sábado, 21 de junio de 2014



“Escribo porque no tengo nada mejor que hacer, porque necesito que sepan la verdad y porque es lo único que él me deja hacer.
Lo que ocurrió es tan bizarro, paranormal e ilógico que no podría imaginar que mucha gente crea lo que estoy por contar. Soy un escritor de una editorial muy exigente, justo había terminado una buen libro de auto superación, pero tenía errores y me habían obligado a corregirlos para entregarlo de nuevo una semana después.
Siempre fui un amante de los animales y no estoy en mi ciudad natal, vine porque en esta ciudad esta el plantel principal de la editorial, solo estoy de viaje y vengo de lejos, no pude traer mis mascotas por lo largo del viaje, estoy en un pequeño departamento sin compañía, iba directo a una tienda de mascotas para conseguir un compañero temporal, y no sentirme solo mientras estaba encerrado arreglando los pequeños errores del libro
Camino hacia el lugar me tope con un gato que no tenía ojos. Extrañamente no me dio miedo, incluso me dio lástima, así que decidí tomarlo. Justo ahora me arrepiento de haberlo hecho.
Lo llevé a revisar a con un veterinario para ver que no tuviera algo grave, solo tenía una pequeña infección en la pierna, pero apenas estaba emergiendo, así que fue fácil erradicarla. En la sala del veterinario era fácil notar que yo era el único al que no le daba asco la situación del gato, nunca le puse nombre, tanto por que no me dio tiempo, como que todavía no me quería encariñar tanto con el.
Una vez en casa lo dejé que jugara libre por el apartamento. A pesar de estar ciego parecía saber exactamente donde estaba y como moverse por el lugar, no me pareció extraño, solo pensaba en lo prepotente que se habría de sentir el pobre animal.
Mientras él jugaba, yo comencé a corregir los primeros errores del libro en mi laptop. Inmediatamente me fui a dormir, todo normal, fue a la mañana siguiente cuando todo comenzó.
Créanme o no, cuando desperté, había frente a mi (yo volteando directamente al techo) un hombre viéndome a los ojos, parado a un lado de mi cama, o eso creía que hacía, pues ese hombre no tenia ojos con que verme, solo veía un par de cuencas vacías. Grité como cualquier persona normal lo haría, estaba paralizado, en eso el hombre se deja caer al piso para andar a cuatro patas, se acurruca en una esquina, saca de su bolsa una libreta con una pluma y comienza a escribir.

Tuve la fuerza de levantar la cabeza, el hombre no reaccionó, poco a poco me levanté, aprovechando lo concentrado que estaba él en su libreta, me acerqué a la puerta y la intenté abrir. Tenía algo abajo que lo atoraba; intenté sacarlo, cada vez con más desesperación y sin ningún efecto positivo. Me acerqué a la ventana, estaba tapizada de mucho papel de libreta, era la base en la que había comenzado a escribir mi libro, apenas pocos rayos de luz entraban, lo suficiente para iluminar la habitación. Intenté quitarlos pero parecían estar perfectamente aferrados a la ventana, la golpeé sin un buen resultado.
Volteé y desde su esquina el hombre me estaba observando fijamente, con la fuerte oscuridad interna de sus ojos. Con mucho miedo y temblando demasiado me esforcé en preguntarle: “¿quien eres?, ¿qué quieres de mi?” recibí un fuerte maúllo a cambio, me hizo pensar un poco y busqué un poco en el cuarto, aun temblando y con su mirada inexistente, fija y penetrante encima de mi. No veía al gato ciego en ningún lado; entonces lo noté: aquello que tanto me observaba era mi gato
Al notar que me había dado cuenta de lo que ocurría, el se me acercó, yo desesperado intentaba alejarme de el en vano, y se arrulló conmigo ronroneando, a estas alturas yo estaba a punto de llorar. Cuando vi que se durmió, intenté pensar alguna solución, en ese momento no pude hacer nada, pues si me movía seguro el se despertaría, sin saber como ni porqué, caí dormido.
Desperté y el estaba de nuevo en su esquina escribiendo en su pequeña libreta, esta vez volteando hacia mi varias veces para luego continuar escribiendo en su libreta, me levanté, esta vez con mas confianza porque noté que él no planeaba hacerme daño. Me dió hambre, entonces volvió el pánico de nuevo, estaba encerrado en mi propia habitación, no podía salir a la cocina, no tenía que comer. Mientras pensaba esto escuché un pequeño crujido, era el estómago del gato: los dos volteamos al mismo punto, su panza, luego él me volteó a ver a mí, sin nada que hacer, y yo con los nervios de punta por su mirada oscura tan penetrante le dije un poco tartamudo: “no puedo salir a la cocina, solo si me dejas salir podremos comer” al oir esto me observó por dos segundos más y volvió a su libreta, pensé y busqué soluciones, no había ninguna, estaba y sigo encerrado aquí, con él.
Solo pude pensar en una cosa, en un solo plan: que me rescataran, en menos de una semana la editorial notaría que no aparecí, intentarían contactarme, no respondería, hablarían a la policía e irrumpirían aquí, si el gato pudo volverse humano, o humanoide, o lo que quiera que sea eso, podrá volver a lo que antes fue, entonces parecerá que simplemente me encerré yo solo aquí, y el gato saldrá inocente y atrapará a alguien más. En este momento comienzo a escribir esto, para que cuando entren aquí y me vean muerto de hambre, lean esto y se encarguen del maldito gato.
Han pasado tres días de lo último que escribí, muero de hambre y parece ser que él también, pero no hace nada, sigue escribiendo, sigue observándome, pareciera que me analiza, soy su experimento, soy su muñeco de prueba, ¿Qué quiere de mi?, ¿por qué hace esto?, ¿no fui al único al que se lo ha hecho?, quiero salir de aquí, quiero que ese gato se aleje de mi, no le puedo hacer nada, no cambiaría nada, seguiré atrapado aquí si lo mato, debo seguir su juego, terminar su prueba, quizás así me deje salir, quizás así quede en libertad, solo debo esperar, dejarlo a él terminar, no preocuparme y seguir tranquilo, estoy al borde de la locura, ayuda por favor, AYUDA, AYÚDENME, NO QUIERO SEGUIR AQUÍ, AYUDA!”
Texto encontrado junto a un cuerpo dentro del departamento, el cuerpo se encontró en la cama, sobre él un gato negro y sin ojos. Al cuerpo le faltaban partes de su piel, debajo de las manos habían restos de carne, y lo más espeluznante, parecía que alguien le había arrancado los ojos. Los policías antes de leer esto creían que el estrés había llevado al escritor al borde de la locura, para encerrarse el solo y alimentar a su gato y el mismo con su propia carne, el diario encontrado a un lado del cadáver dio a entender otra cosa. En cuanto los policías entraron al cuarto el gato volteó y los miró con la profunda oscuridad de sus cuencas vacías. Miró fijo a uno de los policías ahí presentes y extrañamente ese fue el único al que el pánico no poseyó, tomó al gato entre sus brazos mientras registraban el lugar. Al irse todos, y antes de que alguien pudiera leer el diario, ese policía se fue directo a su casa con el felino. Desde hace 4 días no se tienen noticias de él ni de su familia.”

domingo, 15 de junio de 2014



"B.O.B."
Este creepypasta data de hace un par de años en /x/, y narra el encuentro de un joven en Nueva Jersey con una extraña entidad que ha sido nombrada por el internet como "B.O.B.", Bestia Obscena Brutal. (Brutal Obscene Beast).

"Hola chicos, normalmente no me pasa ningún tipo de mierda espeluznante a pesar de vivir en el extraño NJ. Aunque supongo que ya no puedo decir eso, considerando que acabo de tener la peor semana de mi vida. Y de cierta forma, yo ocasioné que me pasara todo esto... pero me estoy adelantando. Como he lurkeado por /x/ durante mucho tiempo, creo que es justo que les diga qué pasó:
Hace una semana fue mi cumpleaños, acabo de cumplir 18 y decidí que quería joder un rato y buscar fantasmas. (Habría salido con mis amigos, pero no estaba con ánimos de hacer un mal tercio). Si tan solo hubiera decidido hacerlo...
En lugar de ello, metí mi teléfono y una linterna en los bolsillos de mi sudadera, y me escabullí por mi puerta trasera. No esperaba encontrar algo, o habría llevado un arma conmigo. Supongo que es tonto pensar en ello de forma retrospectiva. Recuerdo haber visto el reloj, eran cerca de las once o doce de la noche cuando me fui. Estaba muy pinche oscuro porque era luna nueva y me di cuenta de que si iba a ver algo genial, era este momento.
Ahora, no estaba vagabundeando por el bosque solo porque sí. Hay un cementerio a diez minutos de mi casa que ha estado ahí desde hace unos cientos de años. También es un lugar donde se practica el "entierro verde", que consiste en poner el cuerpo en un ataúd biodegradable y lanzarlo a la tierra.
Bueno, mi tío es dueño del terreno en donde se construyó el cementerio, y siendo el bastardo avaro que es, la mayoría de los cuerpos enterrados ahí acaban tirados de esa forma. Pensé que a lo mejor debía haber un tipo de fantasma enojadpo por estar descansando en esa mierda de lugar; y quizás debe estar merodeando por el cementerio durante la noche. Supongo que estaba pensando que podría decirle donde vivía mi tío y hacer que lo asustara, nada más por joder. Sé que a lo mejor no sirve de esa forma, pero de todos modos estaba pensando en encontrar algo.
Al final llegué ahí y estaba a punto de entrar por la puerta del cementerio cuando ví un humanoide gris. Una cosa en un camino escénico junto al cementerio (sí, no miento... mi tío creyó que era buena idea hacer un camino escénico junto al cementerio). Estaba nervioso porque no se me ocurría nadie más aparte de mí que pudiese estar lo suficientemente loco para estar ahí de noche. Ni siquiera había autos cerca, así que quien hubiese sido ese cabrón; caminó hasta ahí como yo. Le grité pensando que era algún drogadicto fumando hierba o algún otro intento de cazafantasma.
Pero no respondió nada, y lo único que escuché como respuesta fue una tos enfermiza.
Pensé que la persona necesitaba ayuda y estaba ahí, jadeando por aire tras correr de algo; así que tomé aire y comencé a andar rumbo al camino. Saqué mi linterna para iluminarlo, solo para detenerme en seco; porque lo que fuese esta cosa, no tenía brazos o ropa alguna.
Prácticamente fue un momento NOPE y salí de ahí, corriendo todo el camino de regreso a mi casa; y cerré con llave todas las puertas.
Mi mamá estaba furiosa porque me escapé, y pensó que estaba drogado cuando le conté sobre la cosa desnuda y sin brazos que acechaba en el cementerio. No la culpo, pero de verdad deseo que me hubiera creído o siquiera animado para llevarme uno de los cuchillos de Rambo que colecciona. Estaba aterrorizado, porque pensé que ese fenómeno seguro sabía donde vivía; pues no soy un corredor rápido. Luego lo pensé mejor, pues no vi a ese hijo de puta corriendo tras de mí o siquiera escuché esa horrible tos; así que decidí no preocuparme y al fin pude dormir en paz unos días después.

Luego lo vi de nuevo.
Tenía la puerta del frente abierta, así que mi perrap odía salir y entrar a gusto. Su nombre es Piggy, y es una perra entrenada para salir cuando necesita ir al baño. Los perros siempre tienen un lugar en específico donde les gusta cagar, y su lugar era en medio del prado frente a mi casa. Piggy salió y un minuto después la escuché ladrar. Me confundí, porque normalmente no lada; así que debía ser un gato callejero o algo por el estilo, pero de todos modos me pare para ver qué pasaba.
Esa maldita cosa estaba ahí de pie en medio del campo, mirando a mi perro. Tenía una sonrisa de come mierda en su rostro, y los dientecitos que tenía en su boca parecían estar a punto de pudrirse. No tenía nada de cabello, era gris por todos lados y tenía los ojos más rasgados que los de Kim Jong Il.
Comencé a gritar, haciendo el ruido necesario para distraerlo y que no se comiera a Piggy, y sus ojos se dirigieron hacia mí. Nos miramos por lo que parecían horas, pero estoy seguro que fueron solo minutos. Luego dejó de verme, y no les miento; comenzó a orinar a mi perra. Su orina no era amarilla; si no de un desagradable verde chícharo, y cubrió el pelo de mi perro con esa cosa viscosa y moquienta. Tenía un olor ácido, similar al del azufre. No tengo idea de qué era, pero cayó sobre mi perra y de ninguna forma eso podía ser algo bueno.
Tomé un cuchillo de cocina y corrí hacia el pendejo, que dejó de orinar y se fue corriendo y tosiendo. Podía haberlo perseguido, pero estaba agradecido de que no se hubiera comido a mi perra; aunque tampoco me agradó para nada que la orinara. Me puse unos guantes de plástico y la lavé con shampoo para perro. A Piggy no le gustan los baños, pero estoy seguro de que estaba feliz de que le quitaran esa mierda de encima.
Fui a dormir un par de horas más tarde; no sin antes cerrar las puertas con llabe.
Comencé a gritar, haciendo todo tipo de ruido necesario para distraerlo de comerse a mi amada Piggy (que estaba estática) y sus ojos se dirigieron hacia mí. Nos miramos por lo que parecieron ser horas, pero estoy seguro que fueron solo minutos. Luego dejó de verme y, no les miento; comenzó a orinar a mi perra. Su orina no era amarilla; si no de un desagradable verde chícharo que cubrió el pelo de mi perro con algo viscoso y moquiento. Tenía un horror ácido, similar al del azufre. No tengo idea de lo que era, pero cayó sobre mi perra y de ninguna forma podía haber sido una buena cosa.
Tomé un cuchillo de cocina y comencé a correr hacia el pendejo cuando dejó de orinar y se fue corriendo y tosiendo. Podría haberlo perseguido, pero solo estaba agradecido de que no se hubiera comido a mi perro; aunque tampoco me gustó para nada que la orinara.
Me puse unos guantes de plástico y usé shampoo de perro para lavarla. A Piggy normalmente no le gustan los baños, pero estoy seguro de que estaba feliz de que le quitaran esa mierda de encima. Fui a dormir unas horas después, pero no sin antes cerrar todas las puertas. No iba a tomar más riesgos con este pendejo. Esa noche no supe qué hacer con el, así que mejor decidí dormirme.
Ahora, Piggy duerme normalmente conmigo; pero esa noche nunca sentí que se trepara y por un momento que desperté en la noche, la perra estaba mirando hacia la distancia. Me desperté y mi mamá estaba llorando, diciéndome que Piggy tenía algo malo. Estaba jadeando e instantáneamente recordé a ese hijo de puta sin brazos orinándola el otro día. Pero lo saqué de mi memoria y fui rápidamente a atender a mi perra.
Recuerdo que tenía una mirada triste y no quería tomar agua o comer. Estaba asustado, así que conduje rápido al veterinario; que a su vez me dijo que había que internarla. Al parecer había agarrado una neumonía canina en medio del verano.
Luego de $1,100 en gastos del veterinario, llevé a Piggy conmigo a casa al otro día, en una terrible tormenta eléctrica. Iba a estacionar el auto frente a mi casa, ¿y qué creen? Ese bastardo estaba de pie en el campo. Me miraba como un ciervo frente a las luces, y supe que esa era mi oportunidad. No iba a cagarla. Aceleré hacia él y vi como sus ojos se abrieron hasta volverse círculos.
Lo siguiente que supe, saltó sobre mi carro, luego otra vez y corrió a toda velocidad hacia los pinches bosques. Fallé. La única oportunidad que tuve de matarlo, y fallé. Los días anteriores no había dormido, y todo lo que podía hacer era pensar en esta jodida criatura. Nunca había oído de algo similar, y no era tan tonto como se veía. Solo sé que está planeando hacer algo, y estoy aterrorizado por lo que este hijo de puta pueda hacerme a mí o a mi familia.
No sé qué hacer, /x/. Apenas he dormido 10 horas en toda la semana y sé que no voy a poder continuar así. Estoy asustado de cerrar mis jojos, aterrorizado de que en cuanto lo haga, el cabrón volverá y estará en mi habitación; haciendo Dios quien sabe qué. ¿Alguien tiene una experiencia similar con una criatura así?
No puedo permanecer despierto por siempre.