acerca del precio, él suspiró con cansancio, y luego se acercó a la vitrina para sacarlo.

—Tenga, compruébelo usted mismo.

La artesanía era impresionante, bastante duradera y aparentemente hecha a mano, quizá en algún lugar de Europa. Unas marcas de escritura desgastadas indicaban que podría ser de origen alemán, o tal vez austríaco. Giré el lente y una débil luz roja salió despedida. Al apuntarla en una esquina oscura del local, tomó la forma de múltiples movimientos en espiral, que chocaban y se entrelazaban como una manada de anguilas. Mientras continuaba utilizando ese inusual caleidoscopio-proyector, mi imaginativa mente inventaba rostros macabros con rulos sinuosos. Al desactivar el aparato, me volví emocionado hacia el dueño de la tienda.

—¡Fantástico! —le dije—. ¡Debe de tener algún tipo de filtro para el aceite enfrente de los lentes! Tengo dos caleidoscopios victorianos, pero ninguno de ellos alumbra como éste.

—No lo entiende, ¿vedad? Nadie lo hace. Todos regresan para devolverlo luego de un tiempo —El dueño de la tienda se apoyó en la vitrina, y pude notar que estaba respirando agitadamente—. Todos piensan que es una especie de truco… hasta que empiezan a ver a través de él con las luces apagadas.

»Ésa no fue una proyección, amigo. Ese… maldito aparato, esa luz… no está fabricando a las criaturas que vio. Simplemente le está permitiendo a sus ojos ver lo que siempre ha estado ahí.




La navidad es aquella ceremonia donde se festeja el nacimiento de Cristo, y todos tienen una noche buena, pero la familia Edith no tuvo esa noche buena.
Londres año 1980, la familia Edith espera ansiosa la navidad, es un día con mucha nieve, pero podría ser peor cuando informan por televisión sobre un asesino que se ha escapado de la cárcel con un traje de santa Claus y que ronda por esa misma zona, la familia se mantiene alerta, pero no lo suficiente ya que no han asegurado la casa y que en cualquier momento el prófugo podría introducirse en el hogar.
Ante esto la madre manda a dormir a su hijo en la planta alta de la casa (2° piso), para estar más asegurado. Ya son más de las 00:00 hs y en la casa están todas las luces apagadas, de repente se siente un ruido por la chimenea entonces Lautaro hijo único de la familia se levanta de la cama creyendo que era santa, fue entonces cuando la madre grita: ¡Lautaro corre y escondet…., pero el asesino le corta el cuello a la mujer con lo cual muere ensangrentada, el niño siente un temor inexplicable .
Mientras el niño subía las escalera rápidamente el prófugo le decía con voz dulce y delicada: lautarooo, dale un abrazo a santaaa. Fue entonces que en esa ocasión aparece el padre del niño peleando contra aquel asesino, pero por un descuido minúsculo el suicida saca un hacha que tenia escondido en su traje robusto y le corta el hombro al pobre hombre que gritaba agonizante en el pasillo de su casa, mientras gritaba adolorido por la herida el esquizofrénico hombre le corta la cabeza al papa de Lautaro, ahora sí, Lautaro sentía miedo, pero a la vez furia y tristeza por lo sucedido aquella noche de alegría, el estaba solo e indefenso lo único que pudo hacer fue esconderse en su cuarto encerrarse en su closet y llamar sollozantemente a la policía sin que aquel demente se diera cuenta de la llamada a las autoridades y que todo se diera por terminado……pero no fue así como lo pensó Lautaro.
El asesino aun buscaba al joven asustado, pero cuando subió las escaleras escucho un bullicio en el armario, el loco sin pensarlo corta el cable del teléfono, abre el armario y asesina muy brutal y despiadadamente a aquel joven niño de tan solo 7 años de edad, cortándole sus miembros y extrayendo sus órganos, mientras Lautaro agonizaba el despiadado hombre le corta el cuello y es ahí cuando la vida de aquel niño se da por terminada, pero antes de irse el loco vestido de santa Claus descuartiza a los integrantes de la familia, los mete en una bolsa negra y los coloca en una caja cuadrada lo envuelve con papel de regalo y lo deja debajo de aquel árbol de navidad que hermoso se veía con sus adornos navideños.
Jamás se volvió a ver a aquel asesino, pero ten cuidado, puede que en cualquier navidad aparezca en tu casa, pero… ¿estarás preparado para ello?.

sábado, 23 de noviembre de 2013





¿Hay alguien en tu vida que odies? ¿Alguien por quien darías cualquier cosa para hacerle daño, por quien pagarías cualquier precio a cambio de venganza? Si es así, quizá deberías considerar ir a la Ciudad Sin Luz.

Para ir ahí, ve a cualquier ciudad relativamente grande y busca un callejón abandonado por la noche. Entra en él, y cierra tus ojos lo más fuerte que puedas. Di en voz baja «Ciudad Sin Luz» y concéntrate en la oscuridad. Probablemente has notado que ves colores difuminados y figuras abstractas si enfocas tu vista cuando tienes los ojos cerrados; observa esas imágenes. Luego de unos minutos, deberían empezar a volverse más claras y brillantes.

Cuando esto ocurra, irán tomando formas concretas: imágenes de asesinatos violentos, animales deformados y semejantes. No importa lo que veas, mantén tus ojos cerrados. Comenzarás a perder la noción del tiempo, pero eventualmente las imágenes se detendrán y sólo verás oscuridad absoluta, nada más que un tono negro profundo, sin otros colores ni formas. Cuando estés seguro de que has alcanzado este punto, abre tus ojos.

Ahora te encontrarás en una ciudad bastante oscura, no habrá una sola luz o estrella en el cielo. Deberías poder ver las siluetas azul oscuro de los edificios a tu alrededor. Sal del callejón y camina tan silenciosamente como te sea posible por la acera, sin ir en ninguna dirección en particular.

Si escuchas algún movimiento, aléjate tan rápido como puedas del ruido. En la Ciudad Sin Luz habitan animales. Estará muy oscuro como para distinguir bien sus rasgos, pero son del tamaño de los grandes felinos y matarán a cualquier humano que atrapen. Sigue caminando hasta que llegues a un área con edificios más pequeños; el límite de la ciudad.

Te encontrarás con un niño, cuyo rostro emitirá un débil brillo, permitiéndote ver que no tiene ojos.

Te preguntará, «¿Compartirás tu luz conmigo?».

Di que sí, y el niño acercará sus manos a tu rostro y te sacará tu ojo derecho. Será doloroso, pero esto no te dejará ningún tipo de herida ni sangrarás. Luego te dará las gracias y se irá. Sigue caminando, y un hombre alto aparecerá frente a ti.

«¿La luz de quién deseas tomar?».

domingo, 17 de noviembre de 2013








Tres años después de mi nacimiento, en 1996, comenzó una extraña conducta en mí. Cada vez que me dejaban solo en mi cuarto, solía sentarme frente a un pequeño espacio de 30 centímetros de largo por 60 de ancho en un mueble, donde normalmente se guardaban zapatos o cosas así.

Se supone que al estar ahí, mis amigos me hablaban y jugaban conmigo, y que cuando me llevaban a otro lugar, yo pedía volver o de lo contrario comenzaba a llorar y a golpear mi cabeza contra la pared, a tal grado que la mejor opción fue deshacerse de ese mueble.
Hoy cumplo 16 años y en el mismo lugar donde solía estar el mueble, sin motivo alguno mi perra comenzó a ladrarle a la pared, luego corrió hacia donde y estaba y se subió a mi regazo, llorando. Al revisar el lugar encuentro unas cuantas migajas de pan. Estaba completamente solo, ya que mi familia fue a comprar una tarta para celebrar.
Al regresar mis padres les hablé acerca de lo que pasó, siendo mi padre el que empezó a reir bastante nervioso, y mi madre a punto de llorar.
Resulta que cuando veía a mis amigos, ellos me pedían pan, y si no se los daba, me asustarían en la noche. Eso es lo que yo le decía a mi mamá, e inclusive está escrito en su diario.
Dejé un pedazo de tarta en ese lugar sin que mis padres lo notaran, escondido en donde actualmente se encuentra mi computadora. Escribo esto desde mi teléfono celular, ya que no me atrevo a levantarme de la cama. Un viejo juguete cayó justo donde dejé el pan. Es un troll de madera y estoy casi seguro de que cayó de pie.
Ahí esta, sonriente, con sus ojos verdes, mirándome. No puedo gritar y con esfuerzos puedo escribir. Mi cabeza me duele y estoy a punto de llorar.
Tengo miedo...







Respira profundo y ten paciencia, tranquilo, él no está detrás de ti. En este mismo momento Mandú está en tu habitación, él esta a la vista desde donde estés leyendo esto; no trates de buscarlo, se molestaría. Mandú es el ser que trata de hacerte daño en tus pesadillas más terroríficas, por lo tanto es recomendable que trates de despertarte lo más rápido que puedas en una de ellas. También Mandú es el espíritu de las personas a las que alguna vez les hiciste daño, por lo que Mandú buscara venganza. Mandú es ese miedo que tratas de evitar, lo que no quieres ver, lo que no quieres sentir, Mandú es el fuego que tratas de evitar del infierno y el cuchillo del que evitas ser víctima. En este momento Mandú se acerca lentamente a ti, NO MIRES, quédate quieto, repito, a Mandú no le gusta que lo busquen. Ese nerviosismo que sientes de pies a cabeza indica que Mandú no debe de estar muy lejos, no trates de recordar traumas por que Mandú los revivirá, no pienses en tus peores miedos porque Mandú los hará realidad. En lo que te pasas la saliva por la garganta y el escalofrío de tu nuca se hace presente, Mandú está pensando en qué hacerte, en cómo saciar la venganza de las personas afectadas por tu persona. ¿Adivina qué? Mandú está justo arriba de ti, NO MIRES ARRIBA y evita cualquier cosa que pueda reflejarlo (vidrios, espejos, vasos). Si sigues leyendo esto, tuviste suerte, Mandú sigue pensando en qué hacerte en este momento, quizás te quite la lengua para que no lastimes a nadie más con tus palabras, te arranque las manos para que no golpees a nadie, te quite los ojos para que no veas cosas ilícitas. Todas las personas, sin saberlo, pueden ser víctimas de Mandú, porque toda la humanidad se hace daño a si misma, y Mandú tiene que cumplir su trabajo. ¿Sabes de las personas que se suicidaron? nunca se hicieron daño a si mismas, fueron víctimas de Mandú. ¿Personas que murieron en accidentes? Mandú. Puede que en este momento o después, mueras ahogado, asfixiado, sufras un accidente, o cualquiera de las peores muertes que puedas sufrir, Mandú habrá cumplido su venganza. Debiste haber sido una persona de buen corazón.

sábado, 16 de noviembre de 2013




Cuando llegó la noticia al vecindario todos los niños de la zona se alegraron, todos
Menos Franco. Un gran circo llegaba a la ciudad y se iba a instalar justo al lado de
Su casa en donde había un inmenso terreno baldío; esto le preocupaba a Franco
Pues le tenía terror a los payasos. Descubrió su miedo en la fiesta de cumpleaños
De un amigo en donde contrataron un payaso, en ese entonces tenía seis años, ahora
Con trece cumplidos seguía con su miedo pero como lo avergonzaba no se lo contó
A nadie, ni siquiera a su hermano menor Sergio de ocho años con el cual era muy
Unido.
Desde el fondo de su casa vio la carpa multicolor elevarse como si fuera un gigante.
Solo un muro de unos dos metros lo separaba de aquel mundo bullicioso y fantástico.
Toda la familia asistió a la primera función. Como primer acto aparecieron los payasos,
Sus piruetas y ocurrencias hacían reír a la gente. Franco comenzaba a sentirse mas
Cómodo, su miedo se estaba diluyendo. Miró a un costado y vio que entre el público
Había un payaso, extrañamente la gente que estaba a su alrededor parecía no notarlo.
El payaso volteó con rapidez y sus siniestros ojos se fijaron en los de Franco, su rostro
Era horrible, cubierto de blanco y con una boca inmensa que sonreía diabólicamente.
En un abrir y cerrar de ojos el payaso estaba sentado a su lado, su enorme mano
Enguantada tomó la de Franco, el niño se desmayó de terror.
Despertó sobre una cama de hospital, a su alrededor estaba su familia;
- Franco, que susto nos diste, por suerte el doctor nos dijo que estas bien -
Dijo su madre mientras le acariciaba la frente - Los dueños del circo nos ayudaron
A traerte, vinimos en uno de sus vehículos, fueron muy amables, es mas, insistieron
En mandar a alguien para animarte cuando te recuperaras - dijo el padre.
- ¡Hooolaa! - la puerta se abrió y asomó la sonriente cara de un payaso.





Recuerdo esa noche en la que iba caminando solo por la calle. Las calles estaban calladas, las luces apagadas, y yo, volviendo de una fiesta. Eran las 4 de la mañana y yo estaba muy cansado. Estaba a punto de cruzar la calle, cuando de pronto un auto pasó demasiado rápido, y me atropello. No recuerdo muy bien si el conductor se dio cuenta. Solo vi que desperté en una carpa, y unas velas estaban prendidas sobre mí.
Yo estaba realmente asustado, no sabía ni donde estaba, y decidí levantarme, pero una fuerza sobrenatural me volvió a dejar en el piso. De repente, escucho un susurro…
“Cierra los ojos. Entra en el laberinto de la tortura”
No entendía que sucedía, hasta que entro una gitana con un bastón en la mano. Me llamo la atención su collar, porque era un ojo rojo, que me miraba todo el tiempo, y a su vez, parecía diabólico. Le pregunte donde estaba, quien era ella, que está haciendo, típico de preguntar. La gitana me miro, apunto con su bastón hacia mi cara, y en ese momento, dijo en un tono diabólico, “Duerme”.
Supuestamente al decir esas palabras, me durmió. Desperté en el mismo lugar donde estaba atropellado, y todo parecía normal. Quise irme a mi casa, y cuando abro la puerta de mi casa, encuentro a mi mama llorando. Intento tocarla, pero no pude. Le hable, le grite, y ella no me escuchaba. Luego me acerco para ver porque estaba llorando, y encuentro una foto de mi tirado en el suelo, sangrando y con la cabeza abierta. Debe ser lo que paso en el choque. Empecé a pensar que estaba muerto, que solo estaba allí porque había muerto atropellado, hasta que salí de mi casa. Al cerrar la puerta, mi madre logro verme, y fue feliz a saludarme. Cuando estaba a punto de abrazarme, su piel se cayó por completa, su mandíbula se deformo rápidamente, y sus ojos explotaron de la nada. Me agarro una impresión al ver a mi madre desorientarse enfrente de mis ojos.
Me fui corriendo hacia la casa de mi padre para ver si el también podía verme, porque mis padres estaban separados. Cuando llego a la casa de mi padre, lo veo a él, colgado de una soga, ahorcado. Estaba temblando de miedo, empecé a pensar que era solo un sueño, del cual no podía despertarme. Voy rápido a la casa de mi hermano para ver si el aun seguía con vida, y lo encuentro suicidándose con pastillas. Y la lista de personas muertas iba aumentando cada vez más. Me senté en la vereda y empecé a llorar, estaba viviendo una pesadilla. Hasta que escucho pasos de una persona, era mi padre, solo que en forma de cadáver. Lo veo caminar, y veo que empieza a repetir “Tu eres el culpable, tu eres el culpable” y empieza a acercarse a mí. Yo empiezo a huir de el, y mientras mas corría, más fuerte se escuchaba sus palabras. De repente, aparece mi madre, y empieza a repetir lo mismo. Lo mismo con mi hermano, mis tíos, mis primos, todos estaban muertos, y me estaban buscando…
Empecé a correr de todos ellos, tratando de salir de esa pesadilla, pero parecía estar en el mundo real, en un mundo igual al nuestro, un mundo gemelo donde no hay escapatoria. En eso, la gente empieza a salir de sus casas, y yo empecé a pedirles ayuda, pero la gente no me escuchaba. Empecé a arrojarles objetos para llamar su atención, hasta que en un momento, de golpe todos se volvieron cadáveres vivientes. Todos buscándome…
Empecé a correr, y toda la ciudad muerta, estaba buscándome. Fui corriendo lo mas que pude, hasta que quede atrapado entre rejas. Fuera de las rejas, estaba el aeropuerto, donde estaba pensando salir volando por los aires hacia otra ciudad, o algún lugar donde pueda estar solo, pero las rejas me impedían pasar. Entonces quise pasarlas por arriba, pero justo en momento que iba a cruzar la reja, me agarran el pie, y con una fuerza sobrenatural me llevan hasta donde estaban todos los ciudadanos vivos. Veo que se empiezan a acercar, y me di cuenta de una cosa. Cada persona tenía los ojos iguales a los que tenía la gitana en el collar. Cada uno tenía algo con que lastimarme, entonces poco a poco todos juntos empezaron a clavarme cuchillos, a dispararme, a rasguñarme, a comerme, y el dolor que sentía es peor lo que tú puedas imaginarte. No poder morir, pero tener que sufrir, es mucho peor que todos los golpes que has tenido en toda tu vida. Empecé a gritar como loco, nadie me escuchaba, todos seguían lastimándome. No podía parar a ninguno de ellos, esperaba algo que me sacara de ese mundo, pero nada. En un momento, mi cuerpo queda devastado, mi cara, bueno… parecía no tener cara de tantos golpes y rasguños. Todo mi cuerpo luego fue quemado y sepultado en un ataúd. Cuando fui enterrado completamente, empecé a escuchar todo en reversa, como si estuviese volviendo el tiempo atrás. El ataúd empezaba a quemarse por dentro, y yo empezaba a perder todos los sentidos. Hubo un momento en el que había perdido todos los sentidos, como si realmente estuviese muerto. Luego de eso, despierto…
Despierto nuevamente en la carpa, las velas que tenia encima estaban apagadas, y no había nadie. En ese momento, aparece la gitana, y yo me levanto, y voy hacia ella furioso para golpearla, pero ella con su bastón apunto hacia mi cabeza, y luego me dijo lo siguiente. “Has pasado el laberinto de la tortura. Espero que no vuelvas a cometer el mismo error cuando cruses la calle. Adiós”. Después de eso, aparecí otra vez en la vereda, lugar donde posteriormente iba a ser atropellado. Mire por los dos lados, y si, estaba por pasar un auto a toda velocidad. Espere que pase, y pase a la otra vereda, y de ahí, me fui hacia mi casa.
Ahora estoy sentado en mi casa, 9 días después de lo sucedido. Se lo conté a mis padres, a mis amigos, y todos me trataron como loco. Algún día, van a pagar como yo pague, van a tener que pasar el laberinto de la tortura..

domingo, 27 de octubre de 2013






Pocas veces en la vida se pasa tanto miedo como en el momento en el que tú mismo, un familiar o ser querido debe ser hospitalizado e intervenido quirúrgicamente. Durante minutos, o incluso horas, uno es completamente vulnerable y la vida pende de un hilo, sabes que cualquier error médico te puede costar la vida o dejarte con graves secuelas. No es por eso de extrañar que existan tantas leyendas urbanas en relación a los hospitales, los errores médicos y las operaciones que salieron mal. ¿Pero cuánto hay de verdad y qué es falso en los relatos que casi todos hemos escuchado alguna vez?

Despertar en medio de una operación
Por desgracia es un peligro real y se estima que, una de cada 1.000 personas que son intervenidas quirúrgicamente en el mundo, se despierta durante la operación. Normalmente no se recupera totalmente la conciencia y sólo se recuerdan fragmentos de la conversación del personal sanitario o un leve malestar. Las técnicas han avanzado mucho y cada vez existen más métodos de monitorear al paciente; por lo que, cuando se detecta que está recuperando la conciencia, simplemente se aumenta la dosis de anestesia.
Pero existen multitud de testimonios de individuos que sentían como su cuerpo permanecía inmóvil; incapaces de avisar que estaban despiertos, no podían gritar, ni tan siquiera llorar, y nadie parecía darse cuenta de que sentían dolor cuando cortaban sus cuerpos y urgaban en su órganos. Incluso los que no sentían dolor, podían percibir claramente cómo manipulaban su interior, y escuchar con claridad cómo su carne se desgarraba. Sin duda una de las mayores agonías que se pueden vivir.
Ejemplo: Erin Cook se sometió a cirugía para la extirparle un tumor en su ovario. Recuerda haberse dormido con la anestesia, pero minutos después despertó con un intenso dolor al sentir cómo cortaban su cuerpo. Se sintió atrapada en su cuerpo, incapaz de moverse o respirar. El hospital le informó después que un gas había estado cayendo durante la operación y sólo recibió el 5% de la anestesia necesaria.

Objetos olvidados en tu interior
Durante una intervención quirúrgica se usa diverso material que es necesario para la operación, como bisturís, gasas, pinzas, tijeras, etc. En algunos casos, por descuido de médicos o enfermeras este instrumental se ha olvidado en el interior del paciente y se ha cosido su cuerpo con esos objetos anómalos dentro. Esto puede provocar gran dolor al paciente, fiebre, inflamación o incluso causarle una infección que le puede costar la vida.
Ejemplo: Nelson Bailey dejó la sala de operaciones con una gasa de 30 centímetros de largo por 30 de ancho dentro de su abdomen. Cuando los médicos descubrieron su error y abrieron nuevamente su herida, la gasa estaba podrida y había perforado sus intestinos.

Operar al paciente equivocado
Esta negligencia médica es la que más historias urbanas ha generado, y es que es aterrador pensar que un error al verificar la identidad del paciente puede ocasionar que se le practique una operación que no le era necesaria. Una de las leyendas urbanas que más frecuentemente he escuchado es la del hombre que despertó con una operación de cambio de sexo porque le confundieron con otro paciente con nombre similar, pero no es la única, y en algunos casos el relato cambia y lo que se le hizo fue amputar una pierna u operar a un paciente sano.
Ejemplo: A Kerry Higuera se le practicó una radiografía de rayos X en el abdomen, a pesar que tenía tres meses de embarazo. Los médicos la confundieron con otra paciente del mismo nombre. Este procedimiento aumentó el riesgo del bebé de padecer leucemia o defectos de nacimiento. Afortunadamente su hijo, Nathan, nació bien.

Operar el lado equivocado
Conocido médicamente como “error de lateralidad”, se podría considerar una negligencia médica relativamente común por la cantidad de noticias reales que circulan por la red . Casos como el de un anciano peruano al que se le amputaron ambas piernas porque inicialmente se equivocaron de lado, gente que queda ciega tras ser operada de un ojo sano o incluso testimonios de personas a las que se les extirpó un riñon sano obligándoles a vivir conectados a una máquina de diálisis hasta que reciban un trasplante (si tienen esa suerte).
Ejemplo: Jorge Villanueva Morales (un anciano peruano de 88 años) se quedó sin ambas piernas en enero del 2010, cuando le fue amputada su pierna izquierda por error; según su historia médica, debía habérsele cercenado la pierna derecha.

Abusos sexuales mientra se está sedado
Son varios los casos probados y en los que se ha sentenciado a varios años de prisión a médicos y enfemeros que, aprovechando que los pacientes estaban bajo los efectos de la anestesia, violaron a sus víctimas, la mayoría nunca supieron nada o no podían probar lo sucedido pues ni ellas mismas sabían si había pasado realmente, ya que seguían atontadas después de la intervención .
Ejemplo: Paul Patrick Serdula, un enfermero anestesista, fue descubierto casi por casualidad cuando una empleada de una clínica dental encontró una cámara oculta en el baño de mujeres. Cuando la policía fue a su casa, encontró cientos de cintas en las que se le podía ver violando, sodomizando y manoseando a varias paciente mientras estaban bajo los efectos de la anestesia, una de ellas tan sólo tenía quince años. Fue sentenciado a cadena perpetua más 25 años.

Robo de órganos en la sala de operaciones
Esta es la única leyenda urbana en la que no he podido encontrar casos reales probados. La historia contaría el caso de personas, a las que por ejemplo, se les saca un riñón sano alegando que era necesaria la operación para posteriormente trasplantar el órgano a una persona que pagaría grandes cantidades de dinero a los médicos.
Pero éste no es el caso más escalofriante, otras versiones de la leyenda aseguran que incluso muchas víctimas morirían en la mesa de operaciones en intervenciones quirúrgicas que eran teóricamente rutinarias (como una apendicitis) o simplemente no eran necesarias. De este modo, médicos sin escrúpulos podrían extraer los órganos de la víctima en las condiciones óptimas, en un ambiente esterilizado y sin despertar muchas sospechas.





Casandra era una tímida niña de seis años que prefería la compañía de sus muñecas a relacionarse con otros niños. Por este motivo no le resultó muy duro cambiar de casa y dejar atrás su antiguo barrio y colegio cuando sus padres decidieron mudarse.
Sus padres estaban preocupados por el cambio, pero sabían que con el tiempo acabaría disfrutando de su nuevo hogar. Una vieja mansión que tenía un gran jardín, con un columpio, un tobogán e incluso una pequeña casita de madera en el árbol.
La niña se acostumbró enseguida a su nuevo hogar. Pero tener tanto espacio para jugar la volvió incluso más retraída y solitaria. Casandra solía subir con sus muñecas a la casa del árbol y pasaba allí varias horas hablando sola, según ella con su amiga Ana. Los padres no le dieron mucha importancia pues sabían que a esa edad eran comunes los amigos imaginarios. Las vacaciones de verano pronto acabarían y con el nuevo curso escolar haría nuevos amigos en clase.
Los días pasaban y el comportamiento de la niña cada día era más extraño, casi no hablaba con sus padres y aprovechaba cualquier momento para “refugiarse” en su casita del árbol. Los padres podían escucharla hablar durante horas con su amiga Ana. Pero lo que más les preocupaba era que cada vez conciliaba peor el sueño, hablaba dormida y parecía sufrir pesadillas pues era habitual que entonara frases como “tengo frío”, “no puedo ver” o “ayúdame”. Una noche la madre sintió pasos en el pasillo, asustada avisó a su marido, quien salió a ver y se encontró a Casandra caminando sin rumbo, la niña parecía sonámbula y, cuando su padre la llamó, se despertó totalmente aturdida y sin saber qué hacía de pie fuera de su habitación.
Cada vez las incursiones nocturnas de Casandra eran más atrevidas y se alejaba más de su cuarto. Sus padres tenían miedo de que la niña saliera a la calle, sola y por la noche. Así que decidieron llevarla a una clínica del sueño en la que podrían “monitorear” sus hábitos de sueño para tratar su sonambulismo. Pero tras pasar dos noches no se detectó nada extraño, de hecho en ambas ocasiones Casandra durmió plácidamente toda la noche. El psicólogo tampoco ayudó mucho, únicamente les confirmó lo que ellos ya sabían, que tenía una amiga imaginaria que se llamaba Ana y que tenía su misma edad. El psicólogo le restó importancia al hecho y les dijo que era relativamente frecuente , y más teniendo en cuenta que la niña prácticamente no tenía amistades. Les recomendó que pasaran más tiempo con ella y que trataran de relacionarla con más niños de su edad para que Casandra fuera, poco a poco, olvidando a Ana y centrándose en sus amistades reales.
Los padres siguieron al pie de la letra las indicaciones del psicólogo, pasaban cada vez más tiempo con ella y la dejaban poco tiempo libre para que fuera a “charlar” con Ana en su casa del árbol. Pero eso no hizo más que empeorar su ataque de sonambulismo, parecía como si el tiempo que ya no pasaba con su amiga imaginaria por el día lo compensara por la noche. Sus sueños parecían cada vez más vívidos y en un par de ocasiones el padre la encontró a punto de salir al jardín. La niña cada vez parecía más agotada y con el cansancio acumulado era como si cada noche perdiera más el control y pasara más tiempo sonámbula.
Una noche el padre sintió como alguien bajaba la escalera, al ver a su hija en la puerta de casa un frío le recorrió la espalda. Al contrario que en otras ocasiones, cuando llamó a Casandra la niña pareció ignorarle y solamente le dedicó una mirada fugaz antes de abrir la puerta y salir al jardín. Los ojos de su hija parecían otros, era como si no la reconociera. Asustado, bajó las escaleras y salió corriendo detrás de ella mientras la niña avanzaba en dirección a la casita del árbol; cuando estaba a pocos metros del lugar, la niña se agachó mientras balbuceaba algo que su padre no podía entender.
Casandra comenzó a escavar el suelo con sus manos, su padre al llegar a su lado la escuchó decir “tengo que salir”, “aquí hace mucho frío”. Su padre la abrazó y sintió que su hija estaba congelada, era como si no respondiera y luchaba por seguir cavando, sus pequeños dedos estaban ensangrentados por arañar la tierra y golpearse con las piedras que había en el suelo. Se había roto un par de uñas y aún así parecía no despertarse. El padre no sabía qué hacer mientras la niña pataleaba y le pedía que la soltara y la dejara continuar.
De repente, como si se le encendiera una luz en la cabeza, el padre dejó de llamarla por su nombre y la llamó “Ana”, en ese momento la niña se giró y dejó de luchar mientras se le quedó mirando.
- Ana, ¿eres tú?. – dijo el padre.
La niña le miró fijamente con unos ojitos que imploraban que la ayudasen, un par de segundos después se desmayó, al instante abrió nuevamente los ojos y esta vez Casandra con su propio cuerpo miró asustada en todas direcciones como intentando comprender dónde estaba y por qué le dolían tanto las manos. Su padre la llevó dentro de casa, donde su madre se quedó limpiando sus heridas, el daño no era tanto como parecía en la oscuridad de la noche, pero el padre sabía que tenía un asunto pendiente en el jardín, así que mientras su hija se reponía con su mujer, bajó con una linterna y una pala.
Al llegar al mismo lugar donde Casandra había escavado, volvió a sentir un escalofrío. Pero no era momento de tener miedo, empezaba a intuir el motivo por el que su hija no podía descansar por las noches y quería acabar de una vez por todas con el problema. Clavó una y otras vez la pala, hasta que pudo ver algo que le llamó la atención. Una pequeña manita huesuda apareció bajo la tierra. Era tan pequeña como la de su hija y al verla sintió una tristeza tan profunda que se puso a llorar. El padre entre llantos entró a su casa y le pidió a su mujer que no saliera al jardín bajo ningún concepto mientras él realizaba una llamada.
Menos de veinte minutos después un coche de policía y un forense llegaron para levantar el cadáver de una niña de unos seis años. Investigaciones posteriores demostraron que se trataba de Ana, una niña que había desaparecido hace un par de años en uno de los pueblos cercanos. La niña al parecer había sido asesinada, pues su cadáver mostraba signos de violencia. El anterior propietario de la casa la había enterrado en su jardín, sabiendo que nadie podría investigar en una propiedad privada sin una orden judicial.
Ana nunca más se comunicó con Casandra; parece que, al desvelarse su asesinato y detenerse a su asesino, por fin pudo descansar. Pero Casandra siempre guardaría el escalofriante recuerdo de cuando hablaba con un espíritu que no podía descansar.

viernes, 27 de septiembre de 2013






Medusa es uno de los personajes más anecdóticos que existen en la mitología griega, eran parte de las gorgonas y sus padres eran Forcis y Ceto; pero Medusa tenía una característica que la diferenciaba del resto de las gorgonas, ya que era la única mortal y la más bella que sus hermanas.
Su belleza fue tan grande que llegó a deslumbrar a Poseidón, que al verse enamorado de Medusa decidió seducirla (para algunos más bien fue una violación), en el templo de Atenea. Esto provocó una rivalidad entre Atenea y Poseidón, ya rivales de por sí. La ira de Atenea fue tan grande al haberse enterado de lo que ocurrió en su templo, que su reacción inmediata fue la de castigar a Medusa; que pasó a ser igual a sus dos hermanas, Esteno y Euríale. Ambas eran simples monstruos desalmados, con manos metálicas y colmillos afilados,  y unos ojos que emitían una luz tal, que quien los miraba directamente, quedaba petrificado.
No conforme con este castigo, Afrodita se vio celosa de la hermosa cabellera que tenía Medusa, razón por la cual dentro del castigo se hizo que en lugar de cabellos se disponga de serpientes; de esta manera, Medusa fue desterrada a vivir en las tierras hiperbóreas.
De aquel idilio fortuito que hubo entre Poseidón y Medusa, surgió un embarazo, lo que no hizo más que incrementar el el rencor de Atenea, que ordena a Perseo que mate a Medusa.
Perseo en su misión, que era algo casi imposible de realizar, tuvo que usar unas sandalias aladas que le había proporcionado Hermes. Esta protección adicional le prevenía de la mirada de Medusa, así como un escudo muy brillante, de forma que si llegaba a mirarle, pudiera repeler el ataque de la luz letal de sus ojos. Por suerte, no tuvo necesidad de usarlo, ya que esperó a que Medusa se durmiera en su guarida. Perseo volando con sus sandalias, logró ubicarse por encima de Medusa cortandole la cabeza en un solo acto.
Con este corte, por el medio del cuello de Medusa, salieron sus hijos, Pegaso y el gigante Crisaor. La cabeza de Medusa fué para Atenea, que la utilizó como escudo en todas sus batallas, como hiciera Perseo anteriormente para rescatar a Andrómeda y poder matar a Polidectes.
La sangre derramada en la decapitación de Medusa fue celosamente guardada para fines que sólo los Dioses conocían, ya que la sangre de su vena izquierda venía a representar un veneno mortal, y la de su lado derecho, tenía características sanadoras que se utilizaba incluso para poder resucitar a los muertos.





Escalofriante leyenda de una chica tímida y retraída que era golpeada diariamente por un grupo de acosadoras, que se burlaban de ella porque era una fanática de la muñeca Hello Kitty y todos sus complementos…
Hace no mucho tiempo vivía una chica que era una absoluta fan de Hello Kitty. Tenía la más increíble colección de merchandising de la simpática gatita y su habitación parecía más un museo que el cuarto de una niña de su edad. Era un chica tímida y muy reservada, y su extraña afición la puso en el punto de mira de un grupo de chicas indeseables que había en su escuela.
Este era un grupo de delincuentes juveniles que se divertían golpeando, robando y humillando al resto de muchachas, pero en su caso el acoso era continuo y diario. Sabían que ella nunca diría nada ni a sus padres ni a los profesores, y eran lo suficientemente listas como para golpearla en lugares en los que no quedara marca o se taparan con la ropa. Tan continuo fue el acoso, que acabó acostumbrándose y cuando la empezaban a molestar se alejaba del dolor pensando en su adorada Hello Kitty. En sus fantasías recorría un idílico mundo donde nada ni nadie podía hacerla daño, y de esta forma aprendió a ignorar el dolor y la humillación.
Las abusadoras vieron cómo los llantos y quejidos se convirtieron en una cara inexpresiva. Y lo que más las inquietaba, era que sus ojos parecían como muertos, vacíos e indiferentes a las palizas que recibía.
La líder del grupo comenzó a darse cuenta de que su comportamiento le hacía perder el respeto de las demás, que veían como era incapaz de doblegarla. La chica no se resistía, no luchaba, no lloraba, era como si simplemente la ignorara. Pero lo que era aún peor…
¡Le daba miedo!.
No sabía el porqué, pero esos ojos inexpresivos con los que la miraba cuando la estaba golpeando, simplemente le helaban la sangre. Un día decidió acabar con el problema y organizó a su banda para seguir a la chica hasta su casa. Aprovechando que sus padres llegaban tarde del trabajo, pretendían infligirle tanto dolor que temblara cada vez que se acercaran a ella. Sabía que eso no lo podía hacer en la escuela o en la calle porque siempre podría haber alguien que las delatara.
La chica al llegar a su casa lo primero que hizo fue ponerse uno de sus pijamas favoritos de Hello Kitty, como cualquier día normal. No habían transcurrido ni dos minutos cuando el timbre de la puerta sonó. Sin pensarlo abrió la puerta y, antes de que pudiera reaccionar, dos chicas de la banda ya la tenían inmovilizada por los brazos. Un momento después la líder entró con una risa burlona.
-¿No te han enseñado a preguntar antes de abrir la puerta? – Sin mediar una palabra más la golpeó con todas sus fuerzas en el estómago, dejándola sin aire y doblada de rodillas en el recibidor de su casa.
Las delincuentes entraron en su casa y cerraron la puerta asegurándose que nadie las hubiera visto. Arrastrándola la subieron hasta su habitación y comenzaron a burlarse de su colección mientras destrozaban una por una sus figuras, sábanas o cualquier otro objeto con el logo de Hello Kitty.
Pero la chica ya se había evadido mentalmente. Sus ojos una vez más se habían vuelto inexpresivos y parecían ajenos a todo dolor o vejación. Probaron apagándole cigarrillos en la pierna, con cortes en su piel, saltando sobre ella… pero todo parecía inútil. Esos ojos fijos, como perdidos, empezaron a atemorizar a todo el grupo y algunas de ellas comenzaron a decir que era mejor irse, que alguien podía llegar o cualquier otra excusa para ocultar la realidad, ¡Se morían de miedo!.
La líder no podía dejar las cosas así y decidió acabar de una vez por todas con el problema.
-¿Sabes qué fue lo que dijo Hello Kitty? – le dijo mientras metía una mano en el bolsillo.
Pero la chica no contestó y continuó inmersa en su mundo de fantasía.
- No puede decir nada – dijo la jefa del grupo – ¡¡¡Porque no tiene boca!!! – y de repente sacó una navaja abierta del bolsillo, con la que le comenzó a arrancar los labios de la chica. Dejando su pijama, sus sábanas y toda su habitación de Hello Kitty manchadas de sangre.
Pero contra todo pronóstico la chica ni se inmutó y continuó mirándola con esos ojos sin vida. La líder de la banda asustada comenzó a apuñalarla en el pecho, le clavó incontables veces la navaja hasta que murió escupiendo sangre y con los pulmones totalmente perforados.
Las demás integrantes de la banda salieron corriendo, pensaban ir a asustarla, en ningún caso habían ido para asesinarla. Pero igualmente eran cómplices y sabían que todas ellas podían ser juzgadas. Para ocultar las pruebas que hubieran podido dejar, la líder prendió fuego a la habitación y en pocos minutos, era toda la casa la que estaba en llamas.
Pero por más que corrieran o se ocultaran nunca podrían escapar de lo que habían hecho, y sin saberlo habían despertado una sed de venganza que la chica no pudo cobrarse en vida, pero sí lo haría en la muerte y desde el más allá como un fantasma.
Todas ellas empezaron a tener horribles pesadillas en las que podían ver los ojos inexpresivos de la chica asesinada mirándolas fijamente. Pero eso no fue más que el principio, cuanto más fuerte era el fantasma, más poder podía ejercer sobre ellas, y un día comenzó el verdadero sufrimiento.
Sin saber cómo, las asesinas comenzaron a sentir que cada vez les costaba más abrir la boca, hasta que un día despertaron con la boca como si estuviera sellada: no podían hablar, no podían comer ni beber, y por más que intentaban forzar las mandíbulas, no eran capaces de despegarlas.
La líder fue la primera que sintió el efecto y la primera en darse cuenta al mirarse al espejo que su boca parecía difuminarse, como si se estuviera borrando, hasta finalmente desaparecer. Parecían un dibujo de Hello Kitty, en el que no existe boca en el rostro de la gatita. Por supuesto que nadie más aparte de ellas podía ver que su cara no tenía boca. Era como si el fastasma jugara con su mente torturándolas.
En un par de días las abusadoras se empezaron a sentir mal, no podían beber y comenzaban a sentir los síntomas de la deshidratación, tenían terribles dolores de cabeza y en sus delirios veían los ojos inexpresivos de la chica mirándolas fijamente en cualquier lugar. Podían sentir como las golpeaban pero no podían gritar, y lo que era aún más inquietante, una especie de fuerza malévola les impedía pedir ayuda. Poco a poco fueron sucumbiendo, rindiéndose al dolor y sus ojos fueron perdiendo brillo, perdiendo vida y volviéndose tan inexpresivos como los de la chica a la que humillaron, golpearon y finalmente asesinaron.
Cuando se iban rindiendo su mente abandonaba su cuerpo y entraban en un coma irreversible. Su mente se evadía y llegaban a un idílico lugar lleno de flores y pequeñas muñecas de hello kitty que jugaban y saltaban divirtiéndose. Era el mundo imaginario en el que la chica asesinada se evadía del dolor.
La líder de la banda fue la última en doblegarse y caer en un coma profundo. A los pocos segundos de llegar a aquel paradisíaco lugar, el cielo se oscureció y las decenas de Hello Kittys que jugaban distraídas se giraron hacía ella mirándola fijamente, con los mismo ojos sin vida que los de la chica.
Había comenzado su verdadero sufrimiento, pues en este mundo no había como escapar del dolor y la chica torturada se aseguraría de que no cesara el dolor hasta que alguien las desconectara de las máquinas que las mantenían con vida en el mundo real, en un coma profundo del que nunca despertarían.

domingo, 8 de septiembre de 2013




sábado, 7 de septiembre de 2013



"La señal"



Era muy tarde (aprox. las 12 de la noche) y estaba con mi amigo Antonio y estábamos viendo un partido desde una colina que estaba detrás del campo... yo me tenía que ir a mi casa a las 12 y desde la colina hasta mi casa había un cementerio.
Estábamos pasando por al lado del cementerio cuando mi amigo me pregunto: "Hey, nos quedamos mirando un poco el cementerio??" ( a nosotros nos gustaba mucho lo ''PARANORMAL'') así que le dije si... Nos quedamos mirando un poco y los dos vimos una luz blanca sentada en uno de los bancos que había dentro del cementerio Mi amigo se dio cuenta de que nos estaba señalando de una manera muy rara... y nos fuimos de ahí rápidamente... Cuando llegué a mi casa, sobre las 00:30 aproximadamente, estaba en mi cama medio dormido cuando escuche la puerta abrirse, mientras también escuchaba a mi hermana de 3 años llamarme, cuando mire a la puerta para hablar con mi hermana me di cuenta de que la puerta estaba cerrada y mi hermana no estaba. Si no que había una luz blanca con forma de la mujer que vimos en el cementerio, me puse todas las mantas encima, y cuando al día siguiente hable con mi amigo, me dijo que a el también le había aparecido algo en su habitación. PD: Eso es un hecho real y supuestamente real



sábado, 24 de agosto de 2013



La próxima vez que vayas por una película, asegúrate de buscar una que te recomendaré y que te traerá recuerdos increíbles. No hay otro video como éste, y es imposible duplicarlo. Puede aparecer en cualquier parte del videoclub. Puede estar en cualquier estante, en cualquier género, en manos de cualquier persona. Su cubierta es totalmente negra, y se titula Tú.

Una vez que encuentres el video, no lo abras. Ve a la recepción a pagar por la renta. El encargado seguramente te mirará extrañado, y tal vez dirá, «Oh… ése…».

Lleva el video a casa. Puedes tener la tentación de ver el DVD, pero procura no hacerlo.

A media noche, coloca el sofá frente a tu televisor y asegúrate de que nadie más esté contigo. Asegúrate de que todo lo que se vea sea oscuridad, y que el único ruido que se oiga sea el latido de tu corazón.

Reproduce el DVD. El video contiene todo el conocimiento de tu pasado, presente y futuro. Al pasar las escenas, irás viendo eventos pasados hasta llegar a los acontecimientos actuales. Detenlo una vez que llegues al final de los eventos actuales; sabrás en qué parte detenerte cuando te veas a ti frente al televisor, mirando el video.

Antes de pasar a ver los acontecimientos futuros, piensa si realmente quieres saber sobre el futuro.

Si decides no ver más, quita el DVD, déjalo en el suelo de tu armario y vete. Asegúrate de guardar el DVD en el armario. Por la mañana te darás cuenta de que se ha ido.

Pero si decides ver los acontecimientos futuros, deja correr el siguiente episodio. Es extremadamente importante que no grites cuando veas la escena de tu muerte. No quites la vista del televisor cuando te veas siendo arrastrado a las oscuras profundidades de lo que una vez fue tu armario. No parpadees cuando te veas siendo desgarrado por una bestia infernal, y el DVD maldito tirado en el suelo, junto a tus miembros amputados. En ese momento el video terminará.

Ah, y no te asustes cuando sientas el aliento de la bestia acariciar tu cuello…

miércoles, 21 de agosto de 2013





"Hace 3 noches me encontré con una peculiar mochilita rosa, en el patio trasero del edificio de mis departamentos. Esto es lo que encontré dentro:Pagina 1 Esta es Lisa, ella es mi amiga. Mi mama y Papa no la pueden ver. Ellos dicen que es mi amiga imaginaria. Lisa es una buena amiga.Pagina 2 Hoy trate de plantar una flor en el patio. Lo trate de plantar junto a la caja de arena, pero Lisa dijo que ahí es donde su papi esta durmiendo, así que la plante en una maceta.Pagina 3 Lisa esta en la escuela conmigo. La taje (traje), para que todos la conocieran, pero la Señorita Monroe se enojo, porque no puede verla. Lisa se puso triste, así que escondió el borrador.Pagina 4 Ayer fue mi fiesta de cumpleaños. Mami compo (compro) pizza, pero nadie vino. Lisa dijo que la gente vino a la entrada de mi casa, pero se fueron. Pero me dejaron regalos. Me regalaron 3 barbis, un par de zapatos y cinco dólares. Yo y lisa jugamos con las barbis.Pagina 5 La señorita Monroe no vino hoy, nuestra sustituta es la señorita Digman. Es linda y bonita, y nos deja tener tiempo libre. Quisiera que la señorita fuera siempre mi maesta.Pagina 6 Hoy Jonnathin Parker se robo mis crayolas. La miss no puede encontrarlas, así que hizo que me diera sus crayolas. Lisa vino a la escuela también, pero la señorita Digman no puede verla. Me dijo que ella si cree que Lisa es real.Pagina 7 Ayer, yo y Lisa fuimos a caminar, hasta que salió la luna. Papi se enojo y dijo que Lisa es estúpida y falsa y ella desapareció. Hoy no vino Lisa a la escuela, pero la señorita Digman dijo que la señorita Monroe no regresara.Pagina 8 Papi estuvo en el trabajo todo el día de ayer. No vino a comer para cenar, y hoy sigue en el trabajo. Mami me puso un flan para mi lunch hoy. Me encanta el flan! Pagina 9 Extraño a Lisa. Papi esta realmente ocupado en el trabajo. No vino el fin de semana. Mami esta muy enojada con el. Quiero escribirle una carta a Lisa Pagina 10 Querida Lisa, te extraño. Por favor regresa. Siento que papi fuera grosero contigo. Eres mi major amiga.Pagina 11 Lisa regreso ayer. Me dijo que perdón por irse, y le dije que mi papi no ha regresado del trabajo. Lisa dijo que el y la señorita Monroe están durmiendo como su papa. Espero que despierten pronto."












Hoy en día esto se ha transformado en una Creepypasta, basada en el caso que ha mostrado y contado Tom

lunes, 29 de julio de 2013



Puede que recuerden haber oído acerca de ello en las noticias, pero en julio del 2008 hubo un hilo de personas desaparecidas en el Distrito Universitario de Seattle. Veinte personas desaparecieron, todas ellas estudiantes de la Universidad de Washington. Sus cuerpos nunca fueron encontrados, y nunca se recuperó evidencia significante. Fueron presumidos muertos, principalmente por la angustia y el dolor de las personas que se preocupaban por ellos. Aparte de la gente desaparecida, sin embargo, no mucho del caso fue revelado al público jamás.

Y a eso es a lo que le vengo a poner remedio. La gente tiene el derecho de saber estas cosas.

Por ahora, el caso ha sido congelado, y todos los documentos relacionados están ahora en el archivo clasificado que los empleados del DPS llaman jovialmente “el congelador”.

Los investigadores han seguido muchas pistas, pero todas ellas los dirigen a caminos sin salida. Ellos juraron quijotescamente encontrar al criminal, o criminales, a la “justicia”, pero cuando todos sus intentos de mover el caso hacia adelante fallaron, ellos se echaron para atrás como gatitos asustados.

La pista más prometedora, sin embargo, había sido una que se reveló relativamente temprano en la vida del caso, alrededor del mes de septiembre del mismo año.

Resultó que todos los estudiantes abducidos poseían la misma computadora Apple; esto pudo haber sido una mera coincidencia, pero investigación complementaria por el equipo forense mostró que cada estudiante había usado un servidores proxy tiempo antes de su desaparición.

Para aquellos que no saben, un servidor proxy es un intermediaron web usado a menudo para mantener la actividad lo más anónima posible, disfrazando la dirección IP (que, de nuevo, para los que no saben, son esencialmente series únicas de números dadas a cada computadora conectada a Internet. Con conocimiento básico y un poco de habilidad, es posible encontrar la ubicación exacta de alguien usando su dirección IP. Los servidores proxy operan con direcciones IP separadas, usualmente con ubicaciones muy alejadas de sus usuarios.

Entonces, los estudiantes estaban usando direcciones IP alteradas. Pero, ¿por qué? ¿Estaban escondiéndose de alguien? Los servidores proxy son, después de todo, la mejor manera de esconderte en Internet.

Mientras el equipo forense continuaba recopilando información de los discos duros de los estudiantes abducidos, más y más similitudes fueron encontradas. Algunas de ellas ciertamente pudieron haber coincidencias, pero otras, definitivamente no lo eran.

Este es un segmento del reporte escrito por la computadora del equipo forense, detallando las similitudes entre las doce computadoras:

Todas las computadoras llevaban instaladas el navegador Google Chrome.
Todas las computadoras usaban iTunes, cada una con aproximadamente 50 GB de música.
Todas las computadoras usaban servidores proxy.
Todos los servidores proxy tenían direcciones IP en Islandia.
Todas las computadoras usaban proxies ubicados en Islandia. Lo cual era raro. Pero el reporte no terminaba ahí; continuaba:

Todas las computadoras tienen Microsoft Word instalado, aunque parece no haber ningún documento guardado en ninguna de las carpetas de ninguna de las computadoras.
Eso es normal. Mucha gente guarda sus documentos en carpetas en sus escritorios o en discos duros externos.

Los escritorios de todas las computadoras están completamente vacíos, a excepción de un documento que aparece en el centro de todo, titulado “LÍTA Á BAK”. El documento no tiene texto.
Ahí es donde empieza lo extraño. “Líta á bak” es islandés, que significa algo como “mira hacia atrás” o “ve detrás de ti”.

Parece que que documento en el escritorio es el único documento guardado en cualquier parte de todas las doce computadoras.
Una vez es una coincidencia. Dos también. Pero ¿doce veces? ¿El mismo documento guardado en el mismo lugar con el mismo nombre? Es imposible.

El reporte continuó por un tiempo luego de eso, pero con nada cercanamente significante.

Cuando los teclados fueron investigados para buscar huellas dactilares, ninguna de ellas coincidió; no hubo nada que las conectara aparte de los documentos.

Los especialistas forenses se asustaron con lo que consiguieron, pero ninguno de ellos reportó nada sospechoso o “paranormal”.

Los proxies es Islandia y los documentos con títulos en islandés llevaron a los investigadores a buscar otras conexiones entre Islandia y los estudiantes desaparecidos. Fuero hacia sus padres, probablemente esperando encontrar que todos los estudiantes tuvieron relaciones en Islandia, o algo; necesitaban resolver el caso. Pero, por supuesto, ninguno de ellos tenía lazos aparentes con el país: ni familiares, ni amigos, nada. Los investigadores habían preguntado a docenas de personas, pero nada que valiera la pena fue encontrado. Estaba empezando a parecer irremediable.

Y eso fue, hasta un año más tarde, en julio del 2009, cuando la Policía Nacional de Islandia en Reykjavík reportó una serie de personas desaparecidas, sin rastro alguno. Esto era lo que el DPS necesitaba. Contactaron rápidamente a la oficina en Reykjavík, y arregaron una reunión, esperando que los casos de alguna manera coincidieran. Los investigadores de Seattle volaron hacia Islandia.

Y la información que encontraron fue, simplemente, aterradora.

Doce personas en Islandia se perdieron, todas estudiantes de la Universidad de Islandia.

Tenían computadoras Apple.

Todas ellas usaban servidores proxy.

La IP de los proxies era de Seattle.

Todas tenían Microsoft Word instalado, pero solo un documento vacío salvado en sus escritorios vacíos.

¿Pueden adivinar el título?

“Líta á bak”.

Cuando ambos equipos de investigación compartieron su información, las cosas finalmente parecieron brillantes, para ambos casos. Este era obviamente el trabajo del mismo criminal; tenía que haber sido así. Ellos iban a capturar a quien sea o lo que sea que hubiera hecho esto: en el nombre de la justicia… aun cuando no había cuerpos para encontrar, y según todo lo que sabían, todos los estudiantes perdidos pudieron haber estado vivos y en paz.

La ráfaga de optimismo terminó unos días después, cuando el equipo forense de Islandia buscó huellas dactilares en las computadoras, solo para encontrar que ninguna de las huellas coincidía. Los agentes del DPS, aunque decepcionados, no estaban sorprendidos.

Una vez más, era imposible, como todo el resto.

No había sospechoso aún. No había nada de evidencia. Solo había un montón de notancoincidencias muy, muy tenebrosas. Veinticuatro de ellas, para ser exactos.

Nada más. Y ciertamente nada menos. Las pistas no dirigían a ningún lado.

La búsqueda por lo que ocurrió a los estudiantes empezó una investigación policías internacionales, pero no hubo ninguna otra prueba significante. Los casos, o solamente un caso único ahora, había quedado estancado. Luego de meses y meses y meses de pérdida de esperanzas, ambos, el DPS y la Policía Nacional de Islandia finalmente puso el caso como “sin resolver” en julio del 2012, y se olvidaron de él.

Frío. Congelado. Estancado. Infructuoso.

Se había terminado. Tantas cosas por la “justicia”.

Desde entonces, ambos departamentos policiales habían tratado de olvidar el caso. Se convirtió en una memoria triste, nadie quería pensar acerca de eso. Con toda razón.

Y eso es todo el caso, de verdad. Estoy escribiendo esto porque estoy bastante aburrido, e imaginé que era interesante hacérselo saber a ustedes. Tengo que irme a bañar ahora.

Sin embargo, antes de irme, solo quiero estar seguro de que entienden lo difícil que fue para mí lavarles el cerebro a los estudiantes haciéndolos leer mis historias. Los humanos son muy perceptivos cuando se refiere a ese tipo de cosas. Su carne lo valió, de todas maneras. Muy tierna y deliciosa.

Aunque todavía tengo un poquito de hambre.

Líta á bak.



¿Extrañas mucho a alguien que ya no está entre nosotros? ¿Me creerías si te digo que hay una forma de volver a hablar con esa persona? ¿Qué estás dispuesto a hacer para volver a ver a un ser querido? Quizá debas meditar un poco esta última pregunta, porque puede ser la última que te plantees.

Existe una barrera que separa el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, pero eso no significa que no pueda romperse o debilitarse. Eso es lo que voy a enseñarte a hacer. Esta barrera se hace más delgada a las 3.00 a.m. , por lo que el ritual debe practicarse a esta hora. Es importante que nunca lo hagas en fechas de celebraciones a los muertos (La noche de Walpurguis, Halloween…), ya que la barrera es demasiado delgada en esas fechas, y corremos el riesgo de traer a personas -y no tan personas- indeseadas.

Elige con cuidado la persona con la que deseas hablar, ya que solo tendrás una oportunidad de hacerlo. A la gente del otro lado no le gusta que nos entrometamos en sus asuntos, y si te descubren es probable que te arrastren a su mundo por la fuerza.

Es importante que pienses objetivamente en la persona, más allá del cariño que le tengas. Intenta juzgar su vida, e intenta discernir si pertenece ahora al Cielo, al Infierno o al Purgatorio. Si esta persona ha ido al Infierno, es muy probable que una vez abierta la barrera cueste cerrarla sin efectos colaterales. Si pese a esto decides continuar es bajo tu propio riesgo.

Necesitarás una fotografía de la persona, sal, un espejo, una pertenencia de esa persona -en lo posible una preciada-, pétalos de rosa roja, dos velas y una pregunta cuya respuesta conozcas muy bien y que solo esta persona sabría contestar…mientras más precisa sea la respuesta a la pregunta, mejor es. Puedes agregar algún amuleto personal que te proteja.

Siéntate a oscuras en el suelo, rodeándote en un círculo hecho con sal y pétalos de rosa. Conserva un par de pétalos en tu regazo, puede que los necesites luego. Coloca las velas a cada lado del espejo, de modo tal que puedas ver tus ojos en el reflejo sin ningún problema.

Sé que esto te va a resultar muy difícil, pero es necesario que lo hagas: intenta no pensar en la pregunta, o por lo menos en su respuesta, hasta que sea el momento de enunciarla.

Toca el espejo con una mano y sostén la pertenencia y la foto con la otra, cierra los ojos. Cuenta hasta diez y llama a esa persona por su nombre completo. Di el nombre de la persona y seguido de eso, di: “Quiero hablar contigo”. Hazlo hasta que sientas que la temperatura de la mano con la que estás tocando el espejo disminuye bruscamente. Sí, lo lograste: hay un muerto en el espejo. Ahora solo debes asegurarte de que sea realmente el que tú deseas. Quita tu mano del espejo, sonríe y saluda cordialmente –si no haces esto, verás a la persona con la apariencia que tuvo en el segundo previo a su muerte, y la imagen no suele ser muy grata-. Ahora puedes abrir los ojos.

Frente a ti, en lugar de tu reflejo, encontrarás a la figura de tu ser querido. Controla tu emoción, aún no puedes hablarle de lo que sea. Dile que lo extrañas, pregúntale si es realmente él/ella –te dirá que si irremediablemente- y hazle algunas preguntas personales fáciles de contestar. Actúa completamente confiado, debes aparentar que crees plenamente que aquel espíritu manifestado en el espejo es tu ser querido. Cuando sientas que lo has convencido de que confías en el/ella, suelta la pregunta que tenías preparada. Si tarda en contestar, no contesta o simplemente sonríe, arroja los pétalos de rosa al cristal. Eso te dará tiempo de romper el espejo y estarás a salvo. Cubre los cristales con algo para no reflejarte en ellos y quema el espejo. No rompas el espejo haciendo contacto con tu piel, y mucho menos te lastimes mientras lo haces: le pertenecerás para siempre si tú o tu sangre lo tocan.

Si la persona te contesta correctamente, tu experimento ha resultado. Ahora tienes veinte minutos para hablar con la persona y decirle todo lo que quieras. Solo veinte, pues no puedes arriesgarte a que alguien del otro lado note lo que estás haciendo.

Pasados los veinte minutos, le dirás a la persona que debes irte (no te preocupes por controlar el tiempo, sabrás cuándo decírselo porque comenzarás a escuchar murmullos). Extiende tu mano con su pertenencia y apóyala en el cristal del espejo. Esta se reflejará y tu ser querido tomará el reflejo. Te dará las gracias y se marchará. Si en algún momento de tu conversación la persona mira a sus espaldas o te dice que siente que alguien se acerca, termina el ritual ahí mismo, haciendo lo que te expliqué antes.

Guarda algunos pétalos de rosas y colócalos bajo la almohada en la que duermas, como última medida cautelar. Luego, duerme tranquilo: has logrado vencer la frontera de la vida y la muerte.

domingo, 7 de julio de 2013



Estructuralmente, el cerebro es una máquina increíblemente compleja, de hecho aún a día de hoy es una gran desconocida, tanto para los científicos, médicos e incluso psicólogos y psiquiatras ...

En cuanto a sus funciones, la conciencia representa sólo una pequeña parcela de nuestra psiquis...

En todo caso, parece indudable que nos afectan muchos estímulos que no percibimos conscientemente y que, por lo tanto, no podemos evaluar de manera racional ...¿De dónde provienen por ejemplo, las "corazonadas", los "pálpitos" o lo que manifestamos en ocasiones con frases como "intuyo que ..."?

Pero profundicemos en nuestro cerebro ...

El número de neuronas que contiene nuestro cerebro, sólo en la corteza, puede calcularse en diez mil millones. Y el número de conexiones entre ellas supera lo imaginable.

Dos personas distintas habitan en nuestro cerebro, unidas como mellizos siameses, a lo largo de la línea media. Una de ellas es verbal, analítica, dominante y la otra es artística pero muda, casi misteriosa en su totalidad.

Estos son el hemisferio izquierdo y derecho de nuestro cerebro, constituido por dos mitades unidas por una compleja red de fibras nerviosas que forman un grueso "cable" llamado cuerpo calloso.

La conexión con el sistema nervioso determina que el hemisferio izquierdo controla la parte derecha del cuerpo, y el hemisferio derecho controla el lado izquierdo.

Entre los mamíferos, el hombre es el único que ha desarrollado distintos usos para cada mitad de su cerebro. Esta asimetría, que todos reconocemos cuando decimos si somos derechos o zurdos, es el glorioso mecanismo a través del cual el hombre está capacitado para hablar. Es lo que nos diferencia de los simios.

Pero, cada parte del cerebro está a cargo de diferentes procesos mentales:

Por un lado tenemos el hemisferio izquierdo del cerebro, también llamado hemisferio racional, de acuerdo a las clases de funciones que priman en este. La mayoría de los procesos mentales que nos catalogan como animales racionales y evolucionados se presentan en este hemisferio. Todo aquello relacionado con el lenguaje, como pueden ser la lectura, la escritura y el habla, es predominante en las diferentes áreas del hemisferio izquierdo. Del mismo modo, procesos complejos como la realización de operaciones aritméticas y el cálculo matemático rigen también en este hemisferio.

Por otro lado encontramos el hemisferio derecho del cerebro, relacionado con las funciones intuitivas que por lo general no acarrean un nivel de complejidad tan elevado como aquellas que se presentan en el hemisferio izquierdo. La imaginación y la creatividad en sentido genérico son funciones primordiales de este hemisferio. Del mismo modo se dan aquí el reconocimiento de configuraciones, la construcción espacial y la identificación facial.

Como se ve, y a diferencia de lo que se pensó en un principio, lejos de ser tonta, la mitad derecha del cerebro es simplemente muda e iletrada. En realidad, percibe, siente y piensa a su manera, que en algunos casos puede ser superior a la del hemisferio izquierdo. El único problema es comunicarse con ella en forma no verbal.

El cerebro reptil:

El cerebro humano está formado por varias zonas diferentes que evolucionaron en distintas épocas. Cuando en el cerebro de nuestros antepasados crecía una nueva zona, generalmente la naturaleza no desechaba las antiguas; en vez de ello, las retenía, formándose la sección más reciente encima de ellas.

Esas primitivas partes del cerebro humano siguen operando en concordancia con un estereotipado e instintivo conjunto de "programas" que proceden tanto de los mamíferos como, más atrás aún en el tiempo, de los toscos reptiles que dieron origen a los mamíferos.

La parte más primitiva de nuestro cerebro, el llamado "cerebro reptil", se encarga de los instintos básicos de la supervivencia tales como el deseo sexual, la búsqueda de comida y las respuestas agresivas tipo pelea-o-huye...

Sin embargo, muchos experimentos han demostrado que gran parte del comportamiento humano se origina en zonas profundamente enterradas del cerebro, las mismas que en un tiempo dirigieron los actos vitales de nuestros antepasados.

Aún tenemos en nuestras cabezas estructuras cerebrales muy parecidas a las del caballo y el cocodrilo, tal y como afirma el neurofisiólogo Paul MacLean, del Instituto Nacional de Salud Mental de los EE.UU.

Nuestro cerebro primitivo de reptil, aún dirige parte de nuestros mecanismos para cortejar, casarnos, buscar hogar y seleccionar dirigentes, además, es responsable de muchos de nuestros ritos y costumbres.

En el cerebro reptiliano se procesan las experiencias primarias, no verbales, de aceptación o rechazo. Aquí se organizan y procesan las funciones que tienen que ver con el hacer y el actuar, lo cual incluye: las rutinas, los hábitos, la territorialidad, el espacio vital, condicionamiento, adicciones, rituales, ritmos, imitaciones, inhibiciones y seguridad. Es el responsable de la conducta automática o programada, tales como las que se refieren a la preservación de la especie y a los cambios fisiológicos necesarios para la sobrevivencia. En síntesis: este cerebro se caracteriza por la acción.

El Sistema Básico o reptiliano controla la respiración, el ritmo cardíaco, la presión sanguínea e incluso colabora en la continua expansión-contracción de nuestros músculos. Este primer cerebro es sobre todo como un guardián de la vida, pues en él están los mayores sentidos de supervivencia y lucha y además por su interrelación con los poros de la piel, los cuales son como una especie de interfase que poseemos con el mundo externo, este primer cerebro es nuestro agente avisador de peligros para el cuerpo en general.

Permite con rapidez la adaptación por medio de respuestas elementales poco complicadas emocional o intelectualmente. Esta conducta no está primariamente basada en consideraciones basadas en las experiencias previas ni en los efectos a medio o largo plazo. Las conductas de las personas calificadas como de psicópatas que carecen de sentimientos de culpa y las de los paranoicos se ajustan a este patrón de conducta. En la psicopatía se juega el papel de depredador y en la paranoia el de presa.

Por decirlo de alguna forma rápida, este primer cerebro es una herencia de los períodos cavernarios donde la supervivencia era lo esencial.

Ahora os dejo una entrevista realizada a David Icke, en el que nos habla del cerebro reptil y de cómo influye en nuestro ser… está programado para la supervivencia … y eso implica ... comportamientos insensibles, falta de empatía, miedos ... Supongo que al igual que yo, tú también conoces personas así ... personas que apenas gesticulan, que no expresan emociones de ningún tipo, que son frías y calculadoras ...

¿Acaso el cerebro reptiliano es una parte más de la manipulación genética que se realizó en nuestro ordenador biológico? … El que utilizamos para experimentar en el juego virtual de la tercera dimensión … es decir, ¿ nos dificultaron el juego de tercera dimensión, y al igual que el FBI dejó una puerta abierta en el sistema operativo windows del illuminati Bill Gates, los “dioses creadores” dejaron una puerta abierta en el ser humano para facilitar nuestra manipulación e incluso permitir y facilitar lo que hacía el agente Smith en Matrix con las personas en estados de vibración bajos …poseerlos … o utilizar de forma temporal el vehículo u ordenador biológico para interactuar en la tercera dimensión a su antojo … ?

Si somos conscientes que todas esas emociones del cerebro reptiliano pertenecen al ego, y no a nuestro ser infinito, no podrán ni manipularnos ni controlarnos

viernes, 28 de junio de 2013




miércoles, 26 de junio de 2013



Cuando era un niño tenía pavor de la oscuridad. Todavía lo hago, pero cuando tenía más o menos seis años no podía pasar una noche entera sin llorar para que alguno de mis padres buscara debajo de mi cama o en mi armario a cual fuera el monstruo que pudiera estar esperando para comerme. Incluso con una luz de noche todavía veía figuras oscuras moviéndose en las esquinas de mi habitación, o caras extrañas mirándome desde la ventana. Mis padres hacían lo que podían para consolarme, diciéndome que era sólo una pesadilla o una ilusión óptica provocada por la luz, pero en mi joven mente estaba seguro de que al momento que cayera dormido, las cosas malas me iban a atrapar. La mayoría del tiempo me escondía debajo de las frazadas hasta estar lo suficientemente cansado como para dejar de preocuparme, pero de vez en cuando sentía tanto pánico que corría al cuarto de mis padres, despertando a mi hermano y hermana en el proceso. Después de un calvario como ése, no habría manera de que alguien tuviera una buena noche de sueño.
Eventualmente, tras una noche particularmente traumatizante, mis padres se hartaron. Por desgracia para ellos, entendían bien la inutilidad de discutir con un niño de seis años, y sabían que no podrían convencerme de dejar a un lado mis miedos a través de la lógica y la razón. Tenían que ser ingeniosos.
Fue idea de mi madre confeccionar a mi pequeño amigo para la hora de dormir.
Juntó muchos pedazos de tela surtidos con su máquina de coser y creó a quien yo más tarde llamaría «Sr. Ickbarr Bigelsteine», o «Ick» para abreviar. Ick era lo que mi madre llamaba «un monstruo de medias». Estaba diseñado para protegerme mientras dormía por la noche, asustando a todos los demás monstruos. Ickbarr tenía un aire a un Frankestein en versión gremlin, con ojos grandes y blancos hechos de botón y orejas de gato caídas. Sus pequeños brazos y piernas estaban hechos con un par de medias rayadas en blanco y negro que pertenecían a mi hermana, y la mitad verde de su cara estaba hecha de una de las medias altas de fútbol de mi hermano. Su cabeza podría ser descrita como bulbosa, y por boca mi mamá le había cosido un pedazo de tela blanca, y bordado en forma de zig-zag una amplia sonrisa de dientes afilados. Lo amé desde el primer momento.
De ahí en adelante, Ick nunca se separaba de mi lado. Así que cada noche a la hora de dormir, me diría dónde se escondían los monstruos y yo lo colocaba en el área de mi cuarto más cercana a lo macabro. Si había algo en el armario, Ick bloqueaba la puerta. Si había una extraña criatura rasguñando la ventana, apoyaba a Ick contra el vidrio. Si había una gran bestia peluda bajo mi cama, bajo la cama lo ponía. Algunas veces, los monstruos se escondían en mis sueños, e Ickbarr tenía que venir conmigo a mis pesadillas. Era divertido traerlo a mi mundo de ensueño, ya que juntos pasábamos horas combatiendo demonios y fantasmas. La mejor parte era, que en mis sueños, Ick podía realmente hablarme. —¿Cuánto me amas? —me preguntaba.
—Más que a nada en el mundo —siempre le decía.
Una noche, en un sueño, después de perder mi primer diente, Ick me pidió un favor.
—¿Me puedes dar tu diente?
Le pregunté por qué.
—Para ayudarme a matar a las cosas malas —me dijo.
A la mañana siguiente mi madre me preguntó dónde estaba mi diente cuando bajé a desayunar. Por lo que me dijo, el «hada de los dientes» no lo había encontrado bajo mi almohada. Cuando le dije que se lo di a Ickbarr ella solamente se encogió de hombros y se regresó a alimentar a mi hermana pequeña. Desde ese momento, cada vez que perdía un diente se lo daba a Ick. Siempre me agradecía y, por supuesto, me decía que me amaba. Con el pasar del tiempo, sin embargo, me quedé sin dientes de leche, y ya me estaba poniendo un poco viejo para seguir jugando con muñecos. Así que Ick sólo se sentaba ahí, en mi estantería, acumulando polvo y ausentándose lentamente de mi atención.
Pero las pesadillas se volvieron peores. Tanto que empezaron a seguirme mientras estaba despierto, atemorizándome en cada rincón oscuro o arbusto que se movía. Luego de una noche particularmente mala volviendo de la casa de un amigo en bicicleta, y en la que podría haber jurado que una jauría de perros rabiosos me estaba persiguiendo, llegué a casa para encontrar que alguien me esperaba en mi habitación. En mi cama, de pie y completamente erguido ante la luz de la luna, estaba Ickbarr. Al principio pensé que mis ojos estaban jugándome bromas de nuevo, como lo habían estado haciendo toda la tarde, así que traté de prender y apagar las luces. Lo hice de nuevo, con ningún cambio. Me estaba empezando a poner nervioso.
Comencé a retroceder hacia la puerta, sin quitar mis ojos de la silueta de Ick; mi mano estirada incómodamente, buscando el picaporte. Estaba a punto de irme a la mierda de ahí cuando escuché que la puerta era azotada contra su marco, dejándome encerrado en la oscuridad. En nada más que sombras y silencio.
Hasta que escuché una voz familiar y estridente. —Dejaste de alimentarme; ¿por qué debería protegerte?
—¿Protegerme de qué?
—Déjame mostrarte.
Pestañeé una vez y todo cambió. Ya no estaba en mi habitación, estaba en… otro lugar. Una especie de bosque, un lugar horrible, de pesadillas, donde partes de fetos abortados colgaban del follaje, y el suelo estaba infestado con insectos carnívoros. Una niebla espesa inundaba el aire con un olor a carne podrida, mientras luces de un verde amarillento parpadeaban en el cielo oscuro. Mi cabeza empezó a palpitar como si estuviera a punto de explotar, porque en mi mente, escuchaba la voz de nuevo.
—Esto es lo que tu realidad será sin mí.
Sentí unas pisadas que hacían temblar la tierra, aproximándose rápidamente.
—Soy el único que puede pararlo.
Estaba detrás de mí ahora, enorme y enojado.
—Dame lo que necesito, y lo haré.
Me desperté antes de poder darme vuelta.
Al día siguiente revisé el armario de mis padres buscando los dientes de leche de mi hermano, y se los di todos a Ickbarr. Casi inmediatamente después de ello las pesadillas terminaron, y estaba relativamente en condiciones de seguir con mi vida normal.
De vez en cuando, me metía en la habitación de mi hermana y robaba lo que estaba destinado al hada de los dientes, o estrangulaba a uno de los gatos de la vecina para quitarle sus pequeños incisivos. Cualquier cosa para alejar las visiones. También comencé a notar que Ick se movía en mi cuarto cada vez que yo me iba, reordenando mis cosas y adicionando más cortinas. Se veía más vivo, de alguna forma. En la luz correcta sus dientes podían verse brillando y se sentía tibio al tacto. Por más que esto me asustara, no podía juntar el valor necesario para destruirlo, sabiendo perfectamente a dónde eso me llevaría. Así que continué recolectando dientes para Ick a lo largo de la secundaria y la universidad. Mientras más crecía, a más cosas aprendía a tenerle miedo y más dientes necesitaba Ick para mantenerme a salvo.
Ahora tengo 22 años, un trabajo decente, mi propio apartamento, y una colección de dentaduras. Ha pasado casi un mes desde la última vez que Ick comió y las pesadillas están empezando a acorralarme de nuevo. Tomé un desvío a través de un estacionamiento después del trabajo esta noche. Encontré a un hombre forzando la cerradura de su auto. Sus dientes estaban manchados de amarillo gracias a una vida de tabaco y café, y aun así, tuve que usar el martillo para extraer los molares. Cuando regresé a mi departamento él me estaba esperando. En el techo, en un extremo. Dos ojos blancos y una boca de navajas.
—¿Cuánto me amas? —me pregunta.
—Más que a nada —le contesto, sacándome mi abrigo—. Más que a nada en el mundo.




Sé que es difícil creer en algo cuando no se tienen pruebas, sobre todo si se trata de un asunto en el que los hechos parecen fragmentos de una historia de terror. Sin embargo, debo compartir esto con el mundo; todos deben conocer los peligros que acechan a los cibernautas curiosos y ávidos de nuevas experiencias, todos deben saber las consecuencias de tomar una decisión sin reflexionarla. Hago esto con la finalidad de prevenirlos.
Soy una personas cuya vida ha estado plagada de vicios. Siendo relativamente joven, puedo jactarme de haber probado casi todo, desde alcohol y drogas hasta extrañas prácticas sexuales y experiencias «extracorporales». Pero llega un momento en el que termina el encanto, la novedad de lo desconocido, y por tanto pierde su efecto. Arribar a la cumbre del vicio y darte cuenta de que, aun mezclando sustancias, no existe más que una efímera sensación cuya experimentación se vuelve una aburrida rutina, es lo más decepcionante del mundo. Ahora creo que es mejor quedarse en los límites de lo conocido y no ahondar en cosas que podrían destruir la mente.
Hace dos o tres años, no recuerdo, comencé con los sonidos binaurales. Primero probé lo básico como el I-Doser, después busqué otros que me brindaran experiencias más «fuertes». Fue así como encontré diversos tipos de frecuencias en la web normal y la profunda, todos con una extensa gama de sensaciones las cuales no tardé en agotar. En sólo unos meses había experimentado en su totalidad las sensaciones que esos audios ofrecían.
Hace unas semanas que revisaba mi correo electrónico, encontré en la bandeja de entrada un mensaje de un tal «James Webber» con el asunto «Nueva dosis que debes escuchar». Creyendo que se trataba de spam, eliminé el mensaje sin verificar su contenido. Repentinamente, ese sujeto «James» me envió un mensaje instantáneo (lo cual me sorprendió, pues no lo tenía como contacto) preguntándome si no tenía curiosidad de probar aquella dosis. En otra ocasión hubiera bloqueado a aquel individuo e ignorado su oferta, pero encontré divertido su intento por venderme algo que no era novedad para mí. Le respondí cuestionándolo acerca de «lo nuevo» del audio, y mencioné que ya había escuchado todo tipo de frecuencias. «No como esto», repuso. Al momento, envió un link que dirigía a un servidor ruso de almacenamientos de archivos: «Te ofrezco una dosis gratis para que lo compruebes».
Pensé en terminar con el asunto. Lo más probable era que el archivo fuera un virus y aquel sujeto alguien que buscaba perjudicarme. Pero, como si hubiera leído mis pensamientos, envió otro mensaje, «Puedes confiar en que todo estará bien. Pertenezco a un colectivo que apenas está comenzando y necesitamos apoyo para seguir. Si no te gusta, no volveremos a molestarte». Dudando y con cautela, hice clic. El archivo para descargar estaba comprimido en formato RAR y su nombre era muy extraño, tenía más de veinte letras y números que parecían haber sido elegidos al azar. O quizás no. Terminó de descargarse en menos de un minuto y lo abrí para comprobar que no corriera peligro. En el archivo comprimido había una carpeta de nombre semejante al anterior, y dentro, un audio titulado «CeaseToExist.mp3» con un .txt que decía «Instrucciones». Descomprimí ambos archivos y leí las instrucciones. Al escucharlo, tenía que estar acostado bocabajo con los ojos vendados, el audio a tope, usar audífonos. Aunque la última indicación me llamó especialmente la atención: «Concentrarse en el audio hasta llegar al borde del sueño. Cuando esté a punto de dormir, cambiar su posición a boca arriba». La nota terminaba ahí. Sin más, decidí hacerlo… No tenía realmente nada que perder. Coloqué la pista en el reproductor e hice todo lo que indicaba la nota. Sin ver su duración, presioné play.
En un inicio la pieza no presentaba nada fuera de lo común; abría con un ruido parecido a la estática de un televisor, típico en la mayoría de los audios de este tipo. Luego de unos momentos, el ruido comenzó a disminuir mientras un débil tañido de campanas se apreciaba al fondo. Aquel sonido aumentó gradualmente, y fue alentándose hasta que se convirtió en una sencilla melodía. Distinguí algunos repiques más graves que otros, y prestando más atención me di cuenta de que eran tres notas musicales, do, re, fa, do, re, fa… Ese simple arreglo parecía un trozo de una melodía de cuna, tan agradable que me abstraje en aquellas y dejé de escuchar el molesto ruido del fondo. Los armoniosos acordes provocaron que comenzara a dormitar y estaba por abandonar mi estado de conciencia cuando el recuerdo de las indicaciones me cruzó la mente como un rayo: tenía que cambiar mi posición. Con pesadez, giré lentamente mi cuerpo, desde el torso hasta los pies, de modo que mi cara quedó frente al cielo. Los sonidos continuaban deleitando mi oído, mi respiración era cada vez más pesada y mi corazón latía con igual lentitud; me encontraba relajado como nunca en mi vida. Después de unos segundos comencé a sentir cómo se iba elevando mi cuerpo. Sentí que flotaba en el espacio… un efecto similar produce la dosis Zero Gravity, pero no en la magnitud en que yo percibí aquella levitación. Dejé que las ondas sonoras continuaran haciendo su trabajo sobre mi cerebro mientras los tañidos comenzaban a perder intensidad. Mi respiración apenas era perceptible, mis terminaciones nerviosas disfrutaban de una suavidad incomparable, parecía que mi cuerpo reposaba en una nube tan tersa como ninguna otra. Mis labios se movieron para formar una sonrisa en señal de alegría por tan apacible ambiente. No quería que todo terminara abruptamente, volver a enfrentarme a una vida tan insulsa y carente de sentido… no quería cambiar el Edén por la abyecta Tierra que no tenía nada más para ofrecerme que decepciones y tristeza. Intenté abrir mis ojos, pero fui incapaz de hacerlo —me encontraba tan extremadamente sosegado que, de no haber sido por aquel débil y mecánico golpeteo que se escuchaba en mi pecho, hubiera asegurado que estaba muerto—. Al igual que mis párpados, el resto de mis miembros continuaban sumergidos en el trance, inertes por voluntad propia, inconexos con mi mente y pensamientos. Aspiré profundamente y, mientras exhalaba el poco aire que hizo su camino a mis pulmones, mis piernas comenzaron a tener pequeños episodios de espasmos musculares. De igual manera los músculos de mis brazos se contrajeron involuntariamente a la vez que la temperatura de mi cuerpo empezó a elevarse; al parecer no todo se trataba de armonía y felicidad. Mi frecuencia cardíaca se aceleraba gradualmente, el zumbido se acrecentaba a cada centímetro que descendía. Al cabo de unos momentos se volvió insoportable para mis tímpanos, tan intenso que aún no entiendo por qué éstos no reventaron al percibirlo. Intenté mover mis miembros: no podía siquiera abrir los párpados. Mi cuerpo se encontraba tenso, inerte, totalmente rígido y con un dolor agudo, sobre todo en las muñecas y tobillos, un malestar parecido al que experimenta una persona que padece artritis.
Quería gritar, pero mis labios no respondían a la orden de mi cerebro ni mi garganta producía sonido alguno, como si mis cuerdas bucales hubieran sido arrancadas de su lugar. Me estaba ahogando por la opresión incesante sobre mis pulmones, me estaba literalmente evaporado debido al infernal calor que abrasaba mi piel, mi corazón latía con tal ímpetu que las palpitaciones parecían auténticos puñetazos, como si mi órgano hubiera intentado quebrar el esternón y las costillas para huir del pandemónium en que se había transformado mi cuerpo. Una lágrima se escapó de uno de mis ojos y resbaló lentamente por mi rostro —mi piel ardía intensamente por donde había pasado, como si hubieran vertido una gota de ácido sobre mi cara—. La presión se extendió por todo mi cuerpo, ahincando en mi cabeza, pues mis párpados comenzaban a abrirse debido a que mis globos oculares estaban a punto de salirse de su órbita.
No podía soportar más, había traspasado los límites de la resistencia humana, había cruzado los extremos del sufrimiento, llegado a un punto en el que no sabía si continuaba vivo o me encontraba agonizando en los confines del Infierno. Lo último que escuché, fue el intento de mis pulmones por introducir aire fresco, esforzándose desesperadamente por conseguir un poco de sustento.
Exploté. O al menos, eso creí cuando recobré conciencia de mi ser. Afortunadamente, todo había cesado. La presión, el ardor, el dolor… todo lo que me había atormentado, se había ido. Sí, todo había desaparecido, inclusive mi cuerpo; no sentía mis piernas ni mis brazos, tampoco mis oídos y ojos. No escuchaba mi respiración ni los latidos de mi corazón, en realidad, no sabía si estaba escuchando, viendo, tocando, oliendo, saboreando o haciendo todo eso al mismo tiempo. Es casi imposible describir lo que pasé… lo que pasé ahí, es muy difícil comprender, incluso para mí, cómo yo era absolutamente nada en el infinito vacío… Como si hubieran encerrado a mi mente en una región sin límites ni extensión. Al principio, lo único que, podría decirse, “percibía” eran unas figuras amorfas las cuales seguían a mis pensamientos. Me concentré en una de ellas, era una especie de círculo deformado. Era gris, un gris tan opaco que no soportaba, así que lo imaginé verde. Y verde fue. Las otras figuras aparecían y desaparecían, dependiendo de la atención que les brindaba. Todo lo que existía y estaba era directamente proporcional a la medida en que yo lo creía; podía creer en un círculo rectangular y ante mí surgía la figura impensable e ilógica, en una gama de colores inconcebibles para la imaginación humana. Tuve más de cinco sentidos, inventé sentidos para percibir mis propias creaciones. Hice todo en un momento, el último momento que recuerdo, pues lo que siguió a ese lapso fue tan extraño que mi mente colapsó en medio de la confusión. En ese fragmento, creí haber conocido la esencia de Dios… Lo que prosiguió a este episodio quedará encerrado en mi memoria hasta el día de mi muerte. Me tomó algo de tiempo y mucho esfuerzo rememorar cómo había vuelto del caos. Recuerdo vagamente el sonido de un golpe, como si algo pesado hubiera caído al suelo, lo cual atrajo mi atención en ese instante. Estaba recobrando consciencia de mis sentidos, recuperando la lucidez que había extraviado. Escuché entonces otro sonido similar al anterior y de la misma manera sobrevinieron más, como si alguien hubiera golpeado un tambor repetidas veces para ayudarme a salir de la locura. El golpeteo fue acelerando de manera paulatina hasta formar una especie de ritmo. Mientras aquella salvación auxiliaba a mis sentidos para encontrar algo de coherencia, un intenso resplandor surgido de la nada irrumpió en el escenario, lacerando mi vista y aclarando mi mente. La luminiscencia aumentó al grado que, instintivamente, los bordes de mis labios se separaron para proferir un grito desde el fondo de mi garganta, debido al ardor que me provoca. Mis ojos comenzaron a distinguir una forma borrosa de color negro, que poco a poco fue transformándose en un objeto concreto: una lámpara de techo. Al momento de reconocer aquella figura mi garganta cesó de gritar y aspiré una bocanada de aire, con tanta desesperación, que parecía haber sido la primera vez que respiraba. Me incorporé violentamente; mi corazón, que me había salvado de la locura, latía con frecuencia excesiva, mi cuerpo estaba empapado en sudor y temblaba incontrolablemente. Cerré mis párpados e intenté regular mi frecuencia cardiaca y respiratoria. Después de unos momentos logré apaciguar un poco a mi corazón y pulmones, abrí los ojos y pude discernir mucho mejor los objetos y colores. Con lentitud, bajé mis pies e intenté pararme pero mis lánguidas piernas fueron incapaces de sostener el resto del cuerpo. Caí de bruces y con mucho dolor me arrastré hasta el baño, y apoyándome en el lavamanos, logré ponerme de pie y me recargué en él para evitar otra caída. Aún estaba temblando y jadeando, tuvieron que pasar varios minutos antes de que pudiera ejercer control sobre mis movimientos y horas para recuperar la calma en totalidad. Cuando recobré fuerza, elevé mi vista al espejo y observé detenidamente mi rostro: en mis facciones aún estaba dibujado un gesto de estupor y desconcierto, mi piel estaba pálida, gruesas gotas de sudor corrían por mis pómulos y frente, las pupilas de mis ojos se encontraban dilatadas. En ese momento supe que nunca volvería a ser el mismo de antes, jamás podría vivir en tranquilidad ni tener un momento de paz por lo que me restara de vida. Estuve contemplando mi cara por un tiempo, hasta que mi cuerpo dejó de tambalearse. Me enjuagué el rostro, salí del baño un poco aturdido y fui directamente a la habitación. Mi laptop, la única testigo de la horrible vivencia que acababa de pasar, se encontraba hibernando.
Dormí poco esa noche, no podía conservar la calma, ni siquiera en mis sueños. Lo primero que hice la mañana siguiente fue abrir la laptop. Verifiqué la duración de la pista en el reproductor de multimedia y gran sorpresa me llevé cuando noté que, lo que me había parecido una eternidad, no duraba más de cinco minutos. Cerré la aplicación y eliminé el archivo de audio. El navegador también se encontraba abierto, maximicé la aplicación y estuve a punto de cerrarla cuando vi una notificación de un mensaje instantáneo de la persona que me había proporcionado el audio, preguntando si había disfrutado la experiencia y si estaba dispuesto a probar la versión completa. Me sorprendí al ver tal invitación; respondí que no estaba interesado, que tenía suficiente para toda una vida con lo que había experimentado. Sin embargo, él continuo insistiendo, por lo que yo, enojado, le escribí: “¡No compraré su maldita mierda!”, a lo que repuso: “No queremos venderte nada. Lo que nos interesa es analizar los efectos, estudiarlos. Si aceptas nuestra invitación, te haremos algunas pruebas inocuas como, por ejemplo, resonancias magnéticas, y a cambio tú podrás experimentar toda una galería de sensaciones y estados que ni siquiera imaginas…”. Tal respuesta me hizo enfadar más, pensé que todo eso era o una muy bien elaborada estrategia de mercadotecnia o un simple troll que estaba jugando conmigo. Decidí continuar la conversación, pues era demasiado orgulloso para permitir que “alguien” me humillara de esa manera. Como respuesta a su oferta, respondí: “¿Me creen estúpido, o qué? Ya dejé en claro que no me interesa en absoluto nada que tenga que ver con esa porquería. Si lo que quieren es vender la maldita cosa, busquen a otro que crea en sus pendejadas”. De lo único que me arrepiento en la vida, es no haber cerrado la ventana en ese momento; sabía que tenía que hacerlo, era en vano discutir con un imbécil que sólo escribía estupideces. No obstante, la curiosidad me incitó a ver su respuesta, mi maldita curiosidad momentánea provocó lo que hasta el día de hoy me causa recurrentes pesadillas. La contestación que recibí por parte del sujeto, me dejó tan atónito, que fui incapaz de responder al momento:
“Te conocemos Joel. Sabemos en donde vives, en donde trabajas, tus hábitos, tu historial médico y antecedentes penales. Sabemos de tus adicciones pasadas, los problemas legales que has tenido por el consumo de drogas, la asombrosa capacidad de tu cuerpo para asimilar las sustancias y no mermarse con el tiempo. Te hemos estado observando; conocemos tu inquietud por intentar algo nuevo, la urgencia que tienes por experimentar sensaciones desconocidas, intensas. Tú eres el individuo que necesitamos, tú puedes ayudarnos a dar un paso significativo en la ciencia. Acepta el trato Joel, no te arrepentirás”… Quedé pasmado por unos instantes y cuando reaccioné, no sabía qué escribir. De alguna manera, quien estaba detrás de la pantalla conocía detalles de mi vida que no había revelado ni a mis amigos más cercanos. Estaba metido en un problema serio, muy serio. Lo único que se me ocurrió fue preguntar quiénes eran. “Nosotros no importamos. Lo trascendental es tu respuesta. En treinta minutos tocarán a tu puerta unas personas y te preguntarán si aceptas o no. Si respondes afirmativamente, te llevarán en una camioneta hasta un apartamento y te darán instrucciones”. Al instante, inquirí con un poco de temor: “¿…y si declino la invitación?”. “No volveremos a contactarte, a menos que sea necesario. Pero deberás tener mucho cuidado con lo que hagas de ahora en adelante, cualquier acción estúpida acarreará una consecuencia. No te arriesgues de esa manera, te conviene aceptar la oferta”.
Envié otro mensaje instantáneo, pero la cuenta aparecía como “desconectada”. Nunca recibí otro mensaje. Me senté en un sillón, con mi cabeza reclinada sobre mis manos. Analicé la situación sin encontrar solución; pensé en llamar a la policía y denunciar el acto, pero lo descarté. Era posible que aquellos sujetos tomaran medidas contra mi intento. Tenía miedo de llamar a alguien para contarle los sucesos, no quería que nadie más estuviera involucrado en el asunto ni mucho menos que, por mi culpa, sufriera algún daño. Todo esto rondaba mis pensamientos hasta que un golpeteo en la puerta principal me interrumpió. Fui a la ventana e intenté ver quiénes llamaban a la puerta: había una camioneta negra con vidrios polarizados estacionada frente al jardín, pero ningún pasajero a bordo. Volteé a la derecha y vi a dos hombres vestidos de negro aguardando a que abriera. Con temor, fui hasta la puerta y la abrí lentamente. Efectivamente, había dos sujetos altos y corpulentos, pero además una mujer de mediana estatura entre ellos. Todos llevaban gafas oscuras y vestidura negra. Pregunté con voz entrecortada qué era lo que deseaban, a lo cual la mujer repuso, simplemente: “Sí o no”. Quedé por un instante en shock, no entendía por qué no me llevaban a la fuerza en lugar de preguntarme si deseaba formar parte de aquello. Entonces supe que, para que el asunto funcionara, debía ser por voluntad propia; sin embargo, lo último que deseaba era volver a pasar por todo ese infierno, mucho menos uno con mayor duración, por lo que respondí con firmeza: “No”. Al momento, la mujer y el hombre a su derecha dieron media vuelta y, sin decir palabra, regresaron a la camioneta. El otro individuo me sostuvo con firmeza del cuello, casi asfixiándome y me susurró al oído: “Jamás tuviste una conversación en la que te ofrecieron la prueba, ni tampoco la conoces. Tú no sabes nada de nosotros, ni siquiera existimos. Cualquier acción que pretendas en contra de nosotros es inútil, cualquier intención por informar o probar tu historia será frustrada y traerá una consecuencia. Sabemos todo de ti y podemos hacer lo que nos plazca. Además, existen algunas sustancias que, para funcionar en el sistema de una persona, no se requiere de su voluntad… Quedas advertido”. Me soltó y siguió el mismo camino que sus compañeros. Estaba de rodillas en la puerta, recuperándome de aquel casi estrangulamiento, mientras veía desaparecer a la camioneta en los límites de la calle.
Desde entonces, he pasado días y noches sin una pizca de tranquilidad; casi no duermo debido a las pesadillas que atacan a mi subconsciente a cada momento. He perdido el apetito, me he aislado completamente del mundo por temor a que esos bastardos lastimen a quienes conozco. Los medicamentos son infructuosos; el daño ocasionado a mi mente es incurable e irreversible. Algo se quebró ahí adentro, algo que ninguna terapia, ningún remedio ni médico podrá arreglar. Ir a la policía sería igual de vano que ir con un psiquiatra. He perdido mi salud, mi trabajo, mis amigos, mi vida… he perdido todo por un maldito lapso de cinco minutos, por una decisión mal tomada. Cuando revisé la papelera de reciclaje, encontré el archivo MP3 intacto —la nota, por el otro lado, había desaparecido, como si alguien hubiera hackeado mi laptop—. Supongo que lo dejaron para que recordara mi desgracia, para que supiera que ya no había lugar en el mundo para mí si no era con ellos.
Me observan a cada momento, saben a dónde voy y lo que hago. Incluso siento que, en cierta manera, controlan mis acciones. Aun escondido aquí, saben que estoy escribiendo esto, pero, ¿por qué lo permiten, si es un hecho que voy a hacer todo lo posible para que esto salga a la luz?… Quizá, al estar internet lleno de historias extraordinarias y sobrenaturales, piensan que ésta pasará a ser otra narración falsa, una leyenda sin bases para comprobar su veracidad, una historia más. O tal vez ellos buscan que la historia se difunda, que recorra cada sitio en internet y se popularice, así podrán conseguir personas que estén dispuestas a entregar su cerebro para quien sabe qué fines. Oh Dios, ¿qué he hecho? Cuando lean mi experiencia, la gente creerá que lo que experimenté fue algo divertido, cuando en realidad fue todo lo contrario. ¡Ellos lo saben! Saben que, sobre todo los jóvenes, se sentirán atraídos por las sensaciones que describí, saben que no podrán resistirse a probar algo que les causará efectos mucho más intensos que las drogas convencionales. ¡Ellos tenían planeado que yo escribiera esto! Ya no me queda suficiente tiempo para corregir el daño, lo único que puedo hacer es advertirles: NUNCA descarguen de internet CeasetoExist.mp3, ni en ningún otro formato, aunque creo que será algo difícil encontrarlo. NUNCA prueben dosis de dudosa procedencia, pero más que nada, JAMAS acept
(El texto de bloc de notas termina aquí).
NOTA: el anterior texto me fue facilitado por una persona allegada a mí, cuya identidad no puedo revelar por cuestiones de seguridad. Este individuo asevera ser pariente del protagonista de la historia, quien vive en Estados Unidos y le mandó por correo electrónico su experiencia (originalmente escrita en inglés) junto con un archivo de audio que aparentemente, es la pieza que se menciona en la historia. Yo no traduje la historia, ya que quien me la envió se había encargado de hacerlo, sino que corregí algunas cuestiones ortográficas, gramaticales, de sintaxis y modifiqué algunas palabras para hacer más apacible la lectura.
No poseo el texto original ni la pieza de audio, no sé si es un Hoax (aunque lo dudo, puesto a que conozco personalmente a este sujeto) y desconozco si el audio original se encuentra en algún sitio. Tampoco he podido contactar a quien me pasó el texto, así que no sé si la historia (en inglés) fue compartida en otros sitios ni tampoco si el archivo de audio esté disponible para descargar en algún servidor.